Beber un par de copas de vino al día no solo reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y tumores, sino también ayuda al cerebro a eliminar las toxinas, incluidas las asociadas al mal de Alzheimer.
De acuerdo con un nuevo estudio publicado por la revista Scientific Reports, las investigaciones realizadas en torno al sistema glinfático permitieron descubrir nuevos beneficios del vino: una moderada ingesta de alcohol está asociada a un menor riesgo de declive cognitivo, mientras beber abundantemente lo aumenta.
Investigadores de la Universidad de Rochester Medical Center (URMC), Estados Unidos, liderados por el doctor Maiken Nedergaard, basaron su trabajo en la exposición de ratones al alcohol.
Comprobaron que aquellos a los que les suministraron dosis equivalentes a dos copas y media presentaron una mejoría. Sin embargo, los que tuvieron una dosis excesiva sufrieron un deterioro de sus habilidades cognitivas y motoras.
“La ingesta prolongada de cantidades excesivas de etanol tiene efectos adversos en el sistema nervioso central”, explicó Nedergaard, quien agregó que las dosis pequeñas “son potencialmente beneficiosas para el cerebro”, ya que mejoran su capacidad para eliminar residuos.
Los científicos son los mismos que en el pasado describieron el funcionamiento del sistema glinfático, el proceso de limpieza del cerebro a través del cual el líquido cerebro-espinal es bombeado al tejido cerebral y permite eliminar toxinas, incluidas proteínas Beta amiloide y tau, asociadas con el Mal de Alzheimer.
El mismo equipo mostró que el sistema glinfático es más activo mientras dormimos, puede ser dañado por un ictus o traumas y mejora con el ejercicio.
Ahora, con el nuevo estudio realizado en ratones se examinó el efecto del alcohol.
Estudiando el cerebro de los animales expuestos a altos niveles de alcohol por un largo período, los investigadores observaron que en los astrocitos, células claves en la regulación del sistema glinfático, presentaban altos niveles de un marcador molecular para la inflamación. Y ello estaba ligado a reducidas capacidades cognitivas y motoras.
En ratones expuestos a bajos niveles de consumo de alcohol, unas dos copas al día, en cambio, el sistema glinfático era más eficiente en remover los desechos en relación a los animales no expuestos. Además los niveles de inflamación cerebral eran inferiores.
En cambio, las exposiciones intermedias al alcohol reducen la capacidad de expulsar esos desperdicios del cerebro, aunque esa función se restablece después de 24 horas.
“En este estudio, hemos demostrado por primera vez que las dosis bajas de alcohol son potencialmente beneficiosas para el cerebro, es decir, mejoran la capacidad del cerebro para eliminar los desechos”, concluyó el especialista.
Para este estudio los científicos expusieron a ratones a pequeñas, intermedias y altas dosis de alcohol, equivalentes a 0.5, 1.5 y 4 gramos por kilogramo, respectivamente, durante 30 días.