Agroecología o cómo alimentar un país
¿Qué puede hacer México si Donald Trump cancela el TLCAN? Expertos consideran que la agroecología debería de ser la principal alternativa para garantizar –de una manera sustentable y de respeto al medio ambiente - sus necesidades de alimentación
Azaneth CruzLa agroecología es hoy la principal opción a nivel mundial para enfrentar los efectos del cambio climático y la crisis alimentaria y en México se presenta esta ciencia como una alternativa real para enfrentar, si se cae el TLCAN, la demanda de alimentos que tendrían los más de 100 millones de mexicanos.
El volver a los orígenes del campo representa una nueva salida para México, pero eso se tendría que dar con un mayor apoyo para los campesinos por parte de los diferentes sectores de gobierno.
Derivado del cultivo de la tierra, la agroecología nació para convertirse en una disciplina, un conjunto de prácticas y un movimiento social que aboga por la recuperación del conocimiento tradicional de los campesinos relacionada a la producción de alimentos, en donde el respeto al medio ambiente, la sustentabilidad, la organización, los derechos y el cuidado de la salud convergen en su base principal.
Dentro de esta división derivada de la agricultura entran en juego dos modelos, el extensionista y el campesino.
El primero está influenciado por las políticas de los gobiernos relacionadas a la producción de alimentos, que dentro de sus prácticas logran degradar y empobrecer la tierra de cultivo.
Por otro lado, el segundo modelo aboga por la práctica milenaria como modo de producción de alimentos incorporando el respeto al medio ambiente y promoviendo la sustentabilidad a través de la recuperación del conocimiento.
Jorge Camacho, especialista en fitopatología, explica que la agroecología forma parte de un movimiento que confronta a la revolución agroindustrial de las grandes empresas alimentarias.
Camacho expone que los campesinos tienen el 25 por ciento de la tierra productiva a nivel mundial y alimentan al 75 por ciento del mundo, mientras que el 8 por ciento de las tierras pertenece a los grandes productores que apenas alimentan al 30 por ciento de la población
Soberanía alimentaria
La agroecología podría solventar las necesidades alimentarias de los mexicanos en caso de la cancelación del TLCAN, sin embargo, para los expertos, el gobierno continúa sin voltear a ver los campos, concluyen especialistas sobre el tema.
“Yo recuerdo que cuando Trump amenazaba con que se iba a acabar todo esto del Tratado de Libre Comercio, Ildelfonso Guajardo, secretario de Economía lo primero que hizo fue ver en qué otros lugares se podía comprar el maíz en lugar de fomentar la agricultura en México”, recuerda Damián Huato.
“Con los 4 millones de milpa que se siembran en México, si se subiera el modelo de la propuesta que realice llamado modelo productor innovador se podrían satisfacer las necesidades alimenticias de mil millones de habitantes. Lograríamos la soberanía alimentaria, pero al gobierno no le interesa alcanzar la soberanía alimentaria”, cuestiona el investigador.
Para Ernesto Enkerