México es conocido mundialmente por ser un país multicolor, rico en cultura y tradiciones, abierto al turismo extranjero y de buena cara a la inversión privada proveniente de otras partes del globo, entre otras particularidades positivas.
Sin embargo, el otro rostro de la nación por el cual también es distinguido de manera internacional es por las muertas de Juárez, el machismo y los miles de feminicidios sin resolver ante la impunidad del Estado.
Este 25 de noviembre se rememora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, el cual fue institucionalizado por la ONU en 1999 y se le conoce globalmente como el Día Naranja.
En el Informe Anual 2016-2017 de ONU Mujeres se revela que el país azteca aporta de manera voluntaria a este apartado de la Organización de las Naciones Unidas, 691 mil 437 dólares para su apoyo –12 millones 894 mil pesos aproximadamente– además de que el presupuesto otorgado al Instituto Nacional de las Mujeres para el 2017 fue de 613 millones 383 mil 236 pesos.
Pese a los recursos destinados por el erario –los cuales fueron recortados en un 24.2 por ciento en el 2016– el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) estima que 66.1 por ciento de mujeres mayores a 15 años ha vivido un incidente de violencia, 43.9 por ciento sufrió agresión por parte de su pareja o cónyuge y 34.3 por ciento experimentó acoso en la vía pública, según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 (ENDIREH-2016).
Reporte Indigo habló con mujeres que forman parte de la vida cultural de la nación y alzan la voz para incentivar a que ninguna mexicana debe de callar el acoso, la violencia y el abuso que se vive tanto en casa, trabajo o nivel público.
“Creo que podemos sobreponernos a ese tipo de cosas e ir buscando la forma de cada vez más hacernos un ambiente más seguro, ya desde el principio establecer ciertos límites, ya una vez que te pasó ya andas con más cuidado”, comenta la cantante Jessica Araceli Carrillo Cuevas (mejor conocida como Jessy Bulbo).
También transexuales que se consideran a sí mismas como mujeres externan su indignación y comparten el punto de vista de que en México empieza a haber un cambio a favor de disminuir la crueldad hacia el género femenino.
“Puede que nadie hable a nivel Televisa y a nivel grandes medios, pero definitivamente si estamos pasando un momento donde las mujeres se están levantando la voz y eso ya ha visto cambios”, argumenta Ophelia Pastrana, influencer que dejó de ser hombre hace más de cinco años.
Vencer el miedo
Habla con rapidez, entre nerviosa, alegre y temerosa Andrea Ortega-Lee, que en el ámbito de la comedia de Stand-Up se apoda como “Manchita”, confiesa que ha sido víctima de hostigamiento sexual desde que era niña.
“Me ha tocado acoso dentro del ámbito familiar cuando era muy chiquita y también me tocó vivir hace muy poco en el set de una película que yo estaba grabando con las cámaras corriendo. Un compañero que además seguramente no fui la primera con la que lo hace ni seré la última y pues si este señor Alejandro De la Rosa tuvo el atrevimiento y los huevos –perdón por la expresión– de tocarme sin mi consentimiento”, revela Ortega-Lee.
La comediante recibió el completo apoyo de la producción “3 Idiotas” (2017) del director Carlos Bolado, se asesoró para poder hacer una denuncia, pero fue presa del pánico y prefirió no acudir a las instituciones legales.
“Si me hacen un examen psicológico no lo voy a pasar, yo sé que no lo voy a pasar y porque no está peleada mi salud mental con mi capacidad de reconocer cuando sé que están abusando de mí”, se sincera.
Es la primera vez que Ortega-Lee comenta esta vivencia e incita a que se debe vencer el miedo, como lo hizo su compañera Myr Ramírez, que destapó que el comediante Alfredo Navarro apodado como “Fredy El Regio” le ha hostigado sexualmente.
Hoy voy a cambiar
Camina por Insurgentes Sur despreocupada al lado de José Antonio Velázquez a quien cariñosamente llama “marido”, aunque no lleven alianza en el dedo anular, se toman mutuamente del brazo y son una pareja feliz.
A sus 54 años Coral Bonelli es amigable con los niños, se maquilla procurando su feminidad, cuida el tinte de su cabello cobrizo y aunque desde los cuatro años se supo atrapada en el cuerpo de un hombre, ella se considera una mujer y se preocupa por los feminicidios.
“Es muy difícil saber o encontrar el porqué la agresión en una persona de género femenino o todo lo que tenga que ver con femenino: transexuales, travestis, drag queens todo eso y solo por eso las van a matar (…) a mí se me hace que el meollo del asunto es el odio hacia la mujer”, expresa la actriz.
Bonelli incita a que las mujeres deben renunciar a los actos de injusticia sexual y saber leer a tiempo los detonantes que podrían encauzar en una relación de violencia en casa.
“Yo creo que la mujer con esos ovarios que tiene debería de armarse de valor y si veo que me están rompiendo la madre, agarro mis cosas y me voy ¡ahorita mismo, no espero un día más! Porque al segundo día ya me mata”, aclara.
Acoso, desprecio y abuso
Ophelia Pastrana se define como mujer, inclusive no tiene empacho a referirse a ella misma como “vieja”. A los 28 años dejó de ser un hombre para convertirse en una dama que pasa el metro 90 de estatura, desde entonces vive también el asedio del género masculino.
