Los primeros registros de este fenómeno en territorio mexicano datan de de 1602. Foto: Especial

Auroras boreales en México. ¿Sabes cuándo fue la primera vez que se registró una?

El arqueoastrónomo Ismael Arturo Montero García explica cómo se ha vivido a lo largo de los siglos estos fenómenos astronómicos en el territorio mexicano

El pasado 11 de mayo México despertó con la noticia de avistamientos de auroras boreales en lugares como Chihuahua, Zacatecas, Sinaloa y Jalisco. Este extraordinario fenómeno astronómico, como cualquier suceso de esta naturaleza, despertó la curiosidad de todo el mundo y en el imaginario colectivo surgieron muchas especulaciones sobre su significado.

Sin embargo, no ha sido la primera vez que las auroras boreales se hacen presente sobre este territorio, pues sus primeros registros en documentos datan de 1602, lo que demuestra que es un fenómeno que se ha avistado desde tiempos milenarios.

“La primera narración que tenemos de una aurora boreal se la debemos a fray Juan de Torquemada, quien narra que la Nao de China, proveniente de Filipinas, avista una aurora boreal en el año de 1602, el 4 de noviembre, justo cuando está entrando el invierno”, refirió el arqueoastrónomo y colaborador  del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Ismael Arturo Montero García.

En una conferencia virtual, el director del Centro de Investigación y Divulgación de la Ciencia en la Universidad del Tepeyac explicó que la tripulación a bordo de este galeón presenció este fenómeno durante su travesía por el Pacífico, en la Alta California, y posiblemente, era “una aurora boreal extraordinaria que había bajado mucho”.

“Es la narración virreinal más antigua que tenemos al respecto”, destacó.

187 años después, el 14 de noviembre de 1789, los habitantes de la Ciudad de México presenciaron el mismo suceso astronómico de hace unas semanas. Un suceso célebre que fue analizado científicamente por tres eruditos novohispanos, José Antonio Alzate, Antonio de León y Gama, y José Francisco Dimas Rangel, quienes dejaron vastos registros documentales sobre tal fenómeno.

De León y Gama, por ejemplo, publicó su Disertación física sobre la materia y formación de las auroras boreales , que es.. Según Montero García, aquella aurora boreal provocó tanta curiosidad entre estos científicos novohispanos que, durante casi dos años, publicaron textos sobre ese fenómeno en la Gazeta de literatura de México y la Gazeta de México.

“Lo interesante es que estos sabios novohispanos ya entendían que había una relación entre la mancha solar y la aurora boreal”, comentó.

Las auroras boreales que se presentan en el sur son conocidas como auroras australes. Históricamente son más conocidas las del norte, debido a la menor población en el Polo Norte

Aurora boreal en Sonora

Otro de los registros célebres de avistamiento de auroras boreales en México sucedió el 1 de septiembre de 1859, cuando la Tierra enfrentó la más grande tormenta solar registrada en la historia y que se denominó Evento Carrington, en honor al astrónomo inglés Richard Carrington, quien fue el primero en observarla con su telescopio.

Aquel evento tuvo fuertes consecuencias sobre la superficie del planeta, algunas líneas telegráficas cayeron, hubo incendios y en el cielo se avistaron maravillosas auroras boreales.

En México,  Bartolomé Almada, miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, avistó el fenómeno en Sonora y lo describió así en su diario:

“La noche era como el amanecer; los edificios parecían indistintos, todos iguales a lo lejos, como si el sol fuera a salir, y parecía como si se rompiera a partir de ese arco. Las personas podrían ser reconocidas desde muy lejos vistos a media luz, que era como el amanecer”.

De acuerdo con Montero García, este diario se publicó en inglés  hasta 1963  y esta elocuente descripción aparece acompañada de una ilustración.

Aclara fenómenos registrados en Mesoamérica

Arturo Montero García comentó que en el Códice Vaticano 3738 hay una referencia a una posible aurora boreal en Mesoamérica, la cual habría sucedido en el año 4 Casa, correspondiente a 1509 d.C. Se trata de una  interpretación hecha por Edward King, Lord Kingsborough a este códice. Sin embargo, el colaborador del INAH aclara que es posible que no fuera una aurora boreal, sino una luz zodiacal. Aún así, el fenómeno fue visto con asombro y fue interpretado como uno de los presagios de la Conquista.

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