Anitta está viviendo un momento de renacimiento, porque está empezando desde cero, con un nuevo equipo, nueva disquera y nuevo ritmo. De la mano de Universal Music presenta el EP Funk generation: A favela love story, en el que experimenta con el funk.
Entrarle a un nuevo ritmo, confiesa Anitta, es todo un desafío y más en estos tiempos en los que el algoritmo marca lo que la gente escucha y lo que no.
“En Brasil el funk es muy grande, pero en otros países no. Creo que es difícil porque, por ejemplo, cuando vas a poner una playlist, la gente siempre busca algo similar a lo que ya escucha, como reguetón, o el algoritmo sólo te enseña cosas que ya te gustan, pero no algo nuevo, no te presenta algo para ver si te va a gustar o no, así que hacer un nuevo ritmo es todo un desafío, porque es iniciar una tendencia que siempre lleva más tiempo”, explicó la cantante, en conferencia de prensa.
Funk generation: A favela love story, que está compuesto por tres temas (“Funk Rave”, “Casi Casi” y “Used To Be”), nació en un momento muy complicado de la vida de la cantante. Había indicios de que tenía cáncer, así que se dio a la tarea de buscar ayuda.
Durante su estancia en el hospital comenzó a escribir lo que quería de cada canción y a pedirle a su equipo que juntara productores de Brasil y de otros países. En un archivo les entregaba las instrucciones para que ellos las siguieran en el estudio de grabación.
Anitta estaba enferma y no sabían la razón. Una de sus pruebas arrojó indicadores muy elevados de cáncer, así que ella salió a buscar ayuda con curanderos, medicina natural y autoconocimiento, porque necesitaba respuestas.
“Chamanes, hice constelaciones familiares, busqué todo lo que podía, y cuando volví al hospital a hacerme la prueba ya no tenía el indicativo de cáncer, ya estaba mejorando, así que dije: ahora voy a hacer este álbum full, ahora todo lo que quiera en mi vida lo voy a lograr, es ahora o nunca, porque si no morí es que voy a vivir todavía mejor”, contó la cantante.
Anitta salió del hospital y rentó una isla privada en Brasil. De un lado tenía a sus médicos, porque seguía en tratamiento, y del otro a sus productores, para trabajar en su nuevo material. Todos los días grababa una canción, porque su cuerpo no podía más.
“Fui mejorando y el álbum fue quedando listo. Y cuando volví a la vida real había cambiado demasiado, firmé con Universal. Cuando fuimos al estudio ellos me preguntaron que de qué quería hablar y les enseñé las canciones que tenía, me dijeron que eran muy sexuales, pero yo había estado meses sin follar con nadie, porque estaba en tratamiento”, comparte.
Finalmente, Funk generation: A favela love story quedó terminado. “Used To Be” fue el cierre, un tema que habla sobre como Anitta “era una perra” que vivía la vida loca y ahora es más tranquila, porque encontró el balance en su vida.