Autofagia, de Alaíde Ventura, explora las obsesiones y la ansiedad de las personas

La nueva novela de Alaíde Ventura Medina se adentra en el complejo mundo mental de una mujer marcada por la ansiedad, manías y obsesiones, enfrentándose al desafío del abandono
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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Descender a las entrañas del cuerpo, descubrir y exponer sus vulnerabilidades ha sido una inquietante travesía emprendida por Alaíde Ventura Medina. No obstante, la crisis desencadenada por la pandemia llevó esta exploración a nuevos límites, forzando a la autora a confrontar su propia existencia. En este enfrentamiento, la ansiedad, el miedo y la angustia se volvieron ineludibles.

Cada estímulo corporal no encontraba vías de escape, sumergiéndola en paranoias y un profundo estado de incertidumbre. Este proceso metamórfico no solo tocó fibras emocionales, sino que también provocó una reflexión que emerge en su última obra, Autofagia (Penguin Random House).

“Llevaba mucho rato escribiendo de forma racionalizada, muy ensayística. En ese entonces, en pandemia, tenía una columna muy cerebral, de procesar cada palabra, me tuve que enfrentar a mi cuerpo, al estado de alerta y no había escape a los estímulos corporales. Esto me provocó un montón de cambios, tanto patológicos como lo más simples: viví distinto mi cuerpo, desde entonces, mi escritura se transformó, surgiendo un deseo innato de explorar los cambios en el cuerpo”, cuenta Ventura.

Al volverse más consciente de los procesos biológicos y psíquicos en el acto de escribir, Alaíde buscó con Autofagia llevar esta conciencia a su máxima expresión al relatar la historia de una pareja. Se sumergió en la cotidianidad de una de las chicas, quien descubre la ausencia de Ana, su compañera.

La protagonista decide aguardar, obedeciendo las directrices que la relación misma ha establecido: beber abundante agua y no comer. Con el paso de las horas, el silencio que la rodea comienza a llenarse de voces; aquellas del mundo exterior y las que resuenan en su mente, las voces de su madre y de su abuela, que le narran fragmentos de su infancia en un pintoresco pueblo cañero a la orilla del río.

'Mi filosofía es obedecer lo que me está sucediendo, tanto a nivel corporal como personal. No forzarme a algo que mi cuerpo no permite, seguir el ritmo de mis necesidades. Escribir con la esperanza de crear la literatura que a mí me gustaría leer, sin compromisos. No publicar por publicar, sino escribir con autenticidad”
Alaíde VenturaEscritora

En el terreno de la ansiedad, Ventura revela los intrincados caminos de la mente. Por ejemplo, cuenta que en los episodios de ansiedad se tienen pensamientos a veces contradictorios o azarosos, pero todos son estímulos. Sin embargo, para esta novela, quiso llevar al cuerpo a un estado de vértigo y al límite.

Su interés por la incomodidad

Alaide Ventura no teme adentrarse en los rincones más oscuros y frágiles del cuerpo humano, confrontando realidades y llevar a sus lectores a un estado de incomodidad y angustia, desentrañando la conexión entre la escritura, el cuerpo y la destrucción.

“Me interesaba derribar el mito del control de mí misma, o sea, como la escritura tiende un poco a esa trampa. Algunos dicen ‘escribo para acomodar el mundo’ y entonces estoy en control, pero no es cierto. Intenté causar incomodidad y angustia, así como el personaje los experimenta”, sostiene.

Ventura desafía la idea de control que la escritura puede sugerir, recordando que el ser humano es, ante todo, cuerpos frágiles y misteriosos, a menudo ignorados y castigados.

En lugar de dictar emociones, Ventura busca sumergir al lector en la experiencia visceral de su protagonista, generando una conexión más profunda y auténtica.

La narrativa de Ventura revela una destrucción evidente, una cruda realidad ante la cual muchos preferirían cerrar los ojos.

“Es realmente una destrucción evidente, ante todos menos ante ella. Dormir cuatro horas por estar trabajando o estar en niveles de estrés, exponer al cuerpo a diversas situaciones que son destructivas y que no sabemos por qué lo hacemos, como si no tuviéramos alternativas, pero sí tenemos, nada más que no las vemos”, opina.

La autora expone la realidad de las auto imposiciones destructivas, llevando a la reflexión personal de que hay gente que deja de comer hasta la destrucción.

Al reflexionar sobre su elección narrativa, Ventura revela un íntimo conocimiento de su propia experiencia.

 “Creo que no hay tanto escape a mi vida; utilicé una tercera persona y  la narradora está acompañándola al personaje. Yo conozco la ansiedad del insomnio y el hambre, y conozco mi cuerpo, lo tuve que hacer consciente para escribir Autofagia.

Su labor como escritora

La autora de Entre los RotosComo Caracol  comparte una visión honesta y cruda sobre el proceso de escribir, revelando las complejidades que implica este oficio demandante. Una dualidad entre el placer y la carga que conlleva.

“En toda escritura siempre dejamos el cuerpo, requiere un esfuerzo, porque es un oficio bien demandante del cuerpo. Requiere estar este quieta, concentrada y angustiada, es como tener un proyecto de largo alcance inacabado, lo cual genera mucho estrés, afecta también al dormir”, platica.

La labor intensa de escribir desata una agitación interna, exacerbada por la presión constante de alcanzar metas literarias. Según Ventura, el proceso de escritura no solo implica estrés, sino también la imperativa honestidad consigo misma.

“Es un proceso que conlleva estrés para el cuerpo, pero además, si no eres honesta con tus propios procesos, conlleva también un esfuerzo y un costo, pero vale la pena si al final logras terminar esa misión que te propusiste”, agrega.

La autora destaca la dualidad inherente, donde el esfuerzo y el costo se equilibran con la recompensa final de cumplir con la misión escrita. Sin embargo, Ventura también ahonda en la culpabilidad y las expectativas que rodean el acto de escribir.

“Escribir es un acto que puede revelarte culpas y expectativa de la buena, sobre qué valdrá la pena la lectura. Es un trabajo muy precarizado, es decir, escribes durante tres años una novela, es un producto. En ese inter tienes que balancear, yo, por ejemplo, freelanceo mucho y estoy estudiando con la beca.

“Es un proceso bien largo y angustiante, en el que todo el tiempo te estás cuestionando si de verdad vale la pena, o si mejor me dedico a la publicidad, donde hay más dinero, o si estoy haciendo un buen libro, obviamente tiene sus cosas positivas, si no, no lo haría”, aclara.

No obstante, para la autora, todo viaje creativo tiene su culminación, por lo que ella lo ve reflejado como “una luz al final del túnel”.

El uso de las redes sociales

En la experiencia de la autora, Twitter se presenta como una válvula para aliviar la ansiedad, especialmente en un entorno nuevo como lo es Houston, Estados Unidos, lugar donde actualmente está estudiando. Aunque reconoce los beneficios profesionales y de difusión del libro al utilizar la plataforma, inicialmente, su interés radicaba en mantener la autenticidad de sus interacciones en redes sociales.

“Me siento bien sola, es otro país y otro idioma, Twitter me ayuda para solventar esas ausencias; nunca quise enlazarlo con mi labor profesional, entiendo que ayuda a darme a conocer y en la difusión del libro, pero originalmente me interesaba un espacio sólo para mí”, detalla Alaíde.

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