Aldonza González enfrenta el miedo a la pérdida con su primera novela
La escritora mexicana Aldonza González lanza su primera novela, Nueve punto cinco, donde aborda temas como la clonación, el duelo, la memoria y la deshumanización
Karina CoronaLos relatos de la escritora mexicana Aldonza González deambulan a través del presente para narrar futuros plausibles, un género al que ella llama “ficción especulativa”, pues le permite crear escenarios fantasiosos que lleven al extremo a los personajes para analizar más íntimamente sus conflictos.
Hasta la actualidad, la autora había realizado cuentos cortos, los cuales llevan a sus lectores a un mundo futurista, pero ahora lanza su primer libro de largo aliento titulado Nueve punto cinco (Abismos Editorial), novela que trabajó desde hace cuatro años aproximadamente.
“El tema de la ciencia ficción fue una derivación natural, me daba cuenta que mis relatos iban hacia ese terreno, al final de cuentas, la ficción que a mí me gusta escribir son escenarios que al día de hoy no son posibles”, explica Aldonza González a Reporte Índigo.
La investigación detrás de la creación
Su ópera prima gira en torno a la clonación, un tema que años atrás se creía poco probable, incluso, algo sólo visto en el séptimo arte, pero ahora ya forma parte de la realidad.
Para poder llevarla a cabo, Aldonza González se documentó acerca de las nuevas tecnologías, así como de los diversos casos que ya existen en el mundo sobre la clonación.
“Más allá del chispazo, el género te exige una investigación. Por ejemplo, hasta 2017, ya existían personas que lidiaban con su duelo a través de la clonación, hablo mucho del caso de Barbra Streisand, su perrita murió, pero le encargó a un laboratorio clonarla; para mí es curioso que se encuentren formas tan raras y retorcidas, desde mi punto de vista, para lidiar contra una pérdida”, narra.
Aunque al inicio la escritora lo planteaba como un futuro lejano, se dio cuenta de que en el mundo ya existen varios casos, mismos que, claramente, no todos están al alcance de todas y todos; incluso, conoció avances tecnológicos de los cuales mucha gente no esté enterada, temas que también explora en Nueve punto cinco.
“Asusta ver que muchas cosas que imaginé para la novela ya están pasando, yo lo veía a 50 años. En España, lugar donde ahora resido, ya hay recortes de gas y luz por desabasto, no pensaba que iba a suceder en 2022”, indica.
En Nueve punto cinco, Aldonza lanza la pregunta “¿Qué pasaría si un día, al despertar, no fueras más la persona que recuerdas ser?” Interrogante a la que se enfrenta un clon con la memoria incompleta a causa de un fallo en el sistema de carga.
Para solucionarlo, los laboratorios Edelweiss Genetics le ofrecen vivir de incógnito en España, un país que no es el suyo y en el que no conoce a nadie, mientras ellos producen un reemplazo, uno sin fallo en la memoria. El clon adopta el nombre de Gaia Martínez y se embarca en una experiencia alucinante.
“Cuando hice el relato me pareció interesante hablar sobre la identidad, porque al final de cuentas, soy una persona que ha estado en muchos sitios, esto te permite evolucionar, cambiar, y te transforma. Me surgió la duda, si yo pudiera ver a mí yo de hace 15 años, ¿estaría de acuerdo con ella?, ¿me caería bien? Y decir cómo mucha gente cambia tanto que ni siquiera se pudiera poner de acuerdo con su versión previa”, platica.
Aldonza González propone una narrativa de introspección
La “ficción especulativa“ es el pretexto, el marco, en el que derivan otros temas más profundos como el cambio, la identidad y la deshumanización. La mirada del clon Gaia permite vislumbrar estos problemas que acontecen en la sociedad, así como la importancia del transcurso del tiempo y la memoria.
“El cambio es natural, los seres humanos cambiamos y, precisamente, lo que pone al personaje de mi novela entre dicho es que se espera que ella y sus deseos sigan igual. Está constantemente atorada en una fase de su vida y no se le permite evolucionar ni transformarse, es algo con lo que muchos podemos empatizar y decir ‘estoy cambiando y no tiene que ser malo’”, aclara.
Aldonza González empezó el libro antes de la pandemia, pero en algún punto de su escritura se vio mermada por el confinamiento, el cual provocó que tuviera varios temas a flor de piel.
“Es una reflexión no intencional, estaba preocupada por el cambio climático. Yo veía todo negro y dije ‘no puedo escribir una novela futurista si no hay futuro’, ¿qué cosas tendríamos que hacer para que el planeta sea un espacio en el que la historia se pueda desarrollar en un siglo o en 80 años y que no fuera apocalíptico”, aclara.
Realizar esta novela de largo aliento la llevó por varios caminos y retos. Principalmente, al ser una mexicana que ha vivido en otros países, estar lejos de su lugar de origen y pasar por varias experiencias de vida.
Estas vivencias le permitieron hacer una escritura más profunda sobre su sentir, pero que no fuera algo autobiográfico, simplemente una narración honesta que ella necesitaba expresar sobre su visión del planeta, la naturaleza de los humanos y los cambios que se suscitan a lo largo de su vida.
“No me interesaba hacer una historia que diera una enseñanza, yo quería reflexionar sobre estas cosas y ver a los personajes en su justa dimensión. No hay villanos ni buenos, hay gente con defectos, que cometen errores.
“Lo que quería era entender el mundo, los escritores vemos un problema, que no vamos a comprender del todo y a través del desarrollo de nuestra escritura lo entenderemos un poco más, con empatía, o, a lo mejor, reflexionar sobre un tema más a profundidad”, explica.
Que esta novela salga a la luz le trae varias satisfacciones, como poder fantasear más allá de su realidad y salir de la idea de que las escritoras ponen a una mujer protagonista como su alter ego.
Asimismo, la enorme satisfacción de ser una escritora mexicana que pueda, con su voz y letras, poner en alto el nombre de las mexicanas a través de un género en el que pocas mujeres han incursionado.
“Ha sido un proceso largo y me he quedado satisfecha. Me tocó tomar decisiones muy complicadas en función de mi manuscrito, quería explorar con editoriales mexicanas, pero el mercado no es fácil.
“Escritoras latinoamericanas y ciencia ficción no es un nicho fácil, tenemos obras que son grandiosas, la ciencia ficción es un género que interesa mucho, pero no es muy visible, mucho menos para las mujeres, pero aquí estamos y seguiremos”, concluye Aldonza González.