Bailarines coreanos “luchan” por sobrevivir en escena

La Korea National Contemporary Dance Company lleva a escena, como parte de los 50 años del Cervantino, “Esto no es un juego”, una fábula que refleja una sociedad competitiva. Con destreza, 12 bailarines se ganan la ovación del público del Auditorio del Estado de Guanajuato
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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Salen de entre las luces. Sus movimientos atrapan la atención de los presentes, mientras un ruido ensordecedor llena el Auditorio del Estado de Guanajuato. Y así, el juego inicia.

El escenario es blanco. Ellos visten de negro, menos uno, que va de blanco. Entran y salen del escenario, saltan unos sobre otros. En momentos caen y se quedan inmóviles, mientras la música sigue; en otras ocasiones, la música para y ellos continúan moviéndose. Y así, el juego continúa.

El piso cambia de color. De blanco pasa a verde, luego a rosa, naranja y amarillo, para después regresar al blanco, como si todo se reiniciará. Como si nada hubiera pasado. Los bailarines giran y sus cuerpos crean formas, saltan y sus manos se mueven con gracia y soltura. No hay duda, todo es un juego, aunque su nombre diga lo contrario.

Los artistas parecen juguetes que se mueven al compás de quien controla la música. No son ellos, sino esos hilos invisibles los que marcan su camino.

Los 12 bailarines que se están en escena pertenecen a la Korea National Contemporary Dance Company, que está en México para celebrar los 50 años del Cervantino, donde Corea es el país invitado de honor.

Lo que se está presenciando es “Esto no es un juego”, de la coreógrafa Nam Jeongho, que retrata como en la sociedad actual lo único que importa es sobrevivir, sin importar si es acosta de los demás.

Los bailarines van cayendo uno a uno mientras sus fotos aparecen en escena, como señalando que han perdido el juego, que ya no tienen más vidas para continuar; sin embargo, el juego sigue y poca importa cuántos participantes hay.

“Esta obra es una fábula que refleja una sociedad competitiva, un registro de aquellos que han vivido los tiempos de pandemia excluyendo a otros para su propio beneficio. Una confesión dancística de violencia hacia los demás o la naturaleza para ganar. Una lucha por la supervivencia en un futuro incierto”, asegura la compañía.

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La ejecución de la Korea National Contemporary Dance Company es calificada de impecable y sorprendente. De dura, pero divertida; con movimientos, en ocasiones, violentos, pero necesarios para reflexionar sobre la importancia del otro, de vivir en comunidad.

La música para, las luces se apagan y los bailarines hacen una reverencia, mientras el público del Auditorio del Estado de Guanajuato los abraza con sus aplausos y ovaciones, por ser, posiblemente, de lo mejor de este año del Cervantino.

 

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