El 2015 es un año clave que definirá el rumbo de las vidas de madres y niños alrededor del mundo.
Marca el límite para que cada país cumpla los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de las Naciones Unidas en materia de la disminución de muertes infantiles y maternas, y el lanzamiento de la agenda con nuevos objetivos para el desarrollo sostenible post-2015.
Y todo apunta a que México no la librará, pese a que las tasas de mortalidad materna e infantil en el país han disminuido de forma importante en los últimos 14 años.
En 2012, la tasa de bebés nacidos con un peso inferior a 2.5 kilos fue de 8.37 por ciento a nivel nacional. La meta de los ODM es de 6.8 por ciento. Mientras que ese mismo año, la tasa de muertes maternas por cada 100 mil nacidos –menores de cinco años– fue de 38.2 por ciento en el país, cuando la meta de los ODM es de 22.2 defunciones por cada 100 mil nacimientos.
Estos fueron solo algunos de los hallazgos del informe “Salud Infantil en México. Análisis exploratorio de la Política Pública y presupuestal 2000-2015” de la organización global Save The Children, que hizo un análisis de las tendencias en la asignación y ejecución del presupuesto de seis programas claves vinculados con la salud infantil en México desde 2001, como IMSS-Prospera, PROSPERA Inclusión Social y Unidades Médicas Móviles.
¿El mayor problema y reto a enfrentar en materia de salud? La desigualdad socioeconómica en el acceso a servicios de salud de calidad y una alimentación adecuada, factores responsables de muertes prevenibles de mujeres y niños que viven en condiciones de pobreza.
La organización señala que pese a los esfuerzos recientes para ampliar la cobertura en salud en el país, se calcula que aún hay acceso “muy limitado” para algunas poblaciones, siendo los niños uno de los grupos más afectados, pues a nivel nacional, dos de cada 10 menores no son llevados al médico en el primer mes de vida.
Una mayor cobertura de atención prenatal ni siquiera garantiza la supervivencia, la salud y los alimentos de la madre –que contribuye, en parte, a las deficiencias nutricionales en los bebés–.
“La mitad de las muertes maternas fueron de personas que estaban afiliadas al Seguro Popular”, destacó en conferencia de prensa el director de Asuntos Internacionales de Save the Children, Anthony Caswell.
De hecho, el reporte subraya que “la tendencia en la asignación presupuestaria (de dichos programas) es un tanto errática (…). “Los programas más importantes para asegurar el derecho a la salud y la alimentación de las poblaciones más vulnerables, incluyendo las niñas y los niños, juntos no constituyen ni siquiera el tres por ciento del gasto total programable en ninguno de los (casi 15 años) años que se analizan”.
Lo que ha llevado a Save The Children a cuestionarse si el Estado efectivamente gasta el máximo de sus recursos disponibles para garantizar el derecho a la salud de las personas más marginadas y, con ello, en qué medida la salud materna e infantil es realmente una prioridad para el mismo.
Derechos, no suerte
México ocupa el lugar 53 de 179 países en el reporte “Estado mundial de las madres 2015”, también realizado por Save The Children.
El informe destaca que si bien ha habido un progreso significativo en la reducción de muertes de menores de cinco años desde 1990 –de 90 a 46 decesos por cada 100 mil nacidos en 2013–, la realidad es que aún existe una disparidad enorme entre países ricos y pobres, particularmente en las zonas urbanas.
Ése es el gran reto a encarar, de México y el mundo.
Como señala el informe “Salud Infantil en México”: “(…) los infantes que nacen en condiciones de pobreza no cuentan con las mismas posibilidades de sobrevivir y desarrollarse que quienes nacen en condiciones más favorables y sus madres no cuentan con servicios de salud de calidad”.
Cifras de 2012 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) indican que 25.3 y 27.4 millones de personas en el país carecen de acceso a la salud y alimentación, respectivamente. Ambos derechos que el Estado mexicano reconoce en el artículo cuarto de la Constitución Mexicana: “toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará (…) toda persona tiene derecho a la protección en salud”.
Y es que para conocer qué es lo que ha llevado a lograr un verdadero progreso en la supervivencia infantil en el mundo, basta observar lo que ha funcionado no en los países ricos como Noruega, Finlandia, Islandia, Dinamarca y Suecia –que fueron los cinco mejores calificados para ser madre–, sino en ciudades de países en desarrollo, que han mostrado mejoras pese a una acelerada urbanización, que favorece el aumento de muertes infantiles.
CASOS DE ÉXITO
Algunas de las medidas que ayudaron a las ciudades más exitosas reportadas por Save The Children son una mejor atención sanitaria para la madre durante el embarazo y después del nacimiento, que se traduce en menores muertes de menores de cinco años; el uso eficaz de métodos de planificación familiar y la búsqueda de medios para proporcionar servicios de salud gratuitos o subsidiados para los pobres.
ADDIS ABEBA, ETIOPÍA:
El uso de anticonceptivos aumentó del 45 al 63 por ciento entre 2000 y 2011. De hecho, Addis goza de una de las tasas de fertilidad más bajas de los países en desarrollo. También ha crecido el número de hospitales públicos y privados. Ambos ofrecen servicios de planificación familiar e inmunización, además de un manejo integral de las enfermedades infantiles y la prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo. La tasa de mortalidad infantil entre el 20 por ciento de los niños más pobres de la zona urbana de todo el país se redujo en más del 40 por ciento.
CAIRO, EGIPTO:
Las tasas de mortalidad han reducido en más de la mitad de 2000 a 2014. Y el progreso ha sido equitativo entre los más ricos y pobres. Cubre el 99 por ciento de la vacunación contra el sarampión. Los niños más pobres y de mayor afluencia en la ciudad tienen la misma probabilidad de ser vacunados, y todas las familias, independientemente de la posición socioeconómica tienen acceso a agua segura.
MANILA, FILIPINAS:
De 1993 a 2008, la brecha de supervivencia infantil se redujo a la mitad. Las tasas de mortalidad infantil entre los pobres urbanos bajaron de 81 a 38 muertes por cada mil nacimientos.
El éxito se atribuye a mejoras en la calidad de servicios de salud, programas especiales para madres y niños y, entre otras, las innovaciones de atención de salud introducidos en las unidades de gobierno local.