Al escuchar la palabra artesanía, con frecuencia vienen a la mente imágenes de comunidades indígenas “estancadas” en el pasado, que venden sus productos en mercados y en avenidas concurridas.
Son pocas las personas que las compran por convicción, y muchos lo hacen con el deseo ayudar pero dando poco valor a lo que reciben. Eso está por cambiar con propuestas como las de MARIA y MARIA.
La empresa fue creada por dos jóvenes, Andrea Yriberry y Karen Cornejo, que comenzaron el proyecto como parte de un programa del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, en el 2011. Ese mismo año, bajo el nombre “SoyMarca” obtuvieron el tercer lugar en la modalidad de Ideas de Iniciativa México.
Durante el 2012 se dedicaron a investigar, acercarse a las comunidades, conocer a los artesanos y establecer acuerdos. Aunque decidieron cambiar el nombre, la esencia de la empresa fue siempre la misma: contar historias para “conocer nuevos mundos y entender realidades que antes eran invisibles”.
Y pocas realidades en México son tan invisibles como la vida en las comunidades indígenas. De acuerdo a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), en el 2005, estos representaban el 9.8 por ciento de la población y demostraban tres tendencias claras: menor fecundidad, migración hacia las ciudades y pérdida de la lengua.
Más del 17 por ciento de los indígenas de México vive en las urbes principales del país y cuatro de cada 10 viven en pobreza extrema. Casi 80 por ciento de ellos sufre de algún tipo de pobreza y solamente el 3.1 por ciento es considerado no vulnerable por ingreso o carencias sociales, según cifras de la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED).
En un ambiente tan desesperanzador, MARIA y MARIA busca recuperar el valor del arte autóctono mexicano. “La pieza no vale por sí sola”, explican Andrea y Karen, “sino por la historia que lleva consigo”.
La idea es unir el pasado y el presente en piezas que, hechas por artesanos mexicanos, puedan ser utilizadas con orgullo y se ajusten al estilo de vida contemporáneo, conservando el estilo de quienes lo trabajan pero comprendiendo que México tiene más de una cara.
Para la primera línea de productos trabajaron con dos grupos indígenas: una comunidad huichol que habita en Guadalajara, pero que ha conservado la pureza de su cultura, y varias agrupaciones de mayas en Chiapas. La historia de cada uno de los artistas está detallada en su sitio Web.
Su colección ofrece accesorios –como fundas para iPhone, bolsas y carteras– además de una línea de muebles, que pueden conseguirse en línea o en su nuevo showroom en Monterrey. Para finales de este año, esperan tener puntos de venta en Guadalajara y DF.