“A mí me han puesto la mano encima por lo menos tres veces y a una de las cuales yo ya me volteé y lo golpeé así de plano”, comenta la también conferencista.
Relacionada con el mundo del marketing y las agencias de publicidad, Pastrana ha visto cómo el trato ha cambiado a su persona desde que es mujer, teniendo acceso preferencial a ejecutivos, cuando era hombre esto no sucedía.
“El motivo de la reunión cuando lo vivo ahora no tiene nada que ver con negocios, como que me llevan porque soy la ‘nalguita’, entonces me quieren presentar con el presidente, entonces claro que he sufrido mucho acoso”, enuncia.
La sociedad sigue despreciando a mujeres como Pastrana, que no aceptan que ella legítimamente se siente como fémina.
“A la gente que dice que las mujeres trans no son mujeres, la pregunta es ¿entonces soy hombre? (risas) y en últimas lo único que yo les digo siempre es: misógino es el que dice que la mujer es sólo sus genitales o su capacidad reproductiva”, sentencia.
Sin tetas también hay paraíso
Irreverente con su música desde que estuvo en Las Ultrasónicas, en su carrera de solista también sigue hablando de cómo los hombres le han hecho sufrir, pero Jessy Bulbo dice que esto no es enojo contra el género masculino.
“Lo que pasa es que cuando estoy enojada o triste por amor pues escribo mucho más que cuando estoy feliz o les va mejor a mis canciones de desamor, pero no creo que escribo sobre maltrato, creo que escribo sobre desamor”, pronuncia la bajista.
Respecto a cómo la gente reacciona en sus redes sociales en torno a verla como objeto, Bulbo ignora los comentarios y se burla de sí misma en su biografía de Twitter en la se describe con “Chichis de boing de triangulito”.
“A veces en las redes sociales me piden así como fotos de desnudos o cosas así, pero no me lo tomo como algo tan grave”, narra la vocalista que prefiere enfocarse en el apoyo musical de sus fans, pero sí hace énfasis en que el cuerpo de una mujer no debe darle el triunfo ante la sociedad.
“Que no determine ciertos aspectos del físico de las mujeres su éxito en las cosas, yo creo que eso sí pasa, hay muchas mujeres que no se visten acá como queriendo seducir de cierta forma o que no aluden a cierta estética de la mujer, sino que tienen la suya propia y eso nos hace pensar mucho más libremente”, precisa.
Vagón rosa ¿Privilegiar o victimizar?
A pesar de que son figuras públicas, son ciudadanas de a pié, andan en metro y están expuestas como cualquier otra en el transporte público.
Respecto a la separación de las mujeres y hombres en estos medios colectivos, sus opiniones también se dividen.
“Me choca mucho que exista un vagón rosa porque la lógica detrás del vagón rosa es victimizar a la mujer y alejarla del peligro (…) El verdadero problema son los acosadores no las mujeres, la solución fue sacar a las mujeres de circulación o sea de suerte las dejan seguir usando el metro”, refiere Pastrana.
Pero Jessy Bulbo cree que esto es necesario para garantizar la tranquilidad de las mujeres y apoya la noción de la separación.
“Eso de separar los vagones del metro y los metrobuses a mi me parece que es una buena medida para por lo menos que las mujeres andemos más relajadas en el transporte público, a mí me gusta”, aboga la cantante.
Bonelli vivió una situación en la que un hombre le rozó con sus genitales, la mujer decidió tomar justicia por mano propia, propinándole una golpiza con el consenso de las autoridades.
“Lo levantan unos policías del metro y que le dan con la macana ‘a ver hijo de tu pinche madre ¿qué le andas haciendo a la señora? A respetar a las mujeres cabrón’”, describe con furia Bonelli.
“Manchita” lamenta que se tenga que necesitar de esta separación para poder tener paz como mujer: “Qué terrible que lo necesitemos pero, ¡lo necesitamos!”.
¿El dolor de ser mujer?
Vivir en la Ciudad de México es una alerta roja para las mujeres, ya que en el informe ENDIREH-2016 se apunta que en la capital el 79.8 por ciento de las mujeres vive hostigamiento sexual.
Ante esto, las entrevistadas apuntan a que se sienten igual de inseguras aquí que en cualquier otra latitud del mundo.
“No nada más en México, yo creo que en todo el mundo, porque es difícil ser mujer”, platica Bonelli.
Para Bulbo el apoyo incondicional que ha recibido por ser mujer lo es todo, vive sin resentimiento y se siente protegida por su entorno, “no me siento mal de ser mujer en México, para nada. Tal vez si viviera en el extranjero me sentiría más segura, pero la verdad no lo sé porque no he vivido allá”.
Ortega-Lee se siente orgullosa de ser mujer que empieza un cambio pero falta seguir contrarrestar la cosificación de la mujer.
“No me duele, pero cuesta más trabajo y creo que a todas y en todos lados en diferentes grados pero de lo único universal si es el machismo y la misoginia, en todos lados”, enuncia “Manchita”.
La femineidad es invaluable para Ophelia Pastrana, a ella lo que le duele es no haber sido mujer de nacimiento, disfrutar una infancia como niña, por lo que ahora vive plenamente su género.
“Me vale madres estar en México o no, el tema de la mujer es global. Yo soy mujer por elección, para mi es un privilegio ser vieja y además yo lo vivo con mucho gozo y alegría y orgullo, pues claro que no, no me duele”, alega decidida Pastrana.