Hablar de depresión es delicado. Sobre todo de depresión clínica, que responde a un trastorno del estado de ánimo donde sentimientos como pérdida de interés, enojo o frustración, permanecen por un periodo de tiempo prolongado, suficiente para causar disfunción social y afectar la calidad de vida. Pero el problema es que “el concepto de la depresión como trastorno mental ha sido inútilmente sobre extendido para incluir todas las formas de sufrimiento humano”, señala el psiquiatra, filósofo y escritor Neel Burton en su reciente plática en TEDX Maribor.
Un concepto ampliamente arraigado en el consciente colectivo de las sociedades modernas, como en Estados Unidos y el Reino Unido. Según Burton, en estas sociedades las personas tienden a “(…) interpretar su sufrimiento en términos de una depresión y son más propensos a buscar un diagnóstico para la enfermedad” y hace una comparativa con comunidades lingüísticas donde el concepto de “depresión” es desconocido o simplemente no existe una palabra que haga referencia a la condición como tal.
Por ejemplo, en el caso de las mujeres “punyabí” (de la región de Punyab, ubicada entre India y Paquistán) que han emigrado al Reino Unido y que recién han dado a luz, Burton dice que les desconcierta recibir la visita de algún asistente social que les pregunta si están deprimidas.
“No solo nunca habían considerado la posibilidad de que el parto podría ser cualquier otra cosa que no fuese un acontecimiento feliz, pero ellas ni siquiera tenían una palabra con la cual traducir el concepto de ‘depresión’ al punyabí”, expresa Burton.
Lo contrario a las sociedades modernas, que operan bajo el individualismo y la pérdida de valores tradicionales.
Auto-engaño
Y en este modus operandi de la sociedad la vida puede parecer sofocante, sin sentido y solitaria, “(…) incluso y especialmente entre las multitudes”, enfatiza el filósofo.
Como escudo, las personas ponen en práctica un mecanismo de defensa del ego, el auto-engaño, cuya ciencia aborda Burton en su más reciente libro “Hide & Seek: The Psychology of Self-Deception”.
A decir de Burton, las personas explican la causa de su sufrimiento en términos de una enfermedad mental, en lugar de hacer frente a su agonía existencial, “pero pensar en la infelicidad en términos de una enfermedad o un desequilibrio químico puede ser contraproducente, ya que nos puede privar de identificar y solucionar problemas psicológicos o de vida importantes que estén en la raíz de nuestro sufrimiento”.
El auto-engaño como mecanismo de defensa es precisamente el medio para bloquearnos de la realidad cuando nos vemos atrapados en un estado de ansiedad.
En el capítulo “You’re getting defensive again!” (“¡Estás siendo defensivo otra vez!”) del libro “Forty Studies That Changad Psychology” de Roger R. Hock, se analizan los mecanismos de defensa propuestos por Sigmund Freud, mismos que también toca Burton en su libro.
Hock explica que el hacer uso excesivo de los mecanismos de defensa tiene consecuencias negativas.
Por ejemplo, si una persona recurre a un mecanismo de defensa “(…) cada vez que los problemas de la vida llegan a ser abrumadores, nunca podría desarrollar las estrategias necesarias para hacer frente a los problemas”, dice.
Lado positivo
De ahí que Burton defienda el lado positivo de adoptar una posición depresiva, “(…) que puede haber evolucionado como una señal de que algo está seriamente mal y que necesita trabajarse y cambiarse o, al menos, procesarse y comprenderse”.
Esto, ya que “hacerles creer que están sufriendo de un desequilibrio químico en el cerebro y que su recuperación depende únicamente (…) de tomar pastillas, es hacerlos caer en la desgracia: es negarles la valiosa oportunidad no solo de identificar y abordar problemas importantes de la vida, pero también de desarrollar una apreciación más profunda de ellos mismos y del mundo que les rodea (…) les niega la oportunidad de alcanzar su máximo potencial como seres humanos”, dice Burton.
El lado positivo de la depresión
Libro “Hide & Seek” de Burton
Para profundizar
Plática en TEDX Maribor