Capoteando la fiesta brava
El documental Un filósofo en la arena se adentra en la discusión de la tauromaquia, enfrentando diferentes posturas; los realizadores aseguran que la distribución ha sido difícil debido al tema que aborda el material audiovisual
Hidalgo Neira[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_nd6brwq0″ width=”100%” height=”75%” responsive=”true” hoveringControls=”false” /]
En 1969, Francis Wolff conoció, en el ruedo de Nimes, Francia, el fervor y la pasión de la tauromaquia a sus 19 años de edad. Casi cuatro décadas después, convertido en filósofo, publicó el libro Filosofía de las corridas de toros, donde defiende esta práctica como espectador y académico.
El realizador mexicano Jesús Muñoz buscaba, en 2015, un tema que representara a una minoría, algo que estuviera al borde de la extinción y así fue como se encontró con la disertación de Wolff, por lo que le ofreció hacer un documental en el que se expusieran ambos lados de la discusión, pero el filósofo se negó al principio.
¿Es válido o no el gusto por la fiesta brava? ¿Debe condenarse al folclor taurino? ¿Los grupos contra el toreo tienen la razón? Este tipo de interrogantes, además de distintas posturas de escritores, psicólogos, toreros, público taurino y de quienes aborrecen las corridas, son confrontadas en Un filósofo en la arena, documental en el que Wolff ahonda, junto con los realizadores Muñoz y Aarón Fernández, en el tema.
El documental, que ha recorrido el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y Monterrey, además de haber llegado a muestras fílmicas en Canadá y Japón, se estrenará el 1 de febrero en México, iniciando su corrida comercial con 40 copias.
¿El indulto como evolución?
La tradición que se conoce hoy día de la tauromaquia es una herencia desde 1850, la cual procede de tres actos que están completamente definidos: el tercio de varas, banderillas y muerte, por lo que para Wolff, el evolucionar hacia un indulto, el perdonarle la vida al toro, está descartado.
“Si acabamos con la idea de la muerte en el ruedo, ya es otra cosa, ya no estamos hablando de tauromaquia en un sentido moral”, comenta el filósofo.
El oficio del toro de lidia está destinado a sufrir al enfrentarse en la corrida, y es llevado hasta su límite. Lo que le queda es dejar la plaza al caer en la arena con la estocada del torero, no al abandonar el redondel.
La muerte de la tauromaquia
El académico francés está consciente de que la fiesta brava va directo a la “muerte”, las nuevas generaciones ven más por la conservación animal, incluso, ya llegó a prohibirse dicha práctica en Cataluña, España, en 2010. Esta defunción metafórica, es la que prefiere evitar Wolff, ya que le parece una irrupción agitada.
“Conocemos una muerte violenta que fue el caso de Cataluña, porque fue una prohibición al momento en que un torero llamado José Tomás conseguía llenar la plaza de toros de Barcelona”, recuerda el hombre de 68 años de edad.
Wolff argumenta que de no haber surgido ese veto, de todos modos la fiesta brava hubiera decaído con el paso del tiempo, ya que cada vez era menos la asistencia y la afición barcelonés.
“Fue un voto político con el problema del nacionalismo catalán, pero había una parte que, como se dice en la película, si no fue el caso de la prohibición, en cinco, 10 o 15 años, habría muerto (la tauromaquia) de inanición, porque la muerte natural ya había empezado en Barcelona”, señala el filósofo francés durante la entrevista.
¿Censura al documental?
Los directores, desde que terminaron su película, han hecho una labor por distribuirla y mandarla a distintos festivales internacionales; sin embargo, se han encotrado con un bloqueo debido, dicen ellos, a que el tema de la tauromaquia es un tabú.
“No hay esa capacidad de ver esto como una posibilidad de conocer otra cultura que no es la tuya, de ese lado si hay mucha censura, no hemos podido tener la distribución en Europa. Aplicamos a más de 60 festivales en todo el mundo y en 10 casos te decían ‘está bien bonita tu película, pero es que el director (del festival) no quiere entrarle al tema de los toros”, recuerda Muñoz.
Una posible serie
El realizador Jesús Muñoz asegura que se tienen más de 140 horas de grabación, por lo que podría ser posible condensar las entrevistas y el material en una serie con seis capítulos de una hora, por lo que no descarta que esto pueda ser negociado con alguna plataforma de streaming en un futuro.
“Estuvimos en Aguascalientes varios días y en la película no la vimos, es una gran ciudad taurina que nos acogió súper bien, hay mucho material”, expresa el cineasta mexicano en entrevista con Reporte Índigo.