Ha pasado poco más de una semana desde que Sony Pictures Entertainment fue blanco del que hoy se considera el ataque cibernético más grave de la historia contra una compañía estadounidense.
No solo se filtraron cinco películas, de las cuales al menos cuatro no han sido estrenadas, y se quedaron en estado inservible las computadoras de algunos empleados de la división del cine del gigante tecnológico japonés –lo que llevó al mismo a apagar su sistema de cómputo interno– que hoy investiga el caso junto con el FBI de Estados Unidos, sino que también se ha comprometido información confidencial sensible de la compañía.
Entre las películas difundidas está la reedición del musical de 1982 “Annie”, protagonizada por Jamie Foxx, y cuyo lanzamiento está programado para el próximo 19 de diciembre.
Contraseñas, presupuestos de futuras películas, información médica del personal, el número del Seguro Social de más de 3 mil 800 empleados y hasta una hoja de cálculo que incluye los salarios multimillonarios de los altos ejecutivos fueron publicados en línea, reportó el sitio Deadline.com, con información de la red de cable estadounidense Fusion.net, de ABC y Univisión.
El material incluso contiene información de los empleados que fueron despedidos en 2014 como parte de la “reorganización de la compañía, junto con las razones de su despido”, así como estimaciones de Sony Pictures sobre lo que tendría que pagar para finiquitar el empleo de cada persona, incluyendo la indemnización por despido y los costos de reubicación, entre otros datos, informó Fusion.net.
Y hasta una gráfica en la que se compara la paga de Sony con la de otros estudios rivales.
Las especulaciones respecto al culpable de los ataques han girado en torno al gobierno de Corea del Norte, pues coinciden con el próximo lanzamiento de la película “The Interview” –que no fue filtrada– de Sony, protagonizada por Seth Rogen y James Franco, y cuya trama tiene que ver con un intento de asesinato del líder norcoreano Kim Jong-un.
El embajador de Corea del Norte de la ONU, Ja Nam Song, condenó la película, en una carta dirigida en junio de este año al Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, como “(…) el patrocinio más disimulado de terrorismo, así como un acto de guerra”.
La magnitud del problema llevó a Michael Lynton y Amy Pascal, CEO y copresidente de Sony Pictures, respectivamente, a reconocer que “una gran cantidad de datos confidenciales de Sony Pictures Entertainment ha sido robada por atacantes cibernéticos, incluyendo información personal y documentos de la empresa”, señala el memorándum emitido por los directivos este martes a toda la compañía.
Joe Loomis, director ejecutivo y fundador CyberSponse, dijo a Bloomberg que lo ocurrido es un “nuevo tipo de guerra que ahora está llegando, en la que tienes a un país extranjero atacando a una corporación”.
Pero la industria del cine es la que podría sufrir las mayores consecuencias de esta “guerra”. Un productor anónimo comentó a The Hollywood Reporter que el ataque “está cambiando nuestro negocio. De ahora en adelante, tiempo y dinero serán asignados por los estudios para lidiar con esto de tiempo completo (…)”.