“¿Quién necesita de LSD? Con escuchar ese solo de guitara estoy puesto”, dice un usuario de Youtube que vio el video de la presentación de Frank Zappa interpretando Montana en Estocolmo en 1973.
El saco de cuadros verdes le añade la piscodelia de la época. Los zapatos blancos rememoran a la Dorothy del Mago de Oz. Pero la locura insana se desprende del solo de guitarra con su clásica guitarra Gibson SG, es inevitable no chocar la planta del pie contra el piso o sacudir la cabeza durante los casi cuatro minutos que dura la hazaña. En la versión de estudio hizo coros Tina Turner y The Ikettes.
Zappa es un tipo de iconoclasta musical que rompe los esquemas del rock al dirigir tal cual orquesta a la banda que lo acompaña, en la cual hay un violin electrónico que emite extraños sonidos en la rola en la que el oriundo de Baltimore sueña con convertirse en un magnate del hllo dental.
En la lista de imperdibles de Frank Zappa está You cant do that on the stage anymore (no puedes volver a hacer eso en el escenario) un album doble que recorre su producción musical en grabaciones que van desde una sala de teatro a un aeropuerto, y con una lista de músicos ejemplares que provocarían la envidia de cualquiera.
En ese album tambien se incluye una versión de Montana con un tremendo juego de comunicación musical entre los integrantes de la banda. Esa versión es de 1974 en Helsinki y se le oye bromear con la audiencia.
Otro imprescindible es la opera rock Joes Garage, con el escrutador central, la voz que narra la alucinada historia.
Fue entrañable la amistad del desaliñado Zappa con el director de orquesta de origen ruso Nicholas Slonimsky. Si se les ve juntos nadie podría imaginar a dos personas de imagen tan distinta tener tan profunda cercanía.
Zappa murió de cáncer en la próstata. Y aunque siga pareciendo increible siempre estuvo en contra del uso de drogas. Claro, su música nos hace creer lo contrario. Su solo en Montana más.