Arte mural mexicano en honor a Siqueiros
A través de la exposición Murales para un cubo blanco, cuatro artistas mexicanos se reúnen en la Sala de Arte Público Siqueiros para exponer las obras que comenzaron a crear bajo la inspiración del muralista. Trabajos pictóricos y escultóricos son algunas de las piezas presentadas
Fernanda MuñozEl interior de la Sala de Arte Público Siqueiros (SAPS) volvió a ser ocupado por obras de arte. Sus paredes blancas, así como sus suelos grises, ahora están cubiertos por diferentes piezas que colorean la construcción.
Son cuatro artistas mexicanos los que, a través de diferentes trabajos pictóricos y escultóricos, buscan dialogar con el legado artístico de David Alfaro Siqueiros, a través de la exposición Murales para un cubo blanco.
Ana Bidart y Primal, Antonio Bravo, Iván Krassoievitch y Lucía Vidales son quienes se dieron a la tarea de estudiar los archivos históricos del maestro Siqueiros, así como algunos de sus murales y pinturas, con el fin de seguir recordando a uno de los tres muralistas más importantes del país.
Frente a su obra Todos los tiempos presentes, la cual se representa por tapetes coloridos y objetos colgantes, Iván Krassoievitch comparte que exponer una obra en la SAPS significó, tanto para él como para sus colegas, una gran responsabilidad y un reto inmenso, pues se enfrentan a un espacio dedicado a las obras de Siqueiros.
“Me comentaba el director (de la SAPS, Willy Kautz), que algunos artistas evitan trabajar aquí y desarrollar sus proyectos porque está el peso de Siqueiros presente; sin embargo, para mí significó cuestionarme los mismos pensamientos que el maestro y tratar de dialogar con algunas de sus obras, algo que, creo, hice bien”, menciona Krassoievitch, en entrevista con Reporte Índigo.
Para el artista, Murales para un cubo blanco pretende dejar en el público visitante un mensaje de que tanto la lectura como la observación son imprescindibles en la vida diaria, pues, según menciona el artista, actualmente se vive en un mundo en el que la gente sólo escribe y ve sin prestar mucha atención a las cosas.
De acuerdo con el director Willy Kautz, esta presentación integra tres elementos principales: memoria histórica, selección de obra histórica y nuevos proyectos que dialogan entre sí.
“Al invitar a estos artistas lo que pretendimos en un inicio fue que interactuaran directa o indirectamente con algunas de las obras de Siqueiros, las cuales recogimos del Fondo Documental y del Acervo Plástico del pintor”, detalla Kautz.
El director de la SAPS recalca que cada pieza expuesta en Murales para un cubo blanco va acompañada por otra hecha por Siqueiros, con el objetivo de que haya un balance entre ambas. Además, asegura, esa interacción revive la esencia del muralista en pleno siglo XXI.
Compartiendo el espacio de Siqueiros
Cada obra de los cuatro artistas se cubre de principio a fin la SAPS, iniciando con JOGO, Cómo se juega un mural (2020), que tanto Ana Bidart como el dúo Primal crearon para interactuar con los visitantes.
Esta pieza está presente en la fachada de la SAPS, y su objetivo principal es que cada persona comience a pintar un mural, a través de un juego que los artistas inventaron.
Bidart sostiene que su obra se inspiró en el libro Cómo pintar un mural que Siqueiros publicó en 1951, y en el cual explica cómo realizaba su profesión a grandes rasgos para facilitarle la carrera a sus estudiantes.
La siguiente pieza expuesta es La humanidad en marcha (2020), de Antonio Bravo, la cual está representada por dos tallas de piedra caliza.
Según explica el propio autor de la obra, la primera de sus piezas surgió luego de estudiar múltiples archivos que David Alfaro Siqueiros utilizó y analizó para realizar algunas de sus obras, como La Marcha de la Humanidad (1966).
De acuerdo con la curadora de Murales para un cubo blanco, Adriana Melchor Betancourt, el objeto central tanto de Siqueiros como de Bravo al hacer sus obras fue el estudio de la humanidad en masas, es decir, de aquellas personas que integran un mitin o una marcha.
Por otra parte, Melchor Betancourt explica que Todos los tiempos presentes (2020), de Iván Krassoievitch, también se centra en una de las obras más enigmáticas de Siqueiros, Un mural para el Estado de México (1972).
“(Mi obra) está pensada para verse y leerse desde todos los ángulos, no tiene un inicio ni un fin, también por eso elegí a las alfombras como elementos centrales, pues te pueden dar la bienvenida como la despedida”, señala Krassoievitch.
Todos los tiempos presentes es la pieza que dirige al público por toda la exposición, ya que está expuesta en el suelo de la SAPS, como un guía que acompaña al visitante durante todo el trayecto.
Por último, la artista Lucía Vidales expone Viendo el monte Calvario (2020), una pintura mural en la que reflexiona sobre el motivo de la crucifixión, a partir de la obra de Siqueiros Cristo del Pueblo (1963).
Según explica la curadora, la conexión entre estas dos piezas habla de lo importante que es Dios para la humanidad, pues aunque Siqueiros era ateo, hizo una producción muy grande de la imagen de Cristo cuando estaba preso en los años 60.
En el segundo piso de la SAPS, finalmente, se reúnen todos los archivos consultados por los artistas para realizar sus obras, desde recortes de revistas hasta anotaciones de Siqueiros y pinturas del mismo.