Si has escuchado que los adultos dicen que la música “de ahora” está cada vez más fuerte y más ruidosa puede ser que tengan razón y que esto no necesariamente se deba a que con la edad, las personas se vuelven más intolerantes al ruido y la música con el volumen a tope.
Y no se trata del volumen en el que acostumbras escuchar la música en tus audífonos, sino de los elementos “silenciosos” en las canciones, que son las partes que se ahora suenan más fuerte. Sea el formato que sea (desde vinilos, CD, MP3), los elementos de las canciones tienen un volumen máximo que pueden alcanzar y esos elementos no han cambiado, pero sí los “silenciosos”.
La compañía The Echo Nest, que es una empresa y plataforma de inteligencia musical que les proporciona servicios de música a desarrolladores y compañías de medios, asegura que la música se ha vuelto cada vez más fuerte, con el paso de los años.
John Brownlee, de FastCompany, dice que la música está diseñada para ser más fuerte que cuando nuestros abuelos eran niños. Y que esa teoría es comprobable.
La tecnología que utiliza The Echo Nest escucha música, analiza patrones y los complementa con datos de reseñas y análisis hechos por personas y que son publicados en Internet.
Así, “se tiene una mejor idea de lo que las personas piensan realmente sobre un track (canción), álbum o artista”, añade Brownlee.
A la fecha, The Echo Nest ha analizado 10 millones de tracks, por lo que poco se puede dudar sobre la veracidad de su teoría sobre el aumento en el volumen de la música en los últimos años.
Glenn McDonald, de The Echo Nest, indica que “el volumen de las 5 mil canciones más populares, cada año, aumentó lentamente de los años 50 hasta los 80, y luego más rápidamente y de manera constante, hasta llegar a nuestros días”. Los resultados del análisis concluyeron que desde 1990, los elementos silenciosos aumentaron su volumen hasta 39 por ciento.
Los resultados arrojados también señalan que, en promedio, la música cada vez es menos compleja y matizada, es decir, más “ruidosa” que antes.
A mayor volumen, más riesgo
No solo se afecta la capacidad de escuchar, también contribuye a que el cuerpo se estrese al tratar de acostumbrarse al ruido, apunta en The New York Times la psicóloga Arline Bronzaf.
Además, científicos de la ciudad alemana Münster comprobaron que escuchar música demasiado alta con frecuencia provoca daños graves en el cerebro.
Y peor aún si se escucha con audífonos. La mayoría que utiliza auriculares tiende a subirle a todo volumen para aislarse del mundo y dejarse llevar, pero eso solo afecta la capacidad de memoria, sobre todo si los llevas puestos durante todo el día.