En los últimos años, el tema de la autosuficiencia en la industria alimentaria a nivel mundial ha cobrado relevancia a raíz del aumento constante de precios y de la población, la insuficiencia de alimentos y, por ende, la demanda de estos.
Se estima que, debido al aumento mundial de la población, pese a las muertes causadas por la pandemia, para el 2050 la población global necesitará un 70 por ciento más alimentos para satisfacer su demanda.
Según Statista, en México, para el 2026, habrá 134 mil 360 de habitantes, un aumento de poco más de 8 millones, en comparación con los casi 129 millones actuales. Por lo que se tendrá que evolucionar en los procesos para responder a una demanda que está constante en crecimiento.
De acuerdo con Xavier Medina, investigador y director del FoodLab, Grupo de investigación interdisciplinario en alimentación, sociedad y salud, para el 2030 habrá un fenómeno alimentario a nivel científico y tecnológico.
“Avanzamos hacia una nutrición cada vez más personalizada y una industria alimentaria que propone nuevas soluciones de futuro que hoy todavía nos parecen de ciencia ficción, pero que están al alcance de la mano: carnes criadas artificialmente en laboratorio, comida creada en impresoras alimentarias y nutrición de precisión adaptada a cada persona”, expresa.
El especialista considera que la industria alimentaria continuará creando productos al alcance de la población, los cuales seguirán las mismas líneas de la globalización, aunque adaptadas a cada sociedad específica.
“Al mismo tiempo, y sin ser contradictorio con todo lo expuesto, cada vez buscaremos más alimentos locales, de proximidad, con poco impacto ambiental, que redunden en nuestra sostenibilidad tanto medioambiental como alimentaria, y que al mismo tiempo pertenezcan a nuestras tradiciones culturales más arraigadas, y que se identifiquen en tanto que alimentos confortables y que formen parte de nuestras identidades”, abunda.
Dice que todos estos movimientos se dan al mismo tiempo y, pese a ser aparentemente contrarios en algunos casos, forman parte de procesos complementarios que acaban reforzando los unos a los otros.
“Nuestra alimentación es compleja, porque nosotros lo somos en cuanto a especie y en cuanto a culturas y sociedades, y las reglas por las cuales se rige nuestra forma de alimentarnos son también necesariamente complejas y multifactoriales”, explica.
Además, a nivel internacional, indica que la sociedad se encuentra con muy distintas situaciones y presiones que implican desarrollos bastante desiguales, a pesar de que cada vez haya mayor globalización.
“Nos encontramos ante una alimentación cada vez más globalizada, pero que se encuentra fuertemente localizada en sus propias sociedades, con características tanto productivas como demográficas que hacen que cada caso sea casi único, a pesar de estar completamente interconectado a nivel internacional.
“Seguiremos teniendo sociedades fuertemente sobrealimentadas y, frecuentemente malnutridas en relación con algunas de sus capas sociales, que funcionan al mismo tiempo con épocas de carestía y de hambruna que se dan en distintos momentos en esas mismas sociedades y en muchas otras”, concluye.
El dato
El doctor Xavier Medina, catedrático e investigador en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en Barcelona, España, estará en México de agosto a diciembre para impartir el diplomado Alimentación y cultura en el siglo XXI, en el Centro de Investigación y Capacitación en Gastronomía de la Universidad del Claustro de Sor Juana