Con la llegada de la pandemia y el confinamiento en México, la vida de la cantante Alejandra Robles se llenó de tristeza y depresión. Todos los proyectos por lo que había trabajado tanto se comenzaron a cancelar; todo era incierto.
La cantante afromexicana, nacida en Puerto Escondido, Oaxaca, cuenta con una trayectoria de más de 15 años. Sin pertenecer a una familia pudiente ni contar con los contactos necesarios se lanzó a la aventura, a empezar de cero, para abrirse camino ella sola. Y fue esa garra la que la levantó de su depresión.
“De repente todo se detuvo, todo parado, pero este año dije ‘no, yo no soy así, nunca he sido una persona que se eche para atrás, tengo que hacer algo por Oaxaca en estos momentos tan difíciles’”, comparte la cantante.
A raíz de eso nació la idea de hacer el programa Las joyas de Oaxaca, una serie de entrevistas cortas con artistas oaxaqueños, quienes han puesto el nombre de este estado muy alto.
A través de estas entrevistas, Robles quería compartir la historia de los personajes, de lo difícil que fue llegar a lo que ahora son y que no se rindieron a pesar de los obstáculos. Así que se dio a la tarea de buscar a esas joyas de Oaxaca.
Los rostros
Con la primera personalidad que fue Alejandra Robles fue con doña Abigail Mendoza, una cocinera tradicional zapoteca, artesana, tejedora y hablante del zapoteco. Fue a visitarla a Teotitlán del Valle, Oaxaca, donde ella vive.
“Ella es un fenómeno, porque está catalogada como una de las mejores cocineras tradicionales del mundo, según el New York Times su restaurante es uno de los 10 mejores del mundo, no por nada fue la portada de la revista Vogue de hace dos años”, dice Alejandra.
Durante la entrevista, doña Abigail cuenta cuáles fueron las cosas que la llevaron a ese nivel de excelencia, qué fue lo que vivió en su comunidad Teotitlán del Valle al ser una mujer emprendedora, viajera, porque ese es un lugar en donde no están acostumbrados a que las mujeres sean así.
“Ella nos cuenta su historia, su lucha, pero sobre todo que nunca se dio por vencida a pesar de las adversidades. Las joyas de Oaxaca quiero que inspiren a mis paisanos y a los mexicanos a que luchen por su sueño, para que no se queden a mitad de camino y que sigan perseverando hasta el final”, asegura Robles.
Las entrevistas salen el día 15 de cada mes. El episodio de doña Abigail ya está disponible desde el mes pasado. En abril saldrá la conversación que sostuvo con Jacobo y María Ángeles, quienes se dedican a hacer alebrijes.
“Tienen un nivel de excelencia brutal, están haciendo muchísimas cosas que le dan trabajo a 250 personas, además abrieron una escuela de alebrijes en su comunidad. Ellos fueron la inspiración de la famosísima película Coco, toda la familia son los personajes de esa película”, platica Alejandra.
Al haber tanto talento en Oaxaca, Alejandra Robles considera que no le alcanzará la vida para presumir todas las joyas que ha dado su estado natal.
Se suman más manos a Alejandra Robles
Cuando Alejandra Robles fue a Teotitlán del Valle a entrevistar a doña Abigail Mendoza, lo hizo sólo con un compañero y su marido; sin embargo, en el camino se fue sumando gente para convertir a Las joyas de Oaxaca en un producto más profesional.
Para el segundo programa, ya contaban con dos fotógrafos que se han dedicado a retratar la cultura de Oaxaca y una videasta, quien ha documentado la vida en Teotitlán del Valle. Además, de profesionales que se dedican a grabar en 4K, llevaron tres cámaras, micrófonos especiales y un dron.
“Fue cuando dije ‘pues si lo voy a hacer, lo voy a hacer bien, para qué hacerlo a medias”, señala, entre risas, la cantante oaxaqueña.
Cada entrevista lleva al final una canción inspirada en la persona que entrevistó Robles. Milton Muñoz, músico y amigo de la cantante, es quien escribe durante la charla una décima para que Alejandra la interprete.
Con ayuda de Las joyas de Oaxaca, Alejandra Robles ha comenzado a ver la luz al final del túnel, porque una vez más demostró que sólo ella tiene el control de su carrera; además, de que comienzan a realizarse festivales, como el de “¡Que Vivan las Mujeres”, grabado desde el Auditorio Nacional y donde participó.