La voz de la directora y dramaturga mexicana Bárbara Colio es fiel a su manera de expresar, ver y cuestionar el mundo, pues para ella el teatro es como el agua que encuentra su propio camino.
Y aunque la pandemia iniciada el año pasado ocasionó un momento crítico para este arte vivo, ahora ha retomado su causal, pues de nueva cuenta se comenzaron a generar historias que llevan a escena los vuelcos de la vida, materia prima del teatro.
La dramaturga regresa a los escenarios con la obra Julieta tiene la culpa, pieza que, si bien estaba planeada para ser estrenada el año pasado, tuvo que pasar por un momento de pausa y se profundizara en los personajes.
“Más que retomarla, nunca la soltamos. Fue muy impactante que la pandemia nos confinara. Nosotras guardamos el vestuario y casi salimos huyendo, después de eso no nos volvimos a ver hasta un año después en presencia. Decidimos darle rienda suelta a la frustración, decidimos aprovechar y volver a eso de los procesos largos de la obra, profundizamos en la obra, en los personajes y las relaciones entre ellos”, expone Bárbara Colio a Reporte Índigo.
Más que perder una conexión, durante el confinamiento, Julieta tiene la culpa, que tendrá funciones en el Teatro Helénico, obtuvo una mayor dimensión a tal grado que la directora y las actrices Verónica Merchant, Carmen Mastache y Sofía Sylwin la tomaron como una parte suya.
A pesar de escribirla en 2017, Bárbara confiesa que estos meses también ayudaron a ver que ese sentimiento logró plasmar lo que vivió en 2020.
“Me parece que me vi un tanto predictiva con la obra porque los personajes se quedan estancados en el lobby del teatro, ellas quieren entrar a una gran representación polaca de “Romeo y Julieta”, y no pueden entrar, pero tampoco irse, se quedan atrapadas en ese lugar por diferentes razones, y era justamente como estábamos, atrapadas en esta zona incierta que se convirtió en nuestro propio hogar sin poder cruzar la puerta”, comenta.
La amistad y el destino
Las protagonistas de esta historia son una ama de casa, una estudiante y una profesora sin trabajo, las cuales no logran entrar a la obra. Afuera llueve, así que deciden permanecer en el lobby tratando de espiar lo que sucede dentro del gran teatro. Ellas son tres desconocidas, pero basta un poco de whiskey y algo de música para creer que se conocen de antes. Se trata de tres mujeres inspiradas en algunos de los personajes femeninos más icónicos del teatro universal, pero ahora reinventados por la pluma de Colio.
¿De qué podrían hablar Blanca de “Un tranvía llamado deseo”, de Tennessee Williams; Nina de “La Gaviota”, de Antón Chèjov, y Nora de “Casa de muñecas”, de Henryk Ibsen? Esta es la propuesta que explora Colio, una pieza teatral sobre el destino.
“Es como una gran invitación a una fiesta, es lo que hago con mis obras, el celebrar juntos de nuevo, después de la pandemia, el teatro cobra otro significado, es una expresión artística, pero también ese momento en el que vamos a estar juntos de nuevo”, reitera Colio.
Para la dramaturga, esta puesta en escena, además de proponer un ejercicio imaginario entre tres de los personajes que la marcaron en su carrera, es una oportunidad para rendir homenaje a una de las cosas más importantes en su vida: la amistad.
“Siento que también una de las causas en las que se puede caer en abismos insalvables es por no tener a tus amigas cerca o no tenerlas, el tenerlas nos ayuda porque hablamos, verbalizamos, y es bien importante para todos expresar lo que sentimos. Imagínate haciendo amigas a estas tres, ser su amiga y ver qué me aconsejan y eso hice en la obra, las hice mis amigas”, comparte.
La idea de Julieta tiene la culpa precisamente surgió cuando Bárbara Colio estaba en una fila infinita para entrar a ver una obra de teatro en la Ciudad de México. Para ella no tenía sentido que no los dejaran entrar, así surgió “la chispa” que le hizo preguntarse por qué este arte se volvió un evento por el que hay que luchar tanto para poder apreciar.
El papel del teatro para Bárbara Colio
“Pensé en esta cuestión del teatro, en qué se ha convertido, sobre el teatro que yo quiero hacer, donde los personajes tengan una vida y no sólo sean un pretexto para hacer un gran asunto y parafernalia, qué tienen esos personajes que decirme a mí, a la gente que conozco”, reitera.
Así decidió llevar a escena a Nina, Nora y Blanca, personajes que conoce desde muy pequeña, pues han estado en obras que la han acompañado a lo largo de su vida, pero, ahora, trayéndolas a la actualidad.
“Me he cuestionado por qué les tocaron esos finales tan jodidos, por qué sufrieron tanto para hacer esto de la musa, este término sobrevalorado de ser la musa, ¿por qué no mejor sobrevaloramos ser la creadora de nuestras propias vidas?, no la inspiración para los otros, sino para nosotras mismas”, declara.
El público podrá ver a través de la mirada de Colio a estos personajes tomando sus propias decisiones, destacando la importancia de la charla, de compartir momentos y de generar encuentros con amigos y amigas.
Esta pieza se vuelve, a su vez, parte de su lucha por hacer y difundir teatro mexicano, así como demostrar que no por ser una escritora su propuesta sólo debe ser vista por mujeres, al contrario, es universal y va dirigida a todo mundo.
“El mundo no cambia tanto, de pronto creemos que sí, pero en su médula aún es muy paulatino. El gran paso es que ahora se habla, se dice, se protesta, manifiesta, se expresa, sale de la boca el humo del incendio que se ha tenido dentro desde hace muchísimo tiempo, pero aún nos falta muchísimo camino por recorrer”.
“No es que esta obra sea sólo para mujeres, que represente un problema de mujeres, eso es un gran error, es una situación y problema de la humanidad de todos, no importa en qué género te quieras clasificar, todos somos seres humanos y es una bronca que estamos viviendo y hemos construido entre todos”, concluye.
Una vida en el teatro
Durante sus 25 años como creadora y dramaturga, Bárbara Colio siempre se ha interesado por destacar el teatro mexicano, pues es parte del patrimonio cultural.
“Han sido muchos años de hacer teatro y cada vez que lo haces aprendes, compruebas, exprimes y te mueves de lugar. Me ha llevado por varios países, a verlo en varias lenguas, en procesos de traducción, estos 25 años que se han ido como agua, siento que ha sido un ratito nomás, ha sido un trabajo constante, no he parado, ni pararé”, revela.
En conexión
FB: barcodrama
IG: barcodrama