El sargazo vuelve a amenazar al Caribe mexicano. A medio año de que el alga marina invadiera las playas de Chetumal, Tulum y Cancún, científicos piden al sector privado y al gobierno mexicano que se organicen para buscar una solución.
Brigitta Ine van Tussenbroek, investigadora de la Unidad Académica Sistemas Arrecifales Puerto Morelos de la UNAM, considera que hay una desvinculación entre el sector privado y los diferentes niveles de gobierno para atender las consecuencias que el sargazo puede ocasionar.
También dijo que no existe un órgano coordinador que integre y oriente los esfuerzos que se realizan para dar una solución al problema. “Mi sugerencia es establecer un organismo coordinador estatal o nacional, dedicado especialmente a la mitigación efectiva”, indica la científica.
La Universidad de Florida, en Estados Unidos, pronosticó que para este 2019 la llegada de sargazo al Caribe mexicano será masiva, perjudicando al ecosistema y a la industria turística.
“No tenemos idea de la capacidad de resiliencia del entorno ante este evento, ya se ha recibido mucha materia orgánica sin precedentes; la biogeoquímica de los sistemas está cambiando por completo”, declara la investigadora.
Por su parte, sus colegas de la Academia Mexicana de Ciencias coincidieron en que el gobierno debe dejarse ver en este problema ecológico, invirtiendo en investigaciones científicas básicas, aplicadas y socioeconómicas para manejar y revertir los efectos adversos del sargazo.
En julio de 2018, la administración de Quintana Roo informó que se obtuvieron más de 62.5 millones de pesos del Gobierno federal, más la aportación del estado, para la atención, contención y disposición final del sargazo.
La Academia Mexicana agregó que existe no sólo lentitud de reacción, sino también confusión organizacional sobre los niveles de responsabilidad y de cómo debe abordarse la situación
Encuentran utilidad al sargazo
Un grupo de 17 científicos del Colegio de Postgraduados (CP) en Puebla, de la Universidad Popular Autónoma del Estado (UPAEP) y del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), investigaron el alga marina con el fin de buscarle un beneficio
“La filosofía de este proyecto es producir alimentos sin destruir el medio ambiente. Se trata de convertir algo que se puede llamar maldición en bendición. De cómo la ciencia se responsabiliza de una problemática que está latente”, dice Alfonso Larqué, coordinador de Agrociencias de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).
Esta idea innovadora se encuentra en desarrollo. Por ello, los científicos destacaron que se trata de un proceso biotecnológico rentable, controlado, intensivo y eficiente en la utilización de agua, y adaptable al cambio climático.