Ante un México de feminicidios, la lucha sigue
En entrevista, la politóloga Martha Tagle Martínez explica que los feminicidios requieren acciones urgentes coordinadas entre Gobierno y la iniciativa privada; además de que existe un discurso gubernamental que minimiza y contribuye a reproducir la violencia y la impunidad
Karina CoronaLa violencia contra las mujeres y las niñas es un problema público y una de las violaciones de los Derechos Humanos más graves. Desde 2007, los feminicidios aumentaron dramáticamente en el país, pasando de mil 89 en 2007 a 3 mil 824 en 2019. Según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, México es de los países con las tasas más altas de asesinatos de género en el mundo.
Martha Tagle Martínez, exsenadora del Congreso de la Unión de México, indica que, desafortunadamente, una de las causales es que la violencia de género se ha normalizado bajo un discurso heteronormado.
“Se siguen culpando a las mujeres porque salen a tomar y divertirse, discurso que se cae, por ejemplo, vimos cómo en la pandemia los índices de violencia aumentaron, incluso de denuncias por abuso sexual. También hubo más embarazos en adolescentes, tema directamente relacionado con la violencia sexual”, aclara Tagle Martínez.
Este problema continúa latente, pues las autoridades hacen caso omiso ante las denuncias o actúan de forma negligente. La politóloga recuerda los últimos casos mediáticos como el de Debanhi Escobar en Morelos o el de Luz Raquel Padilla en Jalisco y cómo las fiscalías correspondientes no actuaron bajo los protocolos establecidos ante los feminicidios.
“Todas las fiscalías están cortadas por la misma tijera, buscan justificarse, avientan la bolita y no reconocen que, por su omisión o falta de entender este problema, están afectando a las mujeres y las ponen en papel de víctimas. Pero cuando una autoridad hace este tipo de señalamientos también incurren en delitos y tienen que ser investigados, porque como autoridad tienen responsabilidad”, asevera Martha.
De acuerdo con la especialista, desde la misma policía y fiscalía se ha presentado el mayor nivel de impunidad. El riesgo de no castigar los feminicidios es que se siga pensando que cualquiera puede cometerlos y no va a pasar nada.
Otra enorme responsabilidad, señalada en el caso de Debanhi, es que las autoridades, al no haber actuado de manera diligente, no evitaron que sucediera el feminicidio.
“Se habló de que pudo estar viva por varios días y al estar encubriendo, incluso, teniendo nexos con los posibles perpetradores y complicidades, no actuaron. También son responsables del feminicidio porque incurren en la violencia feminicida, ya sea por omisión, negligencia o por haber dejado de hacer las cosas que les tocaba para impedir que la violencia concluyera con el asesinato de una mujer”, argumenta.
En Morelos se declaró que no tenían los elementos para considerarlo como un feminicidio, porque no encontraron indicios de violencia física. Pero Tagle precisa que, al encontrar un cuerpo abandonado y dispuesto públicamente es una causal para ser investigado como tal.
En el Código Penal Federal los feminicidios se encuentran tipificados en el artículo 325. Se considera que existen razones de género, las cuales se deben verificar al momento de la investigación.
“Nos encontramos en un asunto de uso político, porque la Fiscalía de la Ciudad de México tampoco busca hacer justicia, sino quedar bien, como cuando filtran información de los WhatsApp, son violaciones al proceso que utilizan para salirse de la esfera de la justicia”, indica.
‘Hay mucha violencia en el país’
De acuerdo con la politóloga, de marzo a abril de 2020 se registró un aumento de la violencia letal contra las mujeres con un promedio de 11.2 mujeres asesinadas por día; el total de llamadas de auxilio fue de un promedio de 143 por hora.
Tagle también destaca que hubo una mayor tasa tanto de atención por parte de los refugios, como de investigaciones penales por violencia familiar durante la contingencia.
“Hay mucha violencia en el país y cada día matan a más hombres, pero es diferente la violencia feminicida. Normalmente una mujer es asesinada por un hombre cercano en su círculo familiar, laboral o sentimental, pudo haber situaciones de violencia sistemática previa”.
“Incluso, el tema de exponer el cuerpo cercenado o torturado son como señales dirigidas a las demás mujeres, buscando inhibir o que tengamos miedo o, de acuerdo con su discurso, causar ‘culpa’ por usar tal ropa o salir de noche”, expone.
Martha Tagle lamenta que muchas de las luchas y derechos que se han conquistado con base en mucho trabajo, tiempo y esfuerzo se vean amenazados, pues las mujeres salen con miedo a las calles, viviendo día tras día con un acoso normalizado en sus diversos núcleos como la escuela o el trabajo.
La especialista también aclara que el poder legislativo tendría que poner recurso a los programas, los cuales cada vez tienen menos o han sido eliminados; el judicial resolver lo que está pasando con los jueces y magistrados y el ejecutivo todo el diseño para prevenir, atender y sancionar la denuncia y la violencia hacia las mujeres.
“Prácticamente no hay ninguna acción de prevención contra la violencia. La atención es bastante mala. Ni siquiera los recursos para los refugios bajan correctamente, tienen que estar peleando por acceder a ellos cada año. No sé si, por ejemplo, cuando llamas al 911 qué sucede con las llamadas, si hay atención efectiva, desde ahí se puede atajar la violencia”, comenta.
Desde su expertise, Tagle menciona que se tendría que hacer una política integral y echar andar una ley que ya existe, Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, donde se establece la corresponsabilidad que tiene todo el mundo, Incluso, se señalan las competencias, tanto de la Secretaría de Salud como la de Educación Pública.
“Nos parece que desde ahí se pueden hacer cosas para prevenir y atender la violencia. Si llegas golpeada al hospital, la mayor parte de las mujeres no dicen que las golpeó el marido, por muchas razones, como vergüenza, pero en el sistema de salud tendría que estar capacitado para identificar que se trata de golpes.
“O en el sistema educativo, identificar cuando en su casa existe una situación de violencia y atenderle eficazmente; todo eso no está sucediendo y debería de suceder”, precisa.
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