Describiendo los lugares comunes que cualquier citadino puede conocer en la megalópolis, como las calles de Polanco o el tránsito nocturno de Avenida Paseo de la Reforma, hasta lugares más alejado como La Marquesa o el otro extremo en la colonia Militar Marte de la alcaldía Iztacalco, es como Bernardo Fernández “BEF” fue hilvanando una historia policial con los ingredientes que presenta este género negro reconocido mundialmente.
Un presunto homicidio por negligencia médica del publicista Matías Eduardo hace meses, más ahora el descubrimiento del cadáver de su socio André “Ruso” Gavlik, pone en tela de juicio una posible conspiración, ya que estos creativos estaban envueltos en una red de corrupción para favorecer mediáticamente a un político en su camino a la presidencia, con desvíos de recursos gubernamentales.
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Así llega este caso lleno de enigmas al policía judicial de investigación, Ismael Robles “El Járcor”, quien recorre la Ciudad de México para desentrañar los posibles asesinatos sin esclarecer.
Por eso, para “BEF” era impensable que la capital se quedara en un segundo plano, la urbe tenía que resonar cada que el lector tomara este volumen entre sus manos titulado Esta bestia que habitamos, un caso del Járcor.
“La Ciudad de México, en el caso de los que la escribimos desde aquí, es nuestra gran protagonista, ha habido quien ha hecho lo propio con otras ciudades, el difunto Juan Hernández Luna lo hizo con Puebla, en sus novelas Gabriel Trujillo con Tijuana y Mexicali, Francisco Haghenbeck en Acapulco y Puerto Vallarta, entonces sí el gran personaje que está ahí en toda la narrativa policiaca siempre es la ciudad”, describe el autor.
BEF abunda en su escritura en cotidianidades tan básicas como el llegar a un puesto de tacos afuera del metro Xola y pedir “tres de suadero, dos de longaniza y uno de surtida” y transitar calles de norte a sur a altas horas de la noche, hasta llegar a Tlalpan y levantar a una sexoservidora y, por qué no, visitar el Baby Face en la Colonia doctores de la alcaldía Cuauhtémoc.
“En un tipo de narrativa, como la de la novela policiaca, a veces la realidad es mucho más sorprendente, yo ya decidí no jugarle carreritas a la realidad, porque siempre pierdo, me gustaría señalar también que esta es una novela intertextual, en el sentido de que los publicistas vienen de otra novela, de mi amigo y colega Erick de Kerpel, a mí me gustó mucho su novela Bungalow 77 y le pedí permiso de retomarlos”, agrega el también monero e ilustrador.
Originalmente, esta novela negra iba a ser el quinto volumen de su saga Alacranes, en donde la detective Andrea Mijangos volvería para combatir a la líder del cártel de Constanza, a Lizzy Zubiaga, pero la crisis sanitaria le cambió la perspectiva a “BEF” y reescribió el material que tenía previamente.
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Alcanzar a Belascoarán Shayne
El ejemplo del detective mexicano en la novela negra por excelencia es sin duda el que Paco Ignacio Taibo II creó en 1976: Héctor Belascoarán Shayne, quien en la ficción ha recorrido todos los rincones de la CDMX y también ha ido meterse la selva chiapaneca.
“BEF” sueña con que hubieran más series policiales como la del escritor naturalizado mexicano, además, dice que nunca ha pretendido imitar al policía protagonista de Días de combate (1976), Algunas nubes (1985), Sueños de frontera (1990) y seis novelas más.
“Con esta que llevo son cinco y tengo la aspiración de poder al menos tener una más, no sé si lo voy a lograr y esto porque a mí, como lector, me parece que generacionalmente fueron novelas muy importantes que definieron este llamado neo-policiaco latinoamericano”, comparte.
Belascoarán Shayne fue inmortalizado en el cine por dos actores, primero por Pedro Armendáriz Jr. y después por Sergio Goyri, si “BEF” tuviera que escoger a quién interpretaría a sus personajes policiales en el cine, él ya tiene en la mira a algunos candidatos.
“Tengo tres opciones si se llevara a lo audiovisual, me gustaría mucho que fuera Horacio García Rojas, Tenoch Huerta o Guillermo Villegas, el del sketch de la cocaína, él me parecería un ‘Járcor’ fabuloso, de hecho, como en un mundo de sueños a mí me gustaría él y Verónica Bravo, que hicieron ese sketch, que fueran ‘Járcor’ y Mijangos”, revela.
BEF tiene una deuda con los grandes
El género de la novela negra es tan vasto en autores que en todas partes del mundo existe alguien que escribe desde la perspectiva de un policía o investigador privado, al cuestionar a “BEF” si es que los narradores actuales están en deuda con figuras como el sueco Stieg Larsson, quien realizó la trilogía Millennium; Patricia Highsmith conocida por la Saga Ripley, o Robert Ludlum, quien creó a Jason Bourne, el monero considera que ellos y más han inspirado a las nuevas generaciones.
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“Hay tantos activos, y no solo gringos, ahí está Petros Márkaris de Grecia, por ejemplo, mis favoritos son cuatro, me gusta mucho Patricia Cornwell, me encanta Robert Crais, Don Winslow y John Connolly, son los meros reyes del policiaco”, opina “BEF”.
Pero también resalta que en México hay colegas que él mismo reconoce que son de su agrado, como lo fue el recién fallecido por COVID-19, Francisco Haghenbeck, con quien realizó Matar al candidato, en la que se describe el Caso Colosio a 25 años de distancia.
“Creo que hay que leerlo y rescatarlo en todos sus registros, están Orfa Alarcón y Liliana Blum, que son muy potentes, me gusta lo que hace Carlos René Padilla, Imanol Caneyada, desde luego Elmer Mendoza, siempre digo que todos coincidimos que el papá literario de todos nosotros es Taibo, pero nuestro tío, con el que te vas a echar desmadre en las bodas, es Elmer”, puntualiza.