“All of us strangers”, la emotiva cinta con Paul Mescal, el actor elegido para “Gladiador 2”

Paul Mescal (1996), el actor que ha sido elegido por Ridley Scott para ser el rostro de Gladiador 2, protagoniza una de las películas más emotivas e inquietantes del momento: All of us strangers, que llegó  el pasado jueves a las salas mexicanas.

Dirigida por Andrew Haigh, con un elenco estelar que se complementa con Andrew Scott, Claire Foy y Jamie Bell, la cinta basada en la novela Strangers (1987) de Taichi Yamada es descrita como una oscura historia de amor entre dos hombres que tienen un encuentro casual y terminan compartiendo las heridas emocionales infligidas por padres nacidos en una generación menos tolerante de la homosexualidad.

No se trata de una película gay dulce y positiva, según la crítica, sino una historia que reflexiona sobre el amor y la vulnerabilidad, y que refleja la ignorancia y los prejuicios de una época que sigue causando mucho daño en la forma de llevar las relaciones homosexuales.

Con una trama donde la realidad se funde con la fantasía, All of us strangers transmite un peso sumamente emotivo, incluso para sus actores.

“Hacerla me conmovió, sin duda. Fue una película difícil de hacer por lo que requería”, declara Paul Mescal en entrevista.

El intérprete irlandés, que ha saltado a la fama por sus papeles en Normal People (2020) y Aftersun (2021), da vida aquí a Harry, un joven que una noche irrumpe en la puerta de su misterioso vecino, Adam, un guionista que vive recluido en su departamento y que está tratando de sobrellevar la muerte de sus padres, fallecidos hace varios años.

“Harry es un individuo muy perturbador, porque en la superficie, salvo en el primer momento en que lo vemos, se presenta como una persona muy unida, muy cariñosa, divertida y atractiva. Pero está utilizando todas esas herramientas para ocultar algo realmente oscuro y perturbador”, cuenta el actor sobre su personaje.

Paul Mescal habla del prejuicio de ser gay

Mescal, quien dice estar orgulloso de haber logrado encarnar a este oscuro personaje, elogia el guión y dirección de Andrew Haigh, conocido cineasta queer que ha hecho películas como Weekend (2011) y 45 Years (2015) debido a que logra  reflejar el abismo generacional sobre la aceptación de las identidades homosexuales, pero también la inquietante realidad de que, aún en una época incluyente y con mucho camino andado, los prejuicios continúan incluso dentro del núcleo familiar:

“Adam y Harry tienen relaciones muy diferentes con su propia homosexualidad, y su propia alfabetización con las palabras ‘gay’ y ‘queer’. Pero, en última instancia, siempre están presentes los mismos problemas. Y aunque Harry parece sentirse más cómodo expresando su sexualidad, al final sufre los mismos estigmas sociales que sus padres. Los mismos problemas sociales están en juego, y creo que la película lo aborda con bastante inteligencia”

“Andrew da en el clavo cuando trata la idea de que las palabras son sólo palabras, pero la forma en que se vive la experiencia queer no cambia mucho. Puede que haya mejorado en algunos aspectos, pero yo diría que los problemas de fondo siguen existiendo dentro del núcleo familiar”, añade.

Algo de eso se ve reflejado en su personaje, un ser emocionalmente lastimado por la “brutalidad casual” con la que le trata su familia y que él acepta sin mayores reproches.  “Es una brutalidad casual porque él lo equipara a una marginación inevitable, lo que es muy molesto…Hace que parezca que está bien. Pero en realidad, cuanto más haces que parezca que está bien, más daño te haces a ti mismo”, dice el actor.

Por eso, considera que su personaje, funciona como una advertencia a los padres:  “realmente puedes causar un gran daño a tus hijos si no tienes cuidado en cómo los tratas. Creo que Harry sirve como una advertencia a los padres en particular, ya que puedes dañar a tus hijos irreparablemente”.

No quiere ser mercancía

Formado como actor de teatro, donde inició su carrera en 2013 participando en distintas obras en Dublín, Paul Mescal dio el salto a la televisión con Normal People, miniserie por la que ganó un BAFTA TV y fue nominado a los Premios Emmy.

Más tarde apareció en la película  The Lost Daughter (2021) y en 2022 protagonizó Aftersun (2022), que le valió una nominación como mejor actor en los Premios Óscar, así como en los BAFTA y los Globos de Oro.

A pesar de esa carrera meteórica y de ser el actor del momento al ser elegido para la secuela de Gladiador, una de las películas más queridas de las últimas dos décadas, el intérprete confiesa que le gustaría seguir trabajando con directores que están buscando su lugar en la industria fílmica con proyectos de autor, como lo hace en esta con Andrew Haigh, sin llegar a considerarse como un anzuelo para que este tipo de proyectos se lleven a cabo:

“Intento no pensar en ello. Sé que probablemente suene reduccionista, pero creo que en el momento en que empiezas a verte a ti mismo como una mercancía que puede hacer que las cosas pasen la línea, empiezas a perder de vista tu trabajo, que es cuidar un rincón de una película. Cuidar de un personaje”.

“Pero lo que más agradezco es que los directores a los que admiro saben que siento admiración por este tipo de trabajo y acuden a mí para que lo haga. Espero que eso no cambie nunca, aunque también es una responsabilidad, tengo que estar disponible para este tipo de películas mientras pueda soportar el dolor que a veces conlleva hacerlas”, comparte.

Explora la paternidad

De acuerdo con Andrew Haigh, la adaptación del libro de Taichi Yamada se convirtió para él en algo “intensamente personal”, ya que quiso usar la historia para explorar la paternidad, el amor de los padres y cómo esto se ve reflejado en una relación.

“Quería explorar cómo aprendes sobre el amor a través de tus padres. Y lo fácil que es ser dañado por el mundo y por crecer”, dice.

La producción:

• Protagonistas: Andrew Scott, Paul Mescal, Jamie Bell y Claire Foy
• Escrita y dirigida por Andrew Haigh
• Basada en una novela de Taichi Yamada
• Producida por Graham Broadbent, Peter Czernin, Sarah Harvey
• Fotografía Jamie D. Ramsay, SASC
• Música Emilie Levienaise-Farrouch
• Duración: 105 minutos