Porfirio Díaz es uno de los personajes más controversiales en la historia de nuestro país y aunque se conocen muchos detalles de sus 30 años de presidencia, poco se habla del gran banquete que ofreció con motivo del centenario de la Independencia.
Este fue un evento muy importante, no sólo porque se conmemoraron los cien años del nacimiento de un México libre, sino que en ese momento el país estaba viviendo una situación muy complicada llena de cambios: estaba a punto de iniciar la Revolución Mexicana.
Así, mientras algunas huelgas estallaban en el país y Francisco I. Madero cobraba cada vez más fuerza con su movimiento; el gobierno de Porfirio Díaz se encargó de hacer sus últimos actos oficiales.
A lo largo de todo septiembre, el entonces mandatario realizó inauguraciones y restauraciones de edificios públicos, calzadas y monumentos, entre los que destaca la revelación del Ángel de la Independencia.
Además, previo a que llevara a cabo el gran banquete, realizó un desfile bastante especial, pues con él se hizo un repaso por toda la historia del país desde la fundación de Tenochtitlán, la conquista y finalmente la Independencia.
Así fue el banquete de Porfirio Díaz
A la fiesta que Porfirio Díaz ofreció estuvieron invitadas 10 mil personas, quienes se dieron cita en el Palacio Nacional el cual fue decorado con 30 mil lámparas y contó con valses interpretados en vivo por 150 músicos.
“El Presidente de la República tiene el gusto de invitar a usted para el Baile, que en celebración del primer Centenario de la Independencia, ofrecerá a la Sociedad Mexicana en el Palacio Nacional, el 23 de septiembre próximo”, se lee en la invitación.
Esta fue enviada a los personajes más importantes de ese momento, tal como altos mandos castrenses, empresarios, diplomáticos y terratenientes, quienes se dieron cita a las 9:00 de la noche para disfrutar de un banquete de 12 tiempos.
Fiel al estilo de Porfirio Díaz, el menú fue escrito en francés; mientras que Silvain Dumont fue el chef encargado de preparar los platillos que se ofrecieron, entre los que destaca el Saumon du Rhin grillé à la St. Malo.
Este platillo se prepara con salmón y se sirve en salsa de vino blanco, mostaza y se acompaña con anchoas; también se sirvió pollo marinado en leche con salsa de frambuesa.
También dieron a los invitados Melon glacé au Clicquot rosé el cual consiste en perlas de melón que se sirven con champaña rosada y el postre fue helado de vainilla con chocolate fundido, todo acompañado de lujosos vinos y champaña.
Este fue uno de los últimos actos públicos que realizó Porfirio Díaz, ya que poco después dio inicio la Revolución Mexicana; en 1911 abandonó la presidencia y dejó el país en mayo del mismo año, para exiliarse en París, en donde pasó sus últimos años de vida.