Byrne & St. Vincent

David Byrne es el sexagenario más cool del momento. No es para menos: la leyenda de ser el líder de Talking Heads, una de las bandas más influyentes de todos los tiempos, pesa sobre sus hombros. 

Juan Antonio Zertuche Juan Antonio Zertuche Publicado el
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David Byrne es el sexagenario más cool del momento. No es para menos: la leyenda de ser el líder de Talking Heads, una de las bandas más influyentes de todos los tiempos, pesa sobre sus hombros. 

Pero no solo eso, Byrne ha hecho de su carrera en solitario un tesoro de música ecléctica y heterogénea. Y para inaugurar su sexta década en este mundo, lanza “Love This Giant” con Annie Clark, la guitarrista más cool del momento, mejor conocida como St. Vincent.   

Annie tiene 29 años y una discografía envidiable: “Marry Me” (2007), “Actor” (2009) y “Strange Mercy” (2011), tres álbums con los que se ha ganado la atención por su impresionante dominio de la guitarra eléctrica al servicio de su atractivo estilo. 

En “Love This Giant”, David Byrne se escucha revitalizado, aunque el ex Talking Heads ya venía repuntando de manera notoria desde sus últimos dos álbums: “Everything That Happens Will Happen Today” (2008) con Brian Eno y “Here Lies Love” (2010) con Fatboy Slim. 

Pero junto a St. Vincent, David Byrne da la impresión de que está en terreno familiar. El talento de Annie es bizarro en el buen sentido, no es común. Basta recordar la “actuación” de David Byrne en “Stop Making Sense”, quizá la mejor película de rock jamás hecha (dirigida por Jonathan Demme); Annie parece encajar bizarramente con ese lenguaje corporal, sentido del humor y talento. 

Esa química cobra vida en el video de “Who”, el primer sencillo del álbum, en donde Byrne y Clark actúan y bailan. 

Aunque después de escuchar el álbum pareciera que David Byrne opaca vocalmente a St. Vincent con canciones como “Who “I Should Watch TV”, “I Am an Ape”, la originaria de Oklahoma se hace presente en todo el disco a base de su guitarra y sus  efectos que parecen simular una sección rítmica de trompa. 

En mi opinión, el mejor momento de ambos llega con “Lazarus”, pero en general el disco vale la pena escuchar en su totalidad. Una de las mejores colaboraciones que ha tenido David Byrne en su carrera, y vaya que ha tenido varias.

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