Todo parece indicar que en verdad los diamantes son los mejores amigos de las mujeres como bien cantaba Marylin Monroe, al menos Jill Magid tiene una fascinación por ellos y eso se remonta a una historia familiar.
Guardado en una caja fuerte, descansó por muchos años el anillo de diamante que le perteneció a su abuela, el cual nunca veía la luz del día, Magid se sintió conectada por este misticismo desde que supo la historia, pero todo mutó cuando en 2005 alguien le dijo que las cenizas se podían convertir en diamantes.
Magid decidió hacer ese año la obra “Autorretrato pendiente”, el cual consiste en un anillo que espera ser engarzado con un diamante hasta su actualidad, la piedra resultará de sus cenizas, las cuales se convertirán en el cristal artificial cuando ella muera.
Es bajo esta técnica, realizada en Suiza, que Magid convirtió las cenizas de Luis Barragán con el permiso de sus familiares en 2016, al cuestionar a la mujer originaria de Connecticut, si es que el anillo está hecho con los restos del arquitecto, responde con la afirmativa.
“Si no ¿qué otra cosa sería?”, comenta de manera definitiva.
De si ella estuviera dispuesta a que se destruyera el diamante para devolverlo a los restos de Barragán, Magid dice que las cartas y las demandas de los inconformes son interesantes, pero ella no cree en que la censura sea el camino en el arte.
“La idea de destruirlo no se qué agrega eso, si es un intento de cerrar las preguntas que el arte hace surgir, pero nunca he encontrado que la censura en el arte sea algo que la civilización quiera”, se sincera la artista.
Crítica e historia
Magid habló con los medios de comunicación previo a la inauguración de su exposición de hoy “Una carta siempre llega a su destino”, la cual estará en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) de la UNAM hasta el ocho de octubre.
Dentro de la exhibición se aprecian 41 objetos que hacen homenaje al arquitecto fallecido en 1988, mismos que reproducen parte de su obra, libros predilectos, el video de cuando fueron exhumadas las cenizas de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, además del anillo que luce la piedra de dos quilates hecha con las cenizas del mexicano.
“El criticismo de que se volviera un diamante ha sido un acto de mi trabajo, así que la idea del diamante vino inicialmente por una historia que escuché del archivo que fue comprado como regalo de bodas en lugar de un anillo de diamante y fue dado, creo que es muy hermosa la historia”, recuerda Magid de cómo es que se supone que Rolf Fehlbaum, empresario suizo, adquirió el archivo profesional de Barragán para dárselo a Federica Zanco.
En la muestra del MUAC Magid presenta la carta de tres hojas que le envió a Zanco, en donde explica que ella le entregará “La propuesta” (nombre con el que fue titulado el anillo) a cambio de que el archivo de la Fundación Barragán vuelva a México.
“Como artista, he imaginado como sería que una corporación comprara los derechos de mi nombre y trabajo después de que muera. Me aterroriza que mi identidad y autoría puedan ser cooptadas y restringidas a una singular interpretación o que el acceso a mi trabajo pueda ser limitado”, reza la misiva de Magid a Zanco del 31 de mayo del 2016.
La importancia de llamarse Luis Barragán
Magid no pensó en cómo la muerte es tomada por los mexicanos, para ella no era un asunto de profanar una urna, era crear una manifestación a partir de que se le negó el acceso al archivo de la Fundación Barragán que permanece en Suiza, por lo que optó por buscar a los familiares del arquitecto y exponer su intención de crear un diamante.
“Amo su trabajo, estoy conmovida por él, lo que no quiere decir que no esté conmovida por otros arquitectos, en su trabajo encontré las condiciones en cómo su legado existe actualmente y cómo sus archivos están divididos en dos naciones y las leyes de dos países y sus estructuras legales”, argumenta que eso es lo que le atrapó del artista.
Magid admite que la situación la sobrepasa y que se siente vulnerable por lo ocurrido con la polémica en torno al anillo, pero que lo importante es resaltar el arte del artista y su herencia profesional.
“Cuando muestro la exposición, muchas otras personas del mundo del arte me dicen ‘me recuerda a este otro archivo’. Me hago esta pregunta, cuando trato de escribir un libro, no lo puedo publicar porque no puedo obtener los derechos de ninguna de las imágenes. Esa es una de las preguntas que me aturden”, ahonda en entrevista para Reporte Indigo.
Sólo intercambio, nunca a la venta
Ante la pregunta de si es que acaso piensa vender la sortija, Magid especificó que sólo está dispuesta al intercambio con Federica Zanco por la obra profesional del arquitecto Luis Barragán para que regresé a México, y en caso de negativa, “La propuesta” se exhibirá por tres años por el mundo y después quedará bajo resguardo, estando en pié la oferta sin límite de tiempo.
“El anillo no está a la venta, ‘La propuesta’ no está a la venta y nunca lo ha estado. Esto quedó muy claro en un acuerdo con la familia Barragán, es una oferta y ese es su propósito, sino no tendría sentido, no puede ser vendido, sólo puede ser aceptado”, puntualiza Magid.
Financiamiento y costo reservado
La artista fue frontal en sus respuestas, pero esquivó el responder cuánto costó realizar el diamante, así como qué instituciones y con cuánto dinero facilitaron su trabajo artístico.
“Algunas veces he discutido por qué quiero tener cuidado con esta pregunta, y es por esta idea del valor. Como una obra de arte, no creo que se pueda romper esta idea en pedazos diciendo ‘su valor es este’. El valor de ese arte no es sólo sus materiales físicos, sino también el valor de haberse sentado en la sala de la familia Barragán numerosas veces y entender juntos que significaba ensamblar esta pieza en conjunto”.