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El cambio climático no solo se trata de olas de calor, lluvias torrenciales, inundaciones, sequías, derretimiento de glaciares y el aumento de los niveles del mar.
El calentamiento global, considerado por cerca del 100 por ciento de los climatólogos como una consecuencia de la actividad humana, también tiene un impacto severo en nuestra salud física y mental.
En agosto de este año, se dio a conocer, durante la Primera Conferencia Internacional sobre Salud y Clima de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Ginebra, Suiza, que en 2012, la contaminación atmosférica fue responsable de 7 millones de muertes en el mundo, lo que equivale a uno de cada ocho decesos a nivel mundial.
“La salud y el cambio climático están inextricablemente ligados”, asegura en una editorial de la OMS María Neira, miembro del Departamento de Salud Pública, Ambiental y Determinantes Sociales en la Salud de dicho organismo.
Neira alude al último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, en inglés), divulgado en marzo de este año, en el que científicos alertaron de que este fenómeno exacerba problemas de salud existentes, además de afectar el agua, la nutrición y la seguridad alimentaria.
De hecho, “el efecto más directo del calentamiento del planeta es el estrés térmico por calor y trastornos asociados”, señala un nuevo análisis de 56 estudios realizados a nivel global sobre los efectos del cambio climático en la salud, y cuyos resultados fueron publicados en The Journal of the American Medical Association (JAMA).
“Las muertes relacionadas con el calor se suelen atribuir a causas como el paro cardiaco, sin referir a la temperatura como el factor subyacente”, indican los hallazgos.
En el estudio, encabezado por el Dr. Jonathan Patz, del Instituto de Salud Global de la Universidad de Wisconsin, los autores apuntan que durante las últimas dos décadas se ha demostrado que el cambio climático está asociado con efectos adversos para la salud.
Respecto a los trastornos por calor, por ejemplo, los científicos reportan que los grupos de mayor riesgo son los ancianos y las personas que viven en pobreza o en aislamiento social.
También son vulnerables aquellos que padecen enfermedades mentales como la esquizofrenia que, aunado al abuso de sustancias, está asociada a un aumento en el riesgo de muerte durante los días extremadamente calientes. La depresión clínica también suele agravarse durante temperaturas extremadamente altas.
Y “la demencia es un riesgo de hospitalización y muerte durante las olas de calor”.
La salud mental también se puede ver afectada a raíz de los desastres naturales que suceden con mayor frecuencia a medida que se agudiza el cambio climático.
La depresión, el trastorno por estrés postraumático (TEPT) y la ansiedad son las secuelas de catástrofes naturales como el huracán “Katrina”, que azotó a Nueva Orleans en 2005. De acuerdo a los autores, al paso de varios meses del suceso, 49.1 por ciento de las víctimas encuestadas desarrollaron un trastorno del estado de ánimo. Otro hallazgo fue que una de cada 6 personas sufrió de TEPT.
Enfermos de todo
El cambio climático también repercute en la salud laboral. Los autores citan evidencia de que, en las últimas décadas, el estrés térmico ambiental redujo a 10 por ciento la capacidad de la mano de obra ponderada en función de la población mundial en el pico de verano.
Otro problema: la contaminación atmosférica asociada con el cambio climático puede desencadenar problemas respiratorios, como asma y otras reacciones alérgicas, que se exacerban por la exposición a partículas contaminantes finas en el aire.
Ésta es mayor en los países de bajos ingreso, donde las regulaciones para limitar las emisiones de partículas finas son nulas o no se ejecutan, explican los científicos.
A decir de los autores, cerca de 3 por ciento de la población global vive en áreas cuyos niveles de presencia de partículas contaminantes no cumplen con los estándares fijados por la OMS.
El cambio climático favorece la producción de polen, lo que agrava las alergias estacionales.
A todo esto se suma el aumento de las enfermedades que se transmiten por vectores, que son “organismos que transmiten patógenos de una persona (o animal) infectada a otra, explica la OMS.
También están las enfermedades transmitidas por el agua, que se espera que empeoren, “debido a eventos de precipitación más densos”.
Las enfermedades transmisibles, como las gastrointestinales, han sido asociadas con las fuertes lluvias e inundaciones.
Otro grave impacto del cambio climático que amenaza la salud es la desnutrición.
“En promedio, se prevé que el cambio climático reduzca la producción mundial de alimentos en un 2 por ciento por década, incluso aunque la demanda aumente en un 14 por ciento”, señala el estudio. “Actualmente más de 800 millones de personas sufren hambre crónica, concentradas donde probablemente la productividad se verá más afectada”.
Los autores alegan que para el 2050, aproximadamente 25 millones de niños a nivel global podrían estar desnutridos por el cambio climático, y las tasas de retraso en el crecimiento podrían aumentar de manera significativa.
Un problema de salud pública
Ayer comenzó la Cumbre sobre el Clima 2014 de Naciones Unidas, en Nueva York. En esa misma ciudad, en la antesala de la cumbre de la ONU, se celebró una marcha que reunió a más de 100 mil manifestantes, bajo lemas como “No hay planeta B” y “Empleo, justicia y energía limpia”.
La marcha, en la que participaron políticos, figuras públicas, activistas y público en general, además del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, forma parte de una iniciativa mundial para exigir medidas para frenar el cambio climático.
Considerando la amplia evidencia de los efectos adversos del cambio climático en la salud, la Cumbre sobre el Clima 2014 de la ONU podría ser una oportunidad para buscar estrategias concretas para evitar y/o disminuir las amenazas que plantea el calentamiento global del planeta en la supervivencia de la humanidad.
Como enfatizaron en una editorial los doctores Howard Bauchner y Phil Fontanarosa, editores en jefe y ejecutivo de JAMA, respectivamente: “(…) es fundamental reconocer que el cambio climático plantea la misma amenaza a la salud como lo hizo la falta de saneamiento, agua potable y la contaminación en el siglo 20”.
Y concluyen que “entender y distinguir esta amenaza y educar a la comunidad médica, al público y a los formuladores de políticas es crucial para que la salud de la población del mundo siga mejorando durante la segunda mitad del siglo 21”.
> México
Los Cabos fue una de las ciudades azotadas por el huracán “Odile”. La imagen, del 16 de septiembre del 2014, muestra la fuerza que cobró el fenómeno natural mencionado.
> Australia
En ciudades como Sidney, cada vez hay más incendios forestales debido a las condiciones calientes del clima. Aquí, un bombero trata de apagar el fuego el 19 de enero del 2013.
> Estados Unidos
A principios del año, el país sufrió los estragos de un vórtice polar, en el que las bajas temperaturas alargaron el invierno. La fotografía es de Chicago, el 6 de enero del 2014.
> China
En los últimos años, el país asiático ha sufrido severamente las consecuencias de la contaminación. Uno de los peores días fue el 12 de marzo del 2011.