El día de mañana el escritor Roberto Bolaño estaría cumpliendo 67 años de edad si no fuera por su muerte en 2003. Pero a pesar de su fallecimiento y a propósito de su natalicio, hoy se le sigue recordando como uno de los exponentes más prestigiosos de América Latina, especialmente de su natal Chile.
Algunos de los personajes de los libros de Bolaño están basados en personas reales con las que convivió, y los escenarios de sus novelas pertenecen a lugares concretos donde el autor creció, se enamoró y aprendió a contar y escuchar historias.
“Ciertos ambientes específicos, como los del Centro Histórico, pusieron a Bolaño frente a frente con quienes tenían una historia personal que contar, algo que el autor de Los detectives salvajes valoraba incluso más que la capacidad de expresión literaria. Para Bolaño, la Ciudad de México no era una escenografía; se trataba, más bien, de un organismo vivo que nutría su imaginación y lo invitaba a transformarse en uno de sus grandes narradores”, aseguró Leonardo Tarifeño.
Después de su partida, los escritores chilenos que quedaron en el mapa fueron, entre otros, Nicanor Parra, quien falleció en 2018; Germán Marín, quien también murió en 2019; Lina Meruane y Diamela Eltit.
Aunque estos literatos no reemplazaron el papel que Roberto Bolaño, le dejaron a las letras hispanas y a los distintos lectores diversas perspectivas de cómo representar la literatura chilena alrededor del mundo.
Germán Marín, por ejemplo, estuvo catalogado como uno de los mejores escritores chilenos. La obra que lo consagró fue Historia de una absolución familiar, donde cuenta su paso por la Escuela Militar.
Diamela Eltit, autora de 71 años, ha sido una gran representante chilena, al enfatizar e impulsar el talento femenino en las letras. Entre sus novelas destacan Lumpérica, Por la patria y Vaca sagrada.
En la misma línea, los lectores pueden encontrar actualmente a Luna Meruane, escritora con mayor prestigio después de Eltit. Y aunque esta literata ahora radica en Estado Unidos, sigue representando desde Norteamérica el potencial de las mujeres latinas a través de la literatura. Sus últimas obras han causado revuelo en el campo de las letras por enfatizar su deseo de no tener hijos y dialogar con sus raíces.
El escritor y académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, Salvador Mendiola, comparte que en Chile no habrá nadie que pueda reemplazar a Bolaño, que sólo se podría hablar de sus imitadores.
“La literatura chilena es tan grande que Roberto Bolaño queda como una gran isla, es algo así como Cuba o Puerto Rico (…) Él hizo que la nueva escritura tenga que considerarlo y trate de ir más lejos que él en el sentido de tener la tarea de contradecirlo o respetarlo”, menciona.
De acuerdo con el profesor, el reemplazo de Bolaño en su país natal tiene pocas probabilidades de éxito debido a que en Chile la literatura es individualista, es decir, cada quien representa su trabajo. “En Argentina, por ejemplo, pasa lo contrario, es una literatura en grupo o en comunidad”, destaca el académico.
“Años atrás, cuando él estuvo en la Casa del Lago aquí en México, nos tratamos como escritores y tuvimos enfrentamientos brutales, en uno de esos él queda muy radical. Me dijo que los verdaderos escritores sólo escribían poesía y que los entregados a la burguesía escribíamos novelas. Ahora nadie lee sus poemas y ahora todos leen sus novelas”, declara el profesor.
De acuerdo con Tarifeño, Roberto Bolaño fue autor de novelas ambiciosas como Los detectives salvajes y 2666, y fue a partir de Estrella distante que dio un salto de calidad y potencia narrativa que lo distancia de sus primeros títulos.
La pronta desaparición de Roberto Bolaño lo convirtió en leyenda y, a decir de Tarifeño, cuesta saber qué tan justo ha sido ese destino personal, por lo que “más allá del impacto cultural de su figura, ahí están sus libros”.
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