Una nueva alternativa ha surgido para que los países en desarrollo tengan acceso a investigar las causas de muerte, con una herramienta menos invasiva que la autopsia completa tradicional.
Se trata del proyecto CaDMIA, del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona (CRESIB).
Una publicación en la revista científica The Lancet Global Health, que fue financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates, da cuenta de los avances de este proyecto cuyo objetivo principal es el de implementar en países con escasos recursos la Autopsia Mínimamente Invasiva (MIA, por sus siglas en inglés), un procedimiento post mórtem alternativo a la Autopsia de Diagnóstico Completo.
Esto para reducir la incertidumbre respecto a las causas de mortalidad, ya que en países en vías de desarrollo la práctica de autopsias completas se lleva a cabo con poca frecuencia y resulta ser un problema, dice el artículo.
Entre las razones por las que casi no se realizan autopsias completas en los países no desarrollados, los autores destacan la gran proporción de las muertes de personas que no están en el sistema de salud, instalaciones y recursos humanos insuficientes, así como la aprehensión cultural o religiosa sobre la práctica de estos procedimientos.
La MIA consiste en utilizar técnicas de imagen, como la resonancia magnética o una tomografía computarizada, junto con pequeñas biopsias diagnósticas –aplicadas por punción con aguja– de los órganos clave.
“La MIA produce resultados fiables y comparables a la autopsia completa en los países desarrollados”.
Además, puede “mejorar la comprensión de cómo surgen y se desarrollan las enfermedades que requieren muestras humanas para estudiarse completamente”, añade el reporte.
Sin embargo, los autores advierten que en su etapa actual, la MIA todavía no es factible en entornos de escasos recursos, por lo que es necesario definir y estandarizar los procedimientos para llevar a cabo esta técnica en los países en vías de desarrollo.