En un pueblo al norte de Denver, en 1978, pareciera que nada ocurre, pero la calma de esta comunidad se ve amenazada por sucesos que a todos alertan: poco a poco han comenzado a desaparecer menores de edad, todos varones, y la única pista que tienen es que en el lugar de su abducción queda el rastro de globos negros inflados con helio.
Finney y Gwen son hermanos que llevan una vida difícil, su madre se suicidó, su padre es alcohólico y los golpea; además, Finney sufre de bullying en su escuela, y cuando es amenazado a golpes, hasta su hermana menor entra al quite para defenderlo.
Nadie conoce al secuestrador, pero lo apodan “El Raptor”, y se rumora que es un hombre corpulento, de dos metros de estatura que, posiblemente, anda en una van. La realidad es que nadie lo ha visto, y quienes se topan con él no se ha vuelto a saber de ellos, por eso es que pasa desapercibido.
Un día, Finney ayuda a un desconocido que no puede sujetar las bolsas de supermercado, para su suerte, es “El Raptor”, y termina aislado en lo que parece un sótano; además de la cama y un retrete, lo único que hay en las paredes es un teléfono negro que no tiene línea, pero con el que el menor de edad empieza a descubrir pistas de su agresor de manera sobrenatural.
Con esta premisa, basada en el cuento El teléfono negro, de Joe Hill (Hijo del célebre Stephen King), el cineasta Scott Derrickson comenzó a desarrollar una película con su colega guionista C. Robert Cargill; el resultado fue el largometraje del mismo nombre que ahora llega a cines.
Derrickson creció en Denver, por eso llevó la historia a su lugar común, además de que fue un adolescente durante los 70. Él mismo se sentía un rebelde a esa edad y para El teléfono negro tomó como inspiración Los 400 golpes (1959), de François Truffaut, para retratar a las infancias que son resilientes ante lo que les rodea.
“Scott y yo creemos que las grandes películas de género toman un género que ya te encanta y cuentan esa historia, y lo interceptan con un género diferente. Aquí, queríamos escribir una película coming-of-age que fue interrumpida por una película de horror”, describe Cargill, sobre el proceso de escritura del guión, en las notas de producción del filme.
Hill admite que no sabía cómo ampliar más allá del encierro de Finney la ficción, por eso cuando llegaron Derrickson y Cargill con la intención de hacer un largometraje, quedó sorprendido con las ideas que los realizadores tenían para ampliar el contexto de El teléfono negro.
“Fue fascinante ver a Scott y Cargill resolver el rompecabezas para hacerlo más grande, más rico y lleno de personajes, cada uno con sus propias historias y sabiduría para agregar”, comenta el autor.
El ubicar esta ficción en los 70 era trascendental para Derrickson, porque quería plasmar la veracidad emocional de la época, pero también las aristas de lo que representó crecer ella, donde no había manera de evitar el acoso escolar de otros niños que se creían superiores.
“Mi primer recuerdo hasta la escuela secundaria fue la violencia del vecindario en el que vivía. El sentimiento principal que recuerdo haber tenido de niño era el miedo. Yo era el niño más joven en la calle llena de bullies”, recuerda el director.
Además, en Estados Unidos, en ese momento, comenzó el auge de los asesinos seriales, Charles Manson, el asesino apodado Zodiac, y también John Wayne Gacy, quien era apodado el payaso asesino, solo eran algunos. Esta realidad ayudó para crear la historia durante los 70 y así traer esa atmósfera de peligro al presente.
“Recuerdo que 1978 se veía así y los niños y los padres se comportaban de esa manera, y no creo que eso sea algo que se represente en el cine muy a menudo. Frecuentemente, vemos nostalgia proyectada en una rica luz dorada que hace que todo se vea mucho mejor de lo que realmente era, lijando todos los bordes ásperos y la fealdad que realmente tenía”, agrega el escritor Joe Hill.
El teléfono negro es una producción de bajo presupuesto, ya que se hizo con apenas con 18.8 millones de dólares y fue rodada durante el confinamiento. Actualmente, tiene una aprobación del 84 por ciento de la crítica en el sitio Rotten Tomatoes, y también se presentó en el Festival de cine de Tribeca.