Es muy halagador ver que Apple ‘pida prestado’ numerosas funciones de WhatsApp para su servicio iMessage en iOS 8”, escribió en tono irónico Jan Koum, cofundador de WhatsApp, en su cuenta de Twitter, refiriéndose a la “novedad” del sistema de mensajería instantánea que Apple anunció el pasado lunes durante su conferencia mundial de desarrolladores (WWDC), en San Francisco.
Este es solo un ejemplo de cómo la compañía a cargo de Tim Cook ha dejado en el olvido su lema “Think different” (o “Piensa diferente”), empleado a fines de los 90.
Apple se ha dedicado a anunciar updates y más updates del sistema operativo iOS. Y, como se observó durante la WWDC, lanza “novedades” que no son más que imitaciones de lo que ya existe, como los servicios de almacenamiento de la nube (Dropbox) o esos videos que desaparecen después de un tiempo (Snapchat).
El escritor de Bloomberg View Leonid Bershidsky se vale de estos ejemplos para comparar la conducta de Apple con sus consumidores con el llamado Síndrome de Estocolmo, que se refiere a los síntomas de apego emocional que desarrollan las personas que son retenidas contra su voluntad hacia quienes los tienen presos –atados de pies y manos o enajenados, como el mismo Apple tiene a sus víctimas, los consumidores–.
No, “los esfuerzos de Apple no son inútiles”, escribió Bershidsky.
“Como cliente, aprecio el perfeccionismo y la voluntad de atender las quejas persistentes (…). Estoy muy agradecido por sus esfuerzos para mejorar sus sistemas operativos para que pueda usar un menor número de apps”. Pero “al cuidarme tan bien y ofrecerme más de lo que he pedido, Apple está tratando de atraparme. El universo de Apple es uno que es casi hipnóticamente acogedor”, dijo.