Todo comenzó cuando una amiga le traspasó un pequeño local de mezcales y comida en el Zócalo de Oaxaca. Poco le duró el gusto a Coca Zárate porque las constantes manifestaciones y bloqueos la obligaron a cerrar.
Pero no se rindió y buscó otro lugar a las afueras del centro de Oaxaca. A unas cuadras del templo de Santo Domingo abrió La Mezcalerita, una especie de museo vivo del mezcal, en el que ella ofrece a sus clientes una diversidad de agaves que va descubriendo en sus viajes por las diversas regiones de Oaxaca, investigando y comprando de forma directa a pequeños productores.
Su personalidad emprendedora la llevó después a meterse al mundo de la cerveza artesanal, donde se metió a muchos cursos, acudió a ferias y aprendió de grandes productores locales y mundiales.
Al final, despúes de crear una especie de laboratorio casero y experimentar por más de un año, fundó su propia marca de cerveza artesanal, Ingrata, innovando con ingredientes y sabores, al grado de ganar medallas en premios nacionales, compitiendo contra marcas profesionales.
Por ahora, ya abrió un segundo local, Mezcalina, con un concepto más sofísticado, donde ofrece cocteles a base de mezcal y hace fusión con comida oaxaqueña contemporánea. Incluso, en plena pandemia, está por abrir un tercer restaurante.
Para ella aprender e investigar antes de emprender es primordial. “En cualquier cosa que hagamos tenemos que agregar esta parte académica y saber, conocer, aprender para lo que tengas que decir frente a una barra o una cámara sea algo verídico, de calidad y sustentado.” Y agrega: “Soy de la idea de que si lo puedes pensar, lo puedes hacer.”