Batear el término de los juegos previos sexuales

La sexóloga Lorena Olvera propone ampliar el lenguaje y con ello la definición de sexo, es decir, llamar a besos, caricias, masturbación y sexo oral por su nombre en vez de considerarlos actos preliminares a la penetración
Luz Rangel Luz Rangel Publicado el
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Los encuentros sexuales se han narrado como un partido de béisbol. La primera base son los besos; la segunda incluye las caricias debajo de la ropa y la masturbación; la tercera es el sexo oral y finalmente está el home run, es decir, la penetración.

La metáfora alude al jugador que, de un batazo, saca la pelota del campo y pasa por las cuatro bases en una carrera para completar la anotación. Sin embargo, para la doctora Lorena Olvera Moreno podría tratarse de una visión reduccionista de todo lo que implica una experiencia sexual.

En entrevista con Reporte Índigo, la sexóloga menciona que no se puede imponer una secuencia para tener relaciones sexuales, por lo que los besos, las caricias, la masturbación y el sexo oral (ya sea felación, cuando se realiza al pene; o cunnilingus, si se trata de la vulva) no tendrían que llamarse “juegos previos”. No es que deban dejar de existir, sino que hay que nombrarlos de forma individual.

“Son muy importantes y a lo que me refiero es a que hay que llamarlos por su nombre propio, pues son parte esencial de la forma en la que la gente expresa su sexualidad”, argumenta.

La maestra y doctora en Estudios de la Sexualidad Humana por la Universidad de Widener en Pensilvania, Estados Unidos, propone ampliar la definición de sexo desde el lenguaje y, con ello, la percepción y experimentación del placer.

“Al llamarlos ‘juegos previos’ se tiene la idea de que siempre van al principio, y la realidad es que pueden ocurrir en distintos momentos de un encuentro erótico; o por sí solos ser una experiencia sexual”, expresa.

En las páginas de Facebook Sexprésate y Dra. Lorena Olvera, la terapeuta comparte sus conocimientos sobre educación sexual

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El home run coitocentrista

Existe la creencia de que el sexo es equivalente al coito vaginal, es decir, la introducción del pene en la vagina. Sin embargo, considerar a la penetración como el centro o el fin de las relaciones sexuales más que un home run es un primer strike.

“Al llamar ‘juegos previos’ a los besos, caricias, masturbación y sexo oral estamos señalando que son preliminares, que suceden antes de algo y ese algo es la penetración. Esta perspectiva se llama coitocentrista”, explica.

Lorena Olvera Moren, quien también es licenciada en Psicología por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), institución en la que se especializó en Terapia Psicosexual, comenta que la gente va a nombrar a los encuentros sexuales de la forma en la que haya sido educada. Es posible analizar el sexo desde una perspectiva de reproducción o del punto de vista del placer.

“La mayor parte de las personas tiene encuentros sexuales no para reproducirse, sino para recibir o dar placer. Entonces, si los nombramos desde esta última perspectiva, toda actividad sexual tiene el mismo nivel de relevancia. No significa que el coito no sea importante, de hecho lo es, pero no más que las otras expresiones de la sexualidad”, detalla.

La galardonada en 2018 con el Premio William Stayton por su Liderazgo Aplicado en Sexualidad Humana y en 2016 con el reconocimiento Schiller, por parte de la Asociación Americana de Educadores, Consejeros y Terapeutas de Sexualidad, afirma que el coito no tiene que ser el último paso del sexo; también puede ser el primero.

Segundo y tercer strike sexuales

La doctora Lorena Olvera Moreno señala que al llamar a los besos, las caricias, la masturbación y el sexo oral como “juegos previos”, la gente puede caer en otros dos errores: la sexualidad sin perspectiva de género e incluso la lesbofobia.

“Existe mucha discriminación hacia las mujeres lesbianas y otros grupos de la diversidad sexual porque su actividad erótica no es considerada al nivel o con el mismo valor que la de las personas heterosexuales”, lamenta.

Pensar que el coito es el objetivo único de las actividades eróticas significa centrarse en el placer de los hombres y olvidar el de las mujeres, en ambos casos, cisgénero (personas cuya identidad de género y sexo de asignación son similares). Sobre todo, cuando 77 por ciento de ellas experimenta un orgasmo por la estimulación del clítoris y 23 por ciento a través de la penetración.

“Hay estudios que demuestran que gran parte del placer está relacionado con este órgano, así que su estimulación directa o indirecta es muy importante. Respecto a esta última, a menor distancia entre una vagina y el clítoris, mayores probabilidades hay de que durante la penetración indirectamente se estimule. Pero hay mujeres en las que ese espacio es más amplio y entonces no va a haber la frotación necesaria”, advierte.

El sexo no se trata de una fórmula, de una receta o de un patrón de comportamiento. Quizá con los besos, las caricias, la masturbación y el sexo oral se logre el clímax o sólo sean necesarios para aumentar la excitación. Olvera Moreno recuerda que no siempre las relaciones sexuales terminan en un orgasmo para todas las personas involucradas.

Dejar de decir “juegos previos” es asimismo una forma de disfrutar de encuentros que no están limitados por la penetración o por el éxtasis, y de no excluir a las personas asexuales y a las mujeres cisgénero lesbianas, para quienes el coito no es una práctica común o la más importante.

“Las mujeres lesbianas, bisexuales y pansexuales expresan su sexualidad sin centrarse en la penetración, sino en la mutua estimulación. No es como lo vemos en la pornografía, que es únicamente meter objetos o juguetes sexuales en la vagina; no significa que no se haga, pero no es el centro de la experiencia erótica, hay un montón de actividades, como la masturbación, el uso de vibradores, el cunnilingus”, añade.

Para la profesora de la Universidad Mexicana de Estudios de Posgrado, todo encuentro erótico placentero y consentido es sexo, sin importar las actividades que incluya y el orden en que se lleven a cabo.

“Las expresiones eróticas son tan variadas como válidas. La parte más bonita es que cada involucrado en la actividad sexual, porque muchas veces el sexo puede implicar a más personas, respete los gustos y los límites de otros para compartir ese encuentro”, concluye.

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