El ser humano, como si se tratase de una máquina, comienza a sufrir el desgaste de la actividad que realiza a lo largo de su vida. Físicamente, las articulaciones se vuelven más rígidas, los huesos porosos, los músculos débiles y la piel sufre ese fenómeno conocido como flacidez.
Pero el envejecimiento no sólo afecta las funciones corporales. El cerebro, encargado de controlar también las emociones, pierde poco a poco el control de lo que ocurre en ese gran aparato llamado “ser humano”. Lo peor, en algunos casos, es que cuando se llega a la tercera edad esas deficiencias se convierten en el pretexto que requieren muchas personas para abandonar a quien les sirvió durante muchos años.
Padecimientos como la demencia se vuelven inquilinos de casas de retiro o asilos en donde las personas de edad avanzada sobreviven en medio del estrés que les provoca el sentirse solos. Para ellos, ante la ausencia de sus familiares, existe un remedio sencillo proporcionado por la tecnología: animales robot.
Este es un método que se está probando en varios asilos norteamericanos, incluyendo la residencia Palace Gardens, ubicada en la ciudad de Homestead, en el sur de Florida. En ese lugar, desde hace un año decidieron comprar algunos perros y gatos robot que ronronean y reaccionan a estímulos físicos, con la intención de que los residentes con Alzheimer pudieran poner toda su atención en algo que los tuviera contentos.
Ahora la terapia con animales robóticos también se emplea para aquellos adultos mayores que padecen demencia o sufren de episodios de estrés que los ponen en una situación de nerviosismo y ansiedad difícil de controlar.
Las personas con este tipo de padecimiento suelen experimentar sentimientos de frustración al no poder externar lo que está en sus pensamientos, ni poder hacer que su cuerpo reacciones a sus intenciones. Los animales robóticos, al tener una apariencia tierna y hacer sonidos similares a los reales, les ayudan a tranquilizarse y usar su energía en dar cuidados a esos acompañantes.
En algunos casos, también se utilizan muñecos con forma de bebés que hacen algunos sonidos y tiene movimientos ligeros. Estos ayudan principalmente a revivir la etapa de cuidados maternos y paternos. El tener a un bebé de nuevo entre sus brazos ayuda a que su concentración se vuelque en atenderlos.
La diferencia entre tener animales y muñecos robotizados entre tener mascotas y bebés reales, es que las personas no deben agotarse para dar cuidados a un ser vivo, pero pueden disfrutar de esa compañía sin riesgos.
Además, los robots no los abandonarán, como alguna vez ya lo hicieron esas personas a quienes consideraban cercanas.
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