Este lunes 25 de noviembre abrirá nuevamente sus puertas la zona arqueológica de Oxtankah, en Chetumal, Quintana Roo, el sitio donde vivió el náufrago español Gonzalo Guerrero, muchos años antes de la llegada de Hernán Cortés al actual territorio mexicano.
Ese sitio, cuna del mestizaje, reabrirá sus puertas tras una serie de obras de infraestructura que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realizó como parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), en el marco de la construcción del Tren Maya en esa región.
Según el director del Centro INAH Quintana Roo, Margarito Molina Rendón, en el sitio se instaló un nuevo paradero y se renovaron las instalaciones de atención al visitante, se actualizó la red de senderos del sitio y se consolidaron monumentos del conjunto de plazas que conforma esa ciudad antigua.
En un comunicado, el INAH asegura que los trabajos que se realizaron en el lugar revelaron la presencia de unidades habitacionales que en un futuro serán estudiadas para tener más datos sobre las formas de vida de los habitantes de esa ciudad maya que, en el siglo XVI, habría acogido a Gonzalo Guerrero, quien fue el primer europeo en desposar a una nativa maya y tener descendencia.
Oxtankah “fue una de las urbes más icónicas de la península de Yucatán, la cual, entre los siglos I y V de nuestra era, destacó por su vocación portuaria, además de que, según la tradición oral, habría sido el hogar, a inicios del siglo XVI, del náufrago español Gonzalo Guerrero, quien se integró a la cultura maya y murió defendiendo a su pueblo adoptivo”, destacó el director del INAH, Diego Prieto Hernández.
El mestizaje reflejado en la arquitectura
En tiempos prehispánicos, Oxtankah fue la ciudad más grande e importante de la bahía de Chetumal y gozó de una posición privilegiada, ya que sus habitantes tuvieron acceso a alimentos tanto de origen marino como lacustre en abundancia, según información del instituto.
Las huellas de su esplendor se pueden ver todavía en algunos elementos arquitectónicos que se han conservado, como un mascarón de estuco ubicado en la Plaza de las Abejas, el cual fue recientemente restaurado. Se trata del único mascarón que se preserva in situ, data del periodo Clásico Temprano (200-600 d.C.) y muestra a un jaguar estilizado, que podría ser una “posible representación del Witz (el cerro de los mantenimientos, en la concepción maya)”.
Otro vestigio arquitectónico que da cuenta del mestizaje que se dio en ese sitio es una capilla colonial del siglo XVI, que fue edificada por los conquistadores españoles dentro del asentamiento maya. El inmueble también fue restaurado recientemente.
Gonzalo Guerrero y la cuna del mestizaje
La llegada de Gonzalo Guerrero a tierras mayas se dio, según las fuentes históricas, entre 1511 y 1512, luego de que la tripulación donde viajaba el español naufragara en su recorrido de Panamá a Santo Domingo. Las corrientes trajeron a algunos de los sobrevivientes a la península de Yucatán, donde fueron capturados por guerreros mayas.
Después de varios intentos de fuga y algunos españoles muertos, los únicos sobrevivientes fueron Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar.
En ese tiempo, Guerrero sirvió como esclavo para diversos caciques, pero logró integrarse y se casó con la hija del cacique de Chetumal, con quien tuvo descendencia, por lo que se considera el “padre del mestizaje”.
Cuando Hernán Cortés y sus tropas llegaron a tierras mayas, intentaron rescatarlo, pero él se negó y eligió quedarse con los mayas.
Se considera que Oxtankah habría sido el sitio donde vivía este español convertido en maya.
El sitio renovado se podrá visitar a partir de este 25 de noviembre, de lunes a domingo, entre las 9:00 y las 15:00 horas. Costo de acceso: 75 pesos. Los domingos la entrada es libre para el público nacional.