El esqueleto casi completo se recuperó en 2020, cerca del cerro y actual poblado de Xóloc. Foto: Especial

¿Cómo eran los cazadores de mamuts en la Cuenca de México? INAH busca pistas en esqueleto

Expertos estudian esqueleto prehistórico hallado en la construcción del AIFA. Faltan estudios de Carbono 14, pero estiman que su antigüedad es de 13.000 años y sería uno de los primeros pobladores de esta región

La escena bien podría ser la del famoso diorama “La cacería del mamut” del Museo Nacional de Antropología: un grupo de cazadores recolectores  rodean con sus lanzas a un gran paquidermo en un pantano, hace más de 10.000 años. Uno de ellos recibe un golpe mortal del animal y cae al lodo, su cuerpo es cubierto por sus compañeros para evitar que los carroñeros lo devoren.

Miles de años después, sus restos fueron hallados por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) mientras hacían salvamento arqueológico durante la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

“Yotzin”, como ha sido bautizado, ha merecido su nombre en náhuatl: único: Es el primer esqueleto casi completo y conservado hallado en un yacimiento del Pleistoceno. Además, aunque está pendiente por confirmar su datación por Carbono 14,  los especialistas estiman que podría tener una antigüedad entre 13.000 y 17.000 años, lo que lo convertiría en uno de los pobladores más antiguos hallados hasta ahora en la Cuenca de México.

“De los entierros que se han encontrado en la Cuenca, el más antiguo es el de la Mujer del Peñón, que tiene un fechamiento, más o menos, de 12.000 mil años. Se han encontrado otros que tienen 6000, 8000, 10.000, pero esos esqueletos no fueron recuperados de manera académica, por arqueólogos, si no por donaciones o en obras fortuitas de diferente tipo”, subraya en entrevista con Reporte Índigo Arturo Talavera González, coordinador de la Sección de Bioarqueología de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH.

El antropólogo físico, junto a los arqueólogos Rubén Manzanilla LópezPatricia Dolores Cázares, el biólogo Lauro González Quintero y el geólogo Antonio Flores Díaz,  culminaron recientemente los estudios morfológicos y antropométricos de ese esqueleto que se recuperó a finales de 2020, cerca del cerro y actual poblado de Xóloc, donde estos primeros pobladores habrían instalado sus campamentos.

¿De qué murió este cazador de mamut?

Ese individuo, que fue recuperado asociado a un mamut, conservaba 80% de su esqueleto, era de sexo masculino, tenía aproximadamente 25 o 30 años al morir y debio haber habitado esa zona a finales del Pleistoceno.

“Como este individuo, debió haber habido más cazadores recolectores en esa área. Y esto es importantísimo porque es la primera vez que se asocia un esqueleto humano con fauna pleistocénica. Salió asociado a un mamut, a 8 metros. Y de ahí se derivan varias hipótesis de lo que le pudo haber pasado: se encontró de cúbito lateral derecho, flexionado, pero a nivel de la cintura presenta un giro muy brusco y toda la parte del tórax, incluyendo la cara y la cabeza, se encontró viendo hacia el suelo, o sea, está totalmente torcido”, explica Talavera González.

Según el especialista, estas características les hace suponer que, mientras cazaban al mamut, “Yotzin” recibió un golpe mortal con la trompa o alguna de sus defensas. “Los huesos de las costillas,  la caja toráxica, se encuentran muy fracturados, a diferencia de los demás huesos, los de los brazos y piernas, que están casi completos”.

Agrega que, el grupo de cazadores que lo acompañaba, conocedores de los procesos de descomposición cadavérica de la fauna de esa época, posiblemente decidió cubrir el cuerpo del caído con tierra para evitar que carroñeros menores, como lobos o coyotes lo devoraran. Por eso, se habría conservado hasta hoy.

Sin embargo, el especialista precisa que esta acción no podría considerarse propiamente un enterramiento, ya que no se encontró ningún objeto asociado, como puntas de proyectil o lanza. “No se encontró nada. Eso nos hace pensar que fue un entierro muy precipitado, del momento, que no fue pensado”, dice.

¿Qué dicen los huesos de este hombre prehistórico?

Talavera González asegura que de los más de 100  esqueletos humanos que se recuperaron durante el salvamento en este yacimiento de Santa Lucía, este ha sido el único asociado con una cronología muy temprana o precerámica.

“Una cosa que nos hace ver que sí corresponde a  la etapa precerámica es que presenta un gran desgaste en las piezas dentales, tanto del maxilar como de la mandíbula. Casi están arrasadas las coronas y no presenta caries, y esto es bien importante porque todavía no consumía carbohidratos o almidones, que solo se obtiene con el consumo del maíz”, enfatiza el investigador.

Los estudios morfológicos y métricos arrojaron que medía 1.75 metros, una estatura que rebasa las que se tiene hasta ahora de los individuos antiguos hallados en  la Cuenca de México, además de que presenta una complexión robusta y mandíbula ancha con dientes desgastados, posiblemente, por una dieta a base de carne no bien cocida, tubérculos o raíces fibrosas.

Los análisis realizados hasta hoy también indican que este hombre caminaba mucho, era diestro y tuvo una infección en el oído medio derecho probablemente por la humedad donde habitaba. En sus huesos frontales se localizaron rastros de un proceso infeccioso, aunque esta patología solo se podría  establecer con estudios de ADN.

Por eso, a estos datos preliminares, le seguirán estudios de Carbono 14 para precisar su antigüedad, así como análisis de paleodieta y de ADN para determinar patologías y, sobre todo,  conocer su ancestría. “Lo más seguro es que haya venido del norte, por la estatura. Además, a nivel de morfología, el cráneo es alargado, es decir, dolicocráneo, que se asocia con poblaciones norteñas”, precisó el investigador, quien añadió que para el fechamiento de radiocarbono buscarán tres laboratorios de prestigio internacional para confrontar los datos.

“Aunque falta hacer el estudio de Carbono 14 para tener un dato exacto del esqueleto, por el modelo paleoclimático que elaboró el doctor Lauro González Quintero, en base a diferentes excavaciones y estudios que se han hecho tanto en la Cuenca de México como a nivel mundial de las glaciaciones, se le está dando una antigüedad, de manera tentativa, entre 13.000 y 17.000 años”
Arturo TalaveraAntropólogo físico

Lo que sí saben con certeza desde que el esqueleto fue desenterrado es que se trataba de un individuo especial porque sus huesos tienen una coloración negruzca debido a los componentes químicos de los terrenos donde se halló, así como restos de vegetación, raíces y pastizales que también están siendo estudiados.

Plantea trabajo de campo

Arturo Talavera asegura que este esqueleto les permitirá abrir diversas líneas de investigación en torno a los primeros pobladores de la Cuenca de México, su interacción con la fauna del Pleistoceno y la actividad humana de esa época en los alrededores del yacimiento de Santa Lucía, donde se han encontrado alrededor de 700 mamuts, 200 camellos, 100 caballos, un diente de sable y otros especímenes:

“Además de los estudios complementarios, se plantea hacer un proyecto de investigación que incluya recorrer partes del cerro Xóloc, que ya está muy urbanizado, pero siempre puede haber indicios de cómo habrían habitado estos cazadores recolectores”.

Otros pobladores más antiguos en la Cuenca

  • El Hombre de Chimalhuacán. Tiene una antigüedad de 10,500 años.  Fue encontrado de manera fortuita en 1984.
  • La Mujer del Peñón. Su  antigüedad es de alrededor de 12, 000 años. Fue hallada en el Peñón de los Baños, en 1959.
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