Cirujanos especializados en la columna vertebral realizan cada año más de 400 mil artrodesis vertebrales (también conocidas como fusion vertebral) como una forma de aliviar el dolor de espalda y prevenir que las vértebras se muevan y dañen más la columna.
Sin embargo, los informes calculan que, en promedio, aproximadamente en el 30 por ciento de estas cirugías no se logran soldar las vértebras en un solo hueso, lo cual ocasiona un dolor de espalda constante.
Ahora, después de revisar 16 estudios en humanos y 17 en animales que sometieron a prueba tres tipos de electroestimuladores, los investigadores de Johns Hopkins determinaron que solamente el uso de uno implantado de corriente directa tuvo éxito tanto en animales como en individuos. Los de corriente directa se colocan debajo de la piel junto a la columna durante el procedimiento de artrodesis y permanecen en su lugar durante los seis a nueve meses de recuperación, y posteriormente se retiran.
Los pacientes a quienes se les implantaron estos dispositivos tuvieron el doble de probabilidad de una fusión vertebral con éxito, y la tasa fue incluso más alta en animales. Aunque este dispositivo implantable parece ser un instrumento útil para los cirujanos, puede que imposibilite el uso de la resonancia magnética nuclear; además, los dispositivos conllevan un pequeño riesgo de infección, molestia y reacciones del sistema inmunitario.
“Aunque el estimulador de corriente directa requiere de una técnica más invasiva, porque va implantado, hay un 100 por ciento de adhesión al tratamiento. Los otros dos dispositivos que analizamos tienen que llevarse puestos y existe un mayor riesgo de que los pacientes se olviden de usarlos, lo cual posiblemente los haga menos eficaces”, dice el autor Ethan Cottrill, experto de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
Los hallazgos fueron publicados en Journal of Neurosurgery: Spine. En vista de que cada uno de estos dispositivos eléctricos puede llegar a costar alrededor de cinco mil dólares, los investigadores sólo recomiendan que las personas con alto riesgo de que fracase la fusión vertebral se sometan a estos implantes, por ejemplo, personas en quienes ya fracasó el procedimiento de artrodesis, personas con diabetes, alas que fuman y pacientes mayores.