Dicen por ahí que las penas con pan son menos, pero ¿qué pasa cuando recibes únicamente “migajas”? Aunque, desgraciadamente, las llamadas “técnicas de manipulación” han existido en las relaciones afectivas desde hace décadas, actualmente existe un boom debido a las redes sociales, en la que se da preferencia a las “relaciones líquidas”, sin importar las consecuencias que esto pueda provocar en el otro.
El breadcrumbing o el ghosting, dos términos cada vez más comunes cuando se habla de relaciones amorosas, han permitido visibilizar este tipo de violencia emocional y obligan a estar alerta.
En entrevista con Reporte Índigo, la psiquiatra Ilse Vianey Moreno señala en qué consiste el breadcrumbing, palabra que proviene de breadcrumb o migajas de pan.
“Se trata del fenómeno de ir tirando “migajas de atención” a otra persona para mantenerla interesada, con la promesa de establecer un vínculo afectivo sólido, pero sin la intención de concretarlo. Quien lo aplica envía señales intermitentes que provocan confusión, y está relacionada directamente con el benching (sentado en la banca)”, aclara Moreno.
La especialista comenta que las mujeres permitimos ser manipuladas de esta forma pues establecemos vínculos afectivos con base en patrones aprendidos en casa y la forma en que se nos enseña a dar y recibir afecto desde la infancia.
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— Serrez (@serrez_) March 1, 2023
Sin dejar a un lado haber crecido en una sociedad en la que se normaliza la violencia emocional, se acostumbra a que el hombre tome la iniciativa y se le prohíbe mostrar sus sentimientos, lo que conlleva a una falta de comunicación dentro de la relación.
Sobre esto, la psicóloga y especialista en temas de violencia de género, Marta Novoa menciona en su libro Que sea amor del bueno, que si “en la infancia has tenido cuidadores ausentes o distantes emocionalmente inconscientemente buscas lo que te resulta familiar”.
Peligro latente
No solo la educación familiar influye en la forma de vincularnos de manera afectiva, también hemos crecido con las historias en los cuentos de hadas y telenovelas, en donde se idealiza el “amor romántico”, práctica que puede ser “peligrosa”, ya que, de acuerdo con Novoa, “implica sufrimiento y una relación hombre-mujer de poder-sumisión”.
Aunque el breadcrumbing no lo reciben exclusivamente las mujeres, son ellas en consecuenta, quienes más lo afrontan.
“La personalidad del individuo que ejerce el breadcrumbing está asociada con el narcisismo, muestra una falta de empatía total hacia los sentimientos del otro y carencia de responsabilidad afectiva, por lo que hay que tener cuidado y observar la manera en la que hemos aprendido a relacionarnos”, precisa la psicóloga Ilse Moreno.
Las víctimas de “las migajas” suelen sentirse confundidas, defectuosas e insuficientes. Se preguntan: ¿me quiere? ¿Qué estoy haciendo mal? Este continuo cuestionamiento provoca ansiedad y la aceptación de vínculos tóxicos.
Mejor sola que mal acompañada
Para evitar caer en este tipo de relaciones tóxicas, la psiquiatra Ilse Moreno recomienda “tomar cartas en el asunto”; es decir, poner límites, ser honesta contigo misma, cuestionarte si el amor que recibes es suficiente, establecer una comunicación asertiva con la otra persona al hacerle saber lo que requieres ahora y a futuro.
“La mejor manera de establecer un límite o darte cuenta de la realidad es preguntando ¿qué somos y en dónde estamos? Quizá, aunque se oiga muy cliché, es mejor estar sola que mal acompañada, busca ayuda profesional, trabaja en elevar tu autoestima, examina a profundidad los patrones aprendidos y trata de corregirlos”, apunta la especialista.
Señales de alerta
- Tu pareja evita hablar sobre un compromiso real o evade la pregunta ¿Qué somos?
- No está disponible y solo te busca para encuentros casuales
- No se interesa en tus deseos o necesidades
- Te mantiene en espera e incertidumbre
- Envía mensajes, le da like a tus imágenes, queda en verte, pero nunca concreta el encuentro