Ariel Serrano, Cantar para resistir
Ariel Serrano es una chica trans de 20 años quien, al subirse a los escenarios a tocar música folclórica, olvida todos los momentos malos que le han pasado, como el que la rechacen por su apariencia o que su comunidad LGBTTIQ+ no apruebe el género musical que interpreta
Montserrat SánchezVivir para cantar y cantar para resistir es en lo que cree Ariel Serrano, una mujer trans de 20 años que a su corta edad ya tuvo su primer logro musical: haberse presentado en el Complejo Cultural de Los Pinos.
Vestida con un huipil blanco originario de Chiapas, Ariel relató, en entrevista con Reporte Índigo, que haber estado en dicho recinto cultural marcó su vida para siempre.
“Fue muy lindo haber estado en Los Pinos, me invitaron para formar parte de las actividades de la Feria de las Lenguas Indígenas Nacionales e incluso me pidieron dos fechas, no podía creerlo, hasta ahora ha sido una de mis mejores experiencias”, cuenta.
Sentada en las instalaciones del Museo Archivo de la Fotografía, Ariel Serrano asegura que su amor por la música nació desde que ella tenía solo ocho años.
“Fue gracias a mi mamá, cuando estábamos en la casa siempre ponía su grabadora y escuchaba canciones de intérpretes como Óscar Chávez, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Javier Solís, Lola Beltrán, entre otros. Yo crecí con esa música, amanecía y era lo primero que oía, ¿cómo no me iba a enamorar de eso?”, asegura.
Sin embargo, no solo influyó en ella el gusto de su familia, Ariel confiesa aquella vez que escuchó por primera vez en el radio la canción “La Llorona” en la voz de Chavela Vargas.
“Desde que la oí como que algo me transformó, me enamoré y seguí escuchando música de ese tipo porque me resulta maravillosa, me provoca muchas sensaciones al mismo tiempo que a veces siento que no las puedo explicar”, detalla.
De acuerdo con Ariel, su pasión musical fue creciendo con ella, ya que cuando estaba en la escuela participó en coros en los cuales tuvo la oportunidad de competir con otras escuelas. Pero no fue hasta años después cuando decidió dedicar su vida a la música.
“En 2016 caí en una depresión terrible, a veces hasta pienso que si no hubiera sido por la música yo no me hubiera podido levantar, me ayudó a olvidarme de esos problemas y angustias, a ser libre, la verdad es que me salvó, es lo que le da sentido a mí existencia. Además, tuve a una amiga que siempre me motivó a seguir, a que cantara en público, hasta que en mayo de ese año acepté, me atreví y descubrí mi pasión”, expresa.
Compartir su cultura, una tarea difícil para Ariel Serrano
Mientras juega con su rebozo negro, Ariel, quien también canta en zapoteco, purépecha, mixteco y náhuatl, afirma que otra de las razones por las que eligió interpretar música folclórica fue por el respeto que siente hacia la cultura mexicana, así como lograr dar mayor difusión a los idiomas originarios.
Inspirada por intérpretes como Lila Downs, Mercedes Sosa y Amparo Ochoa, Ariel se propone llevar el son tradicional a las poblaciones de la diversidad sexual; sin embargo, destaca que esa tarea no ha sido fácil.
“Cuando empecé en la música, honestamente pensé que me iban a discriminar, estaba segura de eso, pero no fue así, la verdad la gente que se dedica a esto me ha recibido con los brazos abiertos, pero no me pasa lo mismo con miembros de la comunidad LGBTTIQ+, he querido presentar mi música en lugares de la comunidad y me lo han negado, me dicen que mejor les ofrezca un show travesti o drag porque solo con mi guitarra es imposible que me dejen pasar”, lamenta.
Además, otro obstáculo que la joven ha tenido que enfrentar es la exclusión de recintos culturales, tal como le pasó en el Museo San Carlos, donde tras haber hecho la solicitud para presentarse ahí, Ariel tuvo que afrontar a que no respetaran su identidad de género, ya que la llamaban con pronombre masculino.
Pese a ello, Ariel y su Venadito, nombre de su banda, decidió no bajarse del barco y no renunciar a sus sueños, lo cual la llevó a presentarse en museos como el del Estanquillo, Museo del Chopo, de San Carlos, Museo Nacional de Arte, del Telégrafo, Palacio de Minería, así como en las embajadas de Estados Unidos y Alemania y foros alternativos como Alicia, Pasaguero, Bajo Circuito y Cine Tonalá.
A pesar de contar ya con un repertorio de presentaciones, Ariel expresa que una de sus favoritas fue la vez que estuvieron en el Teatro Nezahualcóyotl.
“Cuando me invitaron la verdad no estaba segura de aceptar, no sabía si era buena idea porque creía que no les gustaría esa música o que me iban a abuchear, pero fue todo lo contrario. Al evento asistieron como 600 personas, yo creo que fue de mis públicos más grandes y fue muy lindo porque iban los niños con sus papás y abuelitos, sentí increíble ver a las familias juntas, que se acercaran a mí, que me abrazaran, que me aplaudieran”, describe.
Al cuestionarle sobre cómo surgió el nombre de su banda, Ariel Serrano destaca con una sonrisa que fue gracias a su ídola, Lila Downs.
“Una vez fuimos a tocar a su foro en Oaxaca, que justo se llama el Venadito, ella nos puso ese nombre, como su foro, y no quisimos cambiarlo, hasta podría decir que fue con ella el nacimiento oficial de mi música”, explica.
Si bien su carrera musical apenas inicia, las metas y las ambiciones de Ariel van para largo y una prueba de ello es que en este año recibió la invitación de abrir el concierto de Plácido Domingo en Oaxaca, grabará temas inéditos y, sobre todo, le entusiasma la idea de poder grabar con Luna Aparicio, hermana de la actriz Yalitza Aparicio.
Mientras se preparaba para interpretar su propia versión de “La Llorona” en zapoteco, Ariel no logra contener la sonrisa, ya que para ella cantar es sinónimo de emoción, de alegría y de adrenalina que la hacen sentir viva.
Al momento de preguntarle con qué palabra definiría su música, Ariel no duda es responder que sería “revolución”, pues el solo hecho de ser una persona de la comunidad LGBTTIQ+ en México es ser una persona con mucho valor.
“Creo en la música y en el poder del arte como una forma donde puedo decir lo que pienso, donde puedo cambiar muchas cosas, sí, México es un país todavía muy machista y transfóbico, por eso estoy aquí resistiendo, por eso me atrevo, me aviento y digo: ‘sí se puede’”, sostiene Ariel.