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Los ánimos de un fanático de U2 son incansables, en cada concierto que imparte la banda irlandesa en México se siente la misma vibra en su público: las ganas de disfrutar la música, sin afán de empujar, agandallar o ser mala onda con sus semejantes, el propósito es totalmente el contrario, hacer hermandad, comunidad y compartir un momento sin igual.
Aunque la lluvia amenaza bajo un cielo gris, eso no es limitante para los miles de seguidores del rock que se dieron cita el 3 de octubre en el Foro Sol a las 19:00 horas, ese espacio que hace justo 20 años fue motivo de disputa entre la seguridad del cuarteto y el Estado Mayor Presidencial, ¿el saldo? la inhabilitación permanente de un elemento del cuerpo de resguardo de U2, Jerry Mele, quien tras enfrentar a los “guaruras” que deseaban abandonar el inmueble con los hijos de Ernesto Zedillo, propinaron una tremenda golpiza con cachas al colega de Mele, Jerry Meltzer.
Bono (Paul Hewson de nombre real) prometió no volver y tardaron casi una década en regresar.
Pero tras las dos décadas el suceso quedó atrás, la agrupación ha dejado las rencillas y confirma que sus dos presentaciones en el Valle de México, quedarán grabadas para editar a futuro el concierto en video, tal como lo hicieran con el PopMart Tour del 97.
Casi con puntualidad inglesa, Noel Gallagher y los High Flying Birds, abrieron el show a las 19:30 horas aproximadamente, mientras que el recinto seguía llenándose poco a poco para esperar al acto estelar.
El integrante del extinto grupo Oasis, trajo algunos de los éxitos de la banda que fundara junto a su hermano Liam, como “Champagne Supernova”, “Don’t look back in anger”, “Wonderwall” y “Little by little”.
Terminada la presentación de Gallagher, continuaban ingresando los melómanos al auditorio de cielo abierto, que alrededor de las 21:30 horas recibieron entre aplausos y vitoreos a U2 que arrancaron de lleno con uno de sus más grandes éxitos de la época de “War” (1983), “Sunday bloody Sunday”.
En el coro donde el vocalista reclama a detener la violencia, agregó “No more, no more Las Vegas, España” en referencia a los recientes acontecimientos de represión policial en el país ibérico y lo ocurrido en el atentado terrorista de la Ciudad del Pecado.
Después de calentar motores con grandes clásicos como “New years day” –la cual tocaron en su versión original completa del álbum–, “Bad” y “Pride (in the name of love)”, los irlandeses se metieron de lleno al disco “The Joshua Tree” (1987) y en orden, comenzando por “Where the streets have no name”.
El despliegue de la macropantalla de 61 metros de largo más 14 de alto con una resolución de casi 8K inició literalmente un viaje en los miles de fanáticos, ya que mientras la melodía animaba las emociones, se podía visualizar una carretera sin fin en blanco y negro.
Oda a México
Bono demostró cercanía y tacto con el público mexicano en distintos puntos del concierto, hablando un español con claro acento, como cuando en “Bad” dijo “Siempre hay algo que se deja para el amor” atribuyéndosela a Gabriel García Márquez.
Para ir cerrando la pieza musical, Hewson entonó claramente “Ay ay ay ay” lo que encendió los ánimos entre la concurrencia que no desaprovechó para seguir con “Cielito lindo”, hecho que U2 ya había realizado anteriormente en el tour de Vertigo en el 2006.
En varias ocasiones, Bono reiteraba “¡Viva México!” para alzar el estruendo de los mexicanos al aire.
En su segundo regreso al escenario –tras ya haber terminado la totalidad del álbum “The Joshua Tree” – el cuarteto aprovechó para hacer un homenaje a las mujeres del mundo y dedicarles “Ultraviolet (light my way)”, esta composición solo había sido tocada en México dos veces anteriores en 2011 en su 360 Tour y en 1992 cuando presentaron el ZooTV en el Palacio de los Deportes.
Durante la tonada en la proyección gigante desfilaron rostros de féminas mexicanas como Frida Kahlo, Sor Juana Inés de la Cruz, Comandanta Ramona, Carmen Aristegui, María Félix, Rosario Castellanos y Salma Hayek.
“Me encanta México”, pronunció Bono en español al terminar la canción.
Sin duda el momento más emotivo fue cuando en “One” se aprovechó para hablar de las víctimas de los recientes sismos en México.
En la pantalla se alcanzó a ver parte del calendario azteca con el característico verde, blanco y rojo, hasta que poco a poco se formó el lábaro patrio al término de la canción.
La noche se cerró con un B side del “Joshua Tree”, que nunca había sido escuchada en vivo en México, “Spanish eyes” la cual fue poco reconocida entre el público que no es fanático verdadero de U2.
Como era de esperarse, la señal celular fue insuficiente para poder mandar las selfies, fotos y videos a tiempo a los familiares y amigos a través de un WhatsApp y la vendimia de coleccionables apócrifos dominaba los alrededores del Foro ubicado en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
Entre los asistentes dominó el godín, el chavorruco o quienes ya perdieron la cabellera por la edad, las anécdotas en torno a presentaciones pasadas se escuchaban al salir del espectáculo, pero la emoción latente de sentir que los irlandeses se conmovían y mostraban empatía con el dolor de México, fue lo que marcó para el recuerdo futuro de quienes han seguido a U2 tras el paso de los años.