Ni la muerte ha silenciado la voz de “La Chamana” Chavela Vargas. Su dolor, coraje y pasión han vencido al tiempo, a través de sus canciones, que continúan sonando a 10 años de su muerte, y de su ejemplo, porque con fortaleza desafió los estándares e hizo de sueños realidades.
Nació con el nombre de María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano un 17 de abril de 1919 en el barrio San Joaquín de Flores, en Heredia, Costa Rica, pero murió como Chavela Vargas un 5 de agosto de 2012, siendo más mexicana que el tequila.
“Me voy con México en el corazón”, fueron de sus últimas palabras que dijo, de acuerdo con sus familiares, antes de exhalar por última vez a los 93 años en Cuernavaca, Morelos.
“La suerte de Chavela es insospechada, porque muy poca gente sobrevive a la muerte como lo ha hecho ella, 10 años después la recordamos y, creo yo, la sentimos presente, sigue ejerciendo su magisterio”, asegura Pável Granados, director general de la Fonoteca Nacional de México.
María Cortina Icaza, heredera de la obra de Vargas, recuerda que la cantante lanzaba mensajes a la juventud para que rompieran sus temores y se aventaran como ella a la vida. Su andar fue ejemplo de la libertad por la que había luchado desde pequeña.
“He tenido que luchar para ser yo y que se me respete, y llevar ese estigma, para mí, es un orgullo. Llevar el nombre de lesbiana. No voy presumiendo, no lo voy pregonando, pero no lo niego”, afirmaba la cantante sobre su sexualidad.
Con su voz desgarró el alma de personas tanto en cantinas como en palacios. “Macorina”, “La Llorona”, “Amanecí en tus brazos”, “Ella”, “En el último trago”, “Gracias a la vida”, “No soy de aquí, ni soy de allá”, y “Maringa, son algunos de los éxitos de esta intérprete.
Hizo de las desgracias su canto y de sus soledades amores. Mientras a las rancheras les quitó su lado festivo y las vistió de desolación, ella dejó los vestidos y se puso pantalones de manta, llevando como estandarte su tan emblemático poncho rojo.
Una de sus últimas presentaciones que tuvo en México fue en la sala principal del Palacio de Bellas Artes por el lanzamiento de Luna Grande, donde habló de la muerte y se despidió.
“Así termina una historia que comenzó de la nada. Dame la mano, Llorona, que vengo muy lastimada. Señora, dame la mano, que vengo muy cansada”, expresó en abril de 2012.
Su último viaje fue a España, país que también formaba parte de su corazón y donde tenía grandes amigos, como Pedro Almodóvar.
“Sabía perfectamente bien cuáles eran los costos, y claro que valió la pena. Le dije adiós a Federico, les dije adiós a mis amigos y le dije adiós a España. Y ahora vengo a morir a mi país” y así fue.
“SILENCIO, SILENCIO: A PARTIR DE HOY LAS AMARGURAS VOLVERÁN A SER AMARGAS… SE HA IDO LA GRAN DAMA CHAVELA VARGAS (sic)”, fue el mensaje con el que se anunció su partida.
El amor era la bandera de Chavela Vargas
“La Hechicera”, como también era conocida Chavela Vargas, creía en sentir las canciones, en llevar las experiencias personales al escenario y dejar de lado el negocio y la pose para darle peso a la honestidad.
“No hay nada de raro en hacer llorar al público, todos somos seres sensibles que nos identificamos a través de nuestras vivencias, nuestras penas y nuestros sueños”, le dijo Vargas al extinto Conaculta, cuatro años antes de morir.
Ante los cuestionamientos de la vida, la situación política y social de aquellos años, Vargas aseguraba que ella no tenía ninguna respuesta, ya que lo único que hacía era vivir con amor.
“Pienso que la fe es contagiosa, y que las canciones son uno de tantos instrumentos para convertirla en un contagio colectivo. Ya estoy vieja y si me voy, me sabré siempre afortunada de que mi cantar sirvió para algo”, expresó.
“La Chamana” confesó que, a veces, mientras cantaba miraba el rostro conmovido de un joven o de una muchacha, reconociendo ese algo y se decía “éste o ésta es de los míos, me siento a gusto, como en la sala de mi casa”.
A la muerte no le tenía miedo, pues había entendido cuál era el objetivo de la vida y así disfrutaba de sus días, entre su canto, sus amores y sus amigos.
“Hacemos nuestra luchita en este mundo, a veces logramos algunas cosas, pero nada nos llevamos. Nuestra única misión aquí, a final de cuentas, al final de todos los caminos, es venir a conocer el amor y si la vida es generosa, llevarnos con nosotros un poquito de comprensión acerca de lo que es”.
Rebeldía hasta en el nombre
La cantante decidió lanzarse como Chavela, con “v” y no con “b”, por “joder”, ya que Chabelas había muchas
La de la suerte
Con motivo del 10º aniversario luctuoso de Chavela Vargas se lanzó el billete conmemorativo del Sorteo Superior No. 2732, para reconocer su legado como gran representante de la música ranchera mexicana.
Se emitieron dos millones 400 mil cachitos, que salieron a la venta en más de 12 mil puntos en toda la República mexicana y a través de plataformas oficiales.
Mujer de trabajo
Antes de dedicarse por completo a la cantada, Chavela Vargas tuvo otros oficios en México:
- Cocinera
- Camarera
- Cuidó niños
- Chofer
- Vendedora
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