La segunda novela de la autora chilena, disponible en México, explora temas como la relación entre madre e hija y el arte como refugio. Fotio: Especial

Ariel Florencia Richards reflexiona sobre la transición de género y los vínculos familiares en “Inacabada”

La escritora chilena narra la vida de Juana y su relación con su madre, llena de tensiones, secretos y la búsqueda de autenticidad

Entre las páginas de Inacabada, la escritora chilena Ariel Florencia Richards  invita a caminar por un territorio de pérdidas, silencios y distancias. Su escritura, nacida en el confinamiento de 2020, no se limita a la reconstrucción de lo que fue borrando, ampliando y editando, sino que se adentra en una reflexión sobre lo que se deja atrás y lo que permanece.

A través de la relación entre madres e hijas, el duelo y los rituales mortuorios, la autora presenta una meditación sobre el paso del tiempo, el vacío y el arte como un acto de resistencia.

La trama se desarrolla en Nueva York, donde madre e hija viajan para que Juana, la hija, asista a una conferencia. Sin embargo, los planes se ven alterados cuando la madre, M, se rompe una muela durante el trayecto. Este accidente, lejos de ser un simple obstáculo, actúa como el catalizador que rompe la tregua implícita entre ambas. A través de esta interrupción, madre e hija se ven obligadas a confrontar sus miedos e inseguridades, incluyendo el momento en que Juana comparte con su madre cómo fue su proceso de su transición de género.

“La madre está experimentando el tránsito de su hijo mayor como una muerte; a ella se le está desapareciendo su hijo, pero Juana lo está experimentando como algo bello y maravilloso.

“Para Juana, pronunciar ‘soy mujer’ tiene un significado doble: supone sepultar al hijo que su madre aún ve en ella, pero también permite la aparición de la hija que siempre ha sido”, explica Ariel Florencia en entrevista con Reporte Índigo.

Ese acto de nombrarse, aunque simple en apariencia, está cargado de complejidad y simbolismo. Florencia lo describe como un hechizo de poder cambiarlo todo.

“La libertad es algo que se ejerce a diario, no es algo que se gana como una medalla. Es más bien un ejercicio constante; un día la tienes, al siguiente desaparece y tienes que volver a ganarla”
Ariel Florencia RichardsEscritora

El tránsito de la protagonista es parte de la clave para hablar sobre el impacto de las palabras en la vida. Desde el dolor de lo no dicho, hasta el poder transformador de lo nombrado. Para ello, la escritora entrelaza su propia historia con la ficción para mostrar cómo las palabras pueden romper silencios y abrir caminos.

Una novela sobre la identidad

La obra de Florencia Richards es un elogio de lo inacabado, una exploración que cruza fronteras entre el arte, la identidad y la experiencia personal. En esta novela, fruto de años de reflexión académica, se propone el reconocimiento de lo incompleto como un espacio fértil para el pensamiento crítico, la transformación y la conexión colectiva.

Desde su perspectiva como investigadora de artes visuales, Richards desentraña el valor de los bocetos, las pruebas y las obras inconclusas, llevándolas al centro de su narrativa como una metáfora del ser y del devenir, pues considera que estas piezas no son errores, sino “portales hacia una comprensión más profunda del proceso creativo y humano”.

“Lo intermedio, el andamiaje de pensamiento, esa cosa medio hechiza que no está en su estado final, se transforma en un marco para la reflexión sobre el género, pero también sobre cuestiones existenciales más amplias.

“Estas piezas incompletas, alejadas del valor comercial de las obras terminadas, revelan un proceso en capas que, al igual que las vidas humanas, nunca está realmente concluido”, explica la autora.

Una novela sobre la libertad y el amor propio

La autora confiesa que durante su presentación en México se dio cuenta que Inacabada no solo habla  del proceso identitario de su protagonista, Juana, sino también la manera en que estas narrativas trascienden lo individual.

“Durante mi estadía en México, en verdad, me hizo conectar con la experiencia que va más allá de la identidad de género, de encontrar lectoras que se identificaron porque les había costado decirle algo a su madre, que guardaron un secreto con su pareja, o que se habían enfrentado a la dificultad de romper un silencio

“Valoro más ese momento de trabajo de autocuidado, de quererme y entenderme para conectar con otra experiencia distinta a la mía, que ya no tiene que ver con mi tránsito de género, entonces eso me hace como muy feliz y creo que ha sido un descubrimiento que ocurrió acá”, relata Richards.

Juana enfrenta una relación marcada por la tensión entre generaciones y perspectivas de vida, simbolizando un tránsito que cuestiona las estructuras tradicionales y las expectativas impuestas por el heteropatriarcado.

La conexión con su madre, una mujer que encontró en la maternidad una forma de trascender, pero no de ser feliz, revela las contradicciones de un modelo que presenta al matrimonio y la familia como destinos inevitables y universales para las mujeres.

“La madre de Juana vivió la maternidad no como un camino hacia su propia realización, el matrimonio no fue para ella un espacio de felicidad, sino una institución que legitimó su deseo de ser madre”, reflexiona Richards.

Esta concepción, que en su momento pudo parecer suficiente, se desmorona al enfrentarse con los deseos de Juana, quien no busca cumplir roles predefinidos, sino ser ella misma, sin mediaciones ni concesiones a las expectativas ajenas.

El conflicto entre madre e hija está cargado de tristeza compartida: la madre, que añora lo que no fue, y Juana, que lucha por lo que quiere ser. Richards refleja con honestidad las fricciones y entendimientos que surgen en el proceso de cambio personal y familiar, abordando, en última instancia, cómo las estructuras tradicionales del matrimonio y la familia afectan la vida de las mujeres.

“Mi relación con mi madre cambió completamente cuando le hablé de mi tránsito, y sigue transformándose. Cada etapa ha estado cargada de fricciones, pero también de entendimientos”, concluye.

“Fui a un colegio solo de hombres. Desde niña, las bibliotecas fueron el lugar donde podía existir plenamente, podía encontrar respuestas y escapar”
Ariel Florencia RichardsEscritora

Sobre los transfeminicidios

En México y América Latina, los transfeminicidios son una grave forma de violencia. En lo que va de 2024, se han registrado 59 transfeminicidios en México, y entre 2007 y 2023, se han documentado 775 asesinatos de personas trans.

“En esta época tan conflictiva, en la que ganamos visibilidad, también ganamos riesgo. Nos volvemos más visibles, pero eso también nos convierte en blancos fáciles. Es una constante negociación: tenemos que mostrarnos para ganar derechos, pero al mismo tiempo, al hacerlo, nos exponemos a peligros enormes. Los transfeminicidios son una realidad aterradora, y las que logramos sobrevivir nos enfrentamos a un mercado laboral precarizado y una discriminación diaria. La visibilidad, aunque necesaria, implica una amenaza latente”, opina Florencia Richards.

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