Lo que surgiera de la imaginación del ser humano, un cúmulo de ideas que, al momento de ser planteadas en cuentos y novelas, pudieron verse como una locura o algo inalcanzable, con el paso del tiempo comenzaron a materializarse gracias a los avances tecnológicos y científicos; incluso, algunos logros se han inspirado, de alguna manera, en la ciencia ficción, género narrativo que especula sobre los posibles avances científicos o sociales y el impacto que generan en la sociedad.
La influencia que la ciencia ficción ha tenido en el desarrollo de la tecnología para crear lo inimaginable se puede percibir en cosas tan comunes como el uso de celulares o trabajar y tomar clases en línea, hasta temas más complejos, como los viajes espaciales para habitar nuevos mundos.
Felipe López Veneroni, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, relata que para hablar sobre ciencia ficción o la llamada “literatura de anticipación” se deben recordar a personajes como Leonardo Da Vinci, quien, en el siglo XV, pensaba en la posibilidad de crear helicópteros y submarinos que tardaron casi 300 años en desarrollarse; o bien, al escritor Julio Verne, quien, a finales del siglo XIX, ya hablaba de los viajes al espacio.
El descubrimiento de la electricidad y su aprovechamiento, a mediados del siglo XX, fueron el escenario para la novela Frankenstein, de Mary Shelley. En ella, la energía de un relámpago es la que da vida a este moderno Prometeo, pero prevé la posibilidad de que el ser humano pueda jugar con los códigos genéticos y sea creador de vida.
“Los avances en biotecnología, por ejemplo, moralmente son un poco preocupantes porque plantean la posibilidad de jugar con la genética de tal manera que se pueda crear o clonar seres, ahí está la famosa oveja Dolly. Leí que en China habían hecho un experimento donde estaban haciendo un embrión que tenía parte de genes de simios y de hombre, ese es uno de los problemas del mundo contemporáneo, cada vez nos es más difícil sorprendernos”, argumenta.
Ciencia ficción entre inteligencia artificial
La ciencia ficción también previó la interacción del ser humano con las máquinas inteligentes bajo la premisa de que éstas cada vez se están adentrando en ámbitos que se consideraban exclusivos de los humanos, como las emociones, las relaciones sociales y la toma de decisiones.
Dichos avances saltaron de películas como Metrópolis, Star Wars, Blade Runner, The Terminator, El hombre bicentenario, Robocop, The Matrix o Inteligencia Artificial, al mundo real.
“Un robot es una estructura metálica o electromecánica a la que se le añade un sistema de inteligencia artificial, o sea, el cerebro de una computadora y se programa para que aprenda de sus propios errores; entonces, sí se vuelve una especie de ente pensante, lo difícil es cómo programas un código moral. Actualmente, ya hay algunos antropomorfizados que repiten acciones humanas; en Japón se hizo un experimento con un presentador de noticias digital, no es un robot, sino un programa de computadora donde, literalmente, lo que vemos es una persona que hace gestos y habla”, explica el académico de la UNAM.
También está el caso de la película El Código Enigma, que retoma el momento histórico en que ya se pensaba crear máquinas que imitaran la forma de operar del cerebro humano, pero con una capacidad más rápida y eficiente. En la actualidad, ya es posible ver torneos de ajedrez entre seres humanos y máquinas.
De acuerdo con Felipe López Veneroni, la humanidad tiene que aprender a convivir con la inteligencia artificial, sin embargo, lamenta que se esté creando una dependencia hacia ella, pues provoca que las personas, poco a poco, estén siendo desplazadas para dar paso a programas y algoritmos que sustituyen a los trabajadores y comienzan a tomar decisiones.
Las preguntas son: ¿Podrá el ser humano estar al nivel de la máquina? ¿Qué hará el hombre si la tecnología lo rebaza?
“Todas las tramas de cine donde plantean cómo las computadoras podrán en algún momento determinado hacer a un lado al ser humano o defenderse, como en 2001 Odissea en el espacio, la computadora se da cuenta que la quieren desconectar, hace todo para que no suceda, incluso mata. O fenómenos como el robo de identidad, en la película de La Red, en la cual al personaje Sandra Bullock le cambian toda su identidad, era ficción, pero ya vivimos eso con el uso de las plataformas digitales y redes sociales, se crea un perfil digital”, asevera.
El futuro alcanzó a la humanidad
La actual pandemia ha permitido ver que muchas cosas son posibles, detalles que ocurrían sólo en películas hace 20 años hoy son realidad, como realizar las actividades básicas desde la virtualidad o que un virus brincara del mundo animal a lo humano, amenazando su existencia.
Todo eso antes era algo impensable, pero ahora es real la posibilidad de un virus que diezme a la población del mundo.
“Con el COVID-19 están haciendo muchos experimentos, a los perros ya les pueden inyectar un chip para saber dónde están, no falta mucho para que se pueda hacer eso con los seres humanos. También un gran apagón podría ser terrible para toda la información a nivel mundial, porque cada vez somos más dependientes de la tecnología”, opina Felipe López Veneroni.
El ser humano es capaz de imaginar y crear, con todo lo bueno y malo que eso conlleva, cuando Einstein compartió, en 1905, la Teoría de la Relatividad, no lo hizo en función de hacer una bomba atómica, sino para dar respuesta a una serie de inquietudes en el campo de la Física; sin embargo, años después se estalló un dispositivo nuclear que recogió parte de estos postulados.
El académico recuerda el libro El mundo y sus demonios, de Carl Sagan, el cual dice que “la ciencia y la tecnología han avanzado exponencialmente, pero, cada vez, es menor el número de gente que la entiende”; por lo que, considera, la sociedad requeriría tener una formación científica y tecnológica mucho más amplia y no valerse de pseudociencias y posverdades.
“La ciencia ficción es muy útil para advertirnos y señalar los riesgos y posibilidades, pero como decían los griegos, somos animales políticos y la política tiene la obligación de reconocer los límites, hasta dónde podemos y debemos hacer cosas que realmente procuren el bienestar y no el daño del prójimo”, concluye Felipe López Veneroni.
Hacia el futuro
Miguel Alcubierre Moya, director del Instituto de Ciencias Nucleares, propuso cuando estudió su doctorado que si se lograra aprovechar la cobertura tiempo-espacio se podría, teóricamente, viajar más rápido que la luz, incluso, científicos al estudiar la “Métrica de Alcubierre” predicen que es posible viajar, pero hacía el futuro.