Se acabaron los paneles sobrecargados de candados rosas, verdes, y algunos hasta grabados con los nombres de amantes que venían año con año a sellar su amor al mítico puente parisino.
El street art (o arte urbano) invade el Pont des Arts, y no como un acto de “vandalismo callejero”, sino por orden directa del Ayuntamiento de París. El 1 de junio el célebre puente, que debía su reputación a los cerca de un millón de candados que decoraban sus bordes, fue despojado de sus paneles.
Los candados se habían convertido en un peligro y su peso amenazaba con ceder en cualquier momento. A pesar de las protestas que llegaron del mundo entero, el Pont des Arts vio sus 45 toneladas de historias de amor despojadas definitivamente de sus paneles, cediendo su lugar al arte.
Para compensar la desaparición de los candados, los paneles serán reemplazados por la intervención de cuatro artistas internacionales, antes de que los nuevos paneles de vidrio de Plexiglas sean puestos este otoño de manera definitiva.
Las peligrosas toneladas del amor
A principios del siglo 19, París no contaba más que con tres puentes que atravesaban el Río Sena. Napoleón Bonaparte ordenó la construcción de un puente metálico, que debía dirigir a los ciudadanos de ambos lados del río directamente al Palacio de las Artes, actual Museo del Louvre, recinto al que debe su nombre.
Atravesando el Río Sena en 155 metros de construcción extremadamente moderna para la época, todo el que quisiera cruzar al otro lado, tenía que dar una cuota.
El puente se inauguró en 1803, y cuando Napoleón asistió a ver el resultado final de su obra, dijo: “Este puente no tiene nada de sólido, no me gusta, no hay nada de grandioso en él”.
Ese fue quizá un juicio premonitorio que llevó al puente a derrumbarse 100 años después, y a reconstruir uno idéntico en 1984, el Pont des Arts que conocemos en la actualidad.
Sin embargo, la premonición de Napoleón no terminó ahí. En marzo de 2014, dos norteamericanas lanzaron la petición “No love, no lock”, firmada por 10 mil personas para retirar los candados que dañaban el paisaje del puente y ponían en peligro a los turistas.
En junio de ese mismo año, una parte de los paneles se derrumbaba. A causa de esos accidentes, y de los riesgos que representaba el puente para los millones de visitantes de la capital, el Ayuntamiento de París decidió retirar las 45 toneladas del amor y crear los 56 paneles de arte urbano.
Los 56 paneles de street art
Considerado como una muestra de vandalismo, el street art que hoy decora el mítico Pont de Arts fue una decisión que, para muchos, no solo reconoce al arte urbano como una manifestación artística legítima para el Estado, al venir directamente del Ayuntamiento de París, sino que además reivindica su estatus como arte, al otorgarle una de las vistas más importantes de la capital, con el Museo del Louvre y la Catedral de Notre Dame, como paisaje.
El proyecto ordenado por el Ayuntamiento de París, bajo la dirección artística de Mehdi Ben Cheikh de la galería Itinerrance dejó tema libre a cuatro artistas internacionales: Jace, El Seed, Brusk y Pantonio, para intervenir los 150 metros de frisos instalados para la exposición de arte urbano.
“Nosotros queremos que París se mantenga como la capital del romanticismo. Que las parejas continúen declarándose su amor aquí, o pidiéndose matrimonio en este mismo puente; pero sin poner su candado” señaló Bruno Julliard, adjunto cultural del Ayuntamiento de París.
“Estamos pensando diferentes medios para reciclar los paneles” declaró Juillard, precisando que no serán “tirados”.
Pero las opiniones son diversas. Desgraciadamente, la reivindicación y el reconocimiento no bastan para que este joven movimiento artístico sea del todo aceptado.
Para los nostálgicos y los defensores del Patrimonio, el street art no tiene nada que hacer en el histórico puente. Muchos tacharon el proyecto de “inapropiado” y “mediocre” en las redes sociales desde que se instalaron los paneles el pasado 5 de junio. Y a pesar de que muchos de los parisinos y los miles de visitantes que alguna vez pasaron por el puente para eternizar su amor en un candado, ya no se reconocen en su nueva decoración, los detractores perecen estar olvidando que desde que el arte es arte, aquellos que alguna vez calificaron los cuadros de numerosos artistas como Manet, Picasso o Dalí de “inapropiados” y “mediocres” son hoy considerados como grandes piezas maestras del arte universal.
En unos años, ¿se pensará lo mismo para el street art?