Aprendizaje a través del empoderamiento
Itatí Cantoral se encuentra en un momento dichoso de su carrera, pues para 2022 ya tiene dos películas confirmadas
Karina CoronaEscuchar la tercera llamada fue el aliciente que por meses Itatí Cantoral esperaba y que, incluso, en algún momento pensó ya no volvería a experimentar. Ahora, el regreso al teatro es una realidad, y la actriz vuelve más preparada que nunca al escenario, a uno de los espacios que se han convertido en su segundo hogar, el Teatro México, del Centro Teatral Manolo Fábregas, con la obra Sola en la oscuridad.
“Ahora que llego al teatro y hablo con todas las personas que se dedican a eso, con las acomodadoras que me conocen desde que soy una niña y que hemos tenido tantas cosas juntas, de todas las personas que llevan sueldos importantes a sus familias y viven exclusivamente del teatro, gracias a las vacunas han visto otra vez la luz”, comparte Itatí Cantoral a Reporte Índigo.
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Toda la experiencia vertida sobre las tablas en una carrera tan vasta como la de la actriz se reúne para llevar a escena esta obra, que se estrenó en el histórico teatro Ethel Barrymore de Broadway en 1966 y que, a partir de ahí, ha recorrido varios escenarios internacionales para llegar a la actualidad.
Por ello, Sola en la oscuridad llevará a Itatí al límite del bagaje emocional nunca antes transmitido en su trabajo.
“¡Actuar el suspenso es una experiencia tan padre!; entro al escenario y ya no salgo, termino devastada, de verdad tengo que tomar un día de súper descanso. También el director me ayuda a que salga de la línea del suspenso, es muy preciso, tienes que hacer, casi matemático, porque yo creo que tiene que ver con el tiempo, para que el espectador esté pensando qué va pasar y tenga este suspenso”, indica Itatí Cantoral.
Vivir una tragedia desde la ceguera
La obra relata la vida de Susy, quien ha quedado ciega a causa de un accidente automovilístico. En su casa comienzan a presentarse una serie de extraños personajes, a quienes une una muñeca que contiene heroína, algo que pondrá en peligro de muerte a cada una de las personas ligadas a ella.
“regresar con esta obra que es trágica, que no tiene nada que ver con la comedia, me llena de satisfacción, es algo que quería hacer, agradezco a Morris que haya pensado en mí, a Dios que me dé la oportunidad de estar en el escenario con un elenco tan importante y con un personaje que tiene tantos matices”, cuenta.
Personificar a Susy, una mujer ciega que sufre el acoso de hombres, le representa un gran reto histriónico, pues en dos horas se puede ver cómo la protagonista está involucrada en una lucha por su vida.
Para llegar a estos matices, Itatí comparte que trabajó de la mano con Halcón, un grupo que se dedica a ayudar a las personas que perdieron la vista, o que están a punto de perderla, a reencontrarse consigo mismas, a aceptar la situación y sobre todo a volverse independientes.
“ellos son los que me han ayudado a admirarlos, ahora admiro a muchísima gente, a las personas que han sufrido una desgracia como esa y no solamente han salido adelante, sino que de esa desgracia han obtenido ganancias como volverse independientes, agudizar sus otros sentidos y encontrarle a la vida un sentido”, comenta.
La lucha feminista
Además de relatar las dificultades de las personas invidentes, otra de las capas que se pueden apreciar en la novela es el acoso del hombre hacia la mujer y las luchas feministas que se han realizado por casi 10 años en todo el mundo.
Mensaje que, tanto para el productor del montaje, Morris Gilbert, como para Itatí Cantoral le atrajo para seguir transmitiendo este mensaje de empoderamiento en el siglo XXI.
“En aquella época, cuando hacen de esta obra una película y la protagonizó Audrey, también había un movimiento feminista importante en el mundo y ella es icónica con esta película, como una mujer invidente puede subsistir ante tres hombres que, aparte, tienen todos sus sentidos”.
“Ahora vuelve al escenario como un homenaje a esta causa y lucha de las mujeres de empoderarse, levantar la voz de igualdad de género, una mejor sociedad y mejores circunstancias, igualdad para todos y yo como madre de una hija apoyo el movimiento feminista y estoy dentro del movimiento”, relata.
Que la hayan considerado para este papel, en el cual puede transmitir un mensaje de libertad y fuerza para la mujer, le permite alzar la voz por todas aquellas que quizá no pueden lograrlo; además, lanza un llamado para hacer, desde su propia trinchera, la lucha para que su hija y todas las mujeres estén en un mundo mejor.
Estas enseñanzas vertidas en escena le hacen recordar a Itatí pasajes que vivió en plena pandemia, cuando estaba encerrada en su cuarto sin poder salir, o después asistir a los llamados y saber que se estaba jugando la vida.
También la tristeza de todas las personas que no libraron el COVID-19 o intentaban sobrevivir ante el caos y la incertidumbre.
“Tengo el reflejo de eso en el escenario con Susy, que para sobre- vivir tiene que vérselas para salir adelante de algo que le puede quitar la vida; lo mismo que el COVID, he aprendido que tienes que luchar hasta el último momento por la vida, y en estos tiempos y en todos, pero ahora con una pandemia como la que seguimos teniendo, nunca hay que tirar la toalla, siempre hay que levantar los brazos, la voz y seguir luchando para estar vivos”, reflexiona.
Para ella se trata de un antes y un después del COVID, y comparte que ya es otra persona.
“Perdí a mi madre, es la pérdida más fuerte que he tenido en mi existencia y de la cual todavía no hay palabras para describir el dolor que siento, pero por otro lado ella me enseñó a luchar, a levantarme, a ser fuerte y que Dios no te manda algo que no puedas soportar. Me enseñó a tener esa fe en mí y esta obra me ayuda a expresar todas esas cosas que me dijo mi mamá por las cuales sigo levantándome y sigo luchando para compartir con los demás”, comenta.