En la década de los 80 y 90, el chicle tenía una muy mala imagen en cuanto a salud se refiere.
Si un niño era descubierto masticando uno en la escuela, podía ser enviado hasta la oficina del director. No se diga el sermón que varias veces nos recetaron en las visitas al dentista.
Las campañas de salud dental que se aplicaban en mi colegio consistían en que un dentista iba a cada salón a explicar cómo y por qué teníamos que cepillarnos los dientes tres veces al día.
El uso de la goma de mascar no era uno de los tópicos a tratar.
Nadie nunca nos dijo que el chicle era bueno. Hoy en día las cosas han cambiado e incluso hay nuevas campañas que pretenden poner a los niños a masticar chicle hasta en el salón de clases. ¿Cómo pasó de un lado a otro en relativamente poco tiempo?
La ciencia es la responsable de este cambio. Estudios recientes han demostrado que alimentos que antes considerábamos malos para la salud como el chicle y el chocolate –por mencionar algunos– pueden en realidad ayudar a prevenir algunas enfermedades, en cantidades moderadas.
La imagen de la goma de mascar se ha ido rehabilitando en los últimos años y ahora resulta que causa el efecto contrario al que creíamos, es decir, ayuda a prevenir las caries en los niños.
Lo mismo ha sucedido con el café, que hasta hace no mucho tiempo era considerado como uno de los peores enemigos del cuerpo humano. Pero se ha descubierto que beberlo en cantidades controladas ayuda a retrasar y hasta evitar los síntomas de Alzheimer (entre otras cosas), según un estudio de la Universidad del Sur de Florida.
El chocolate es otro alimento que había sido condenado por años, hasta que se descubrió que puede reducir la incidencia de ataques al corazón y otros problemas cardiovasculares.
Con el vino y algunos frutos secos ha sucedido algo similar. El consumo de alcohol nunca ha sido bien visto y de las nueces siempre se ha dicho que contienen mucha grasa, pero la realidad es que estos dos alimentos contienen resveratrol, un compuesto natural que se ha demostrado mejora las funciones cardíacas, musculares y óseas.
La ciencia demuestra una vez más que nada es definitivo. Gracias a los estudios que se realizan podemos cambiar de parecer –para bien o para mal- sobre las cosas que nos rodean, y como siempre, la clave está en no excederse.
Café
Cualquier noticia buena que sale a la luz sobre esta bebida es una razón más para justificar la adicción que causa. La ciencia ha ayudado mucho con esta labor, pues los estudios que se han publicado sobre el café no hacen más que resaltar sus cualidades positivas.
Un estudio demostró que en aquellas mujeres que ingerían cuatro o más tazas de esta bebida al día, el riesgo de sufrir depresión disminuía 20 por ciento en comparación con aquellas que solo bebían una taza o menos.
Otro estudio de la Escuela de Salud Pública de Harvard muestra que las personas que beben café o consumen cafeína regularmente tienen 30 por ciento menos riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson.
El consumo de esta bebida también está relacionado con una menor incidencia de enfermedades como diabetes tipo 2, Alzheimer y demencia.
Chicle
Los chicles, tan criticados hace unos años, se convierten en un aliado de la salud bucal. Pero no cualquier goma causa este efecto: solamente aquellos que están endulzados con xilitol, un alcohol de azúcar utilizado como sustituto.
Desde los 80, un estudio realizado en Finlandia encontró que los niños que masticaban goma de mascar endulzada con xilitol tenían 60 por ciento menos caries que aquellos que no lo hacían.
Otro estudio llevado a cabo de 1989 a 1993 entre niños de 10 años en Belice, tuvo aún resultados más benéficos. Masticar chicles endulzados con este sustituto disminuyó el riesgo de caries hasta en 70 por ciento, y un estudio de seguimiento mostró que el beneficio se prolongó hasta cinco años.
Vino tinto
Todos conocemos los efectos que tiene el consumo de alcohol sin medida, pero beber un vaso diariamente puede traer beneficios. Los efectos de esta bebida son muy parecidos a los de los frutos secos, pues los dos contienen el compuesto natural resveratrol.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Alberta, en Canadá, encontró que este componente mejora las funciones cardíacas, musculares, óseas y el desempeño físico.
Además que se considera también un eficaz anticancerígeno.
Esta bebida parece ser toda una maravilla, pues contiene flavonoides (como el chocolate) y su consumo moderado puede aumentar los niveles de omega-3 (como los frutos secos), por lo que entre sus beneficios también se encuentra proteger al corazón.
Aunque aún faltan más estudios al respecto, ya tienes algunas excusas para justificar esa copa de vino en la cena.
Frutos secos
Hasta hace poco se creía que la grasa de los frutos secos era mala, hasta que llegó la ciencia a demostrar lo contrario. Algunos estudios sugieren que consumir nueces, almendras, avellanas y cacahuates puede reducir el riesgo de hipertensión, ya que contienen L-arginina, un aminoácido que se convierte en óxido nítrico en la sangre. El óxido nítrico ayuda a relajar los vasos sanguíneos, lo que reduce los niveles de presión arterial.
Solo ¼ de taza de nueces contiene más del 94 por ciento del valor diario recomendado de omega-3. Estos son ácidos grasos buenos que pueden proporcionar un efecto protector para el cuerpo, entre sus beneficios se encuentra reducir la inflamación, el riesgo de cáncer, mejorar la respuesta del sistema inmune del cuerpo y de la función cognitiva.
Estos alimentos también contienen grasas monoinsaturadas que son las que protegen al corazón contra las enfermedades cardiovasculares mediante la mejora de los niveles de colesterol. Las nueces ayudan a reducir los niveles en la sangre del colesterol LDL (lipoproteínas de baja densidad), también conocido como colesterol malo.
Pero no creas que los frutos secos llenos de sal que te sirven en el bar te van a ayudar, tienen que ser más naturales.
Chocolate
El chocolate siempre ha sido el favorito de muchos y ahora más, pues se ha descubierto que –en cantidades moderadas– es benéfico para el corazón. Pero no se trata de cualquier tipo de chocolate, el que aporta estos beneficios es el chocolate negro debido a la alta cantidad de flavonoides presentes en el cacao.
De acuerdo a un estudio realizado en Australia, comer este chocolate –también conocido como chocolate amargo– todos los días durante 10 años, puede reducir la incidencia de eventos cardiovasculares como ataques al corazón y accidentes cerebrovasculares.
Otro estudio realizado por la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, examinó los datos de otros siete estudios clínicos previos y concluyó que las personas que comieron la mayor cantidad de chocolate podrían reducir su riesgo de enfermedad cardíaca hasta 37 por ciento, el de diabetes en 31 por ciento y el de accidente cerebrovascular en un 29 por ciento en comparación con las que comieron menor cantidad de chocolate.
Otras propiedades positivas que se le atribuyen a esta golosina incluyen reducción en el riesgo de desarrollar diabetes, y mejorar los niveles de la presión arterial y el colesterol malo.
Lo único en lo que los expertos no se ponen de acuerdo es en la cantidad que se tiene que ingerir diariamente, así que no abuses pensando que entre más es mejor, en estos casos la moderación siempre es la respuesta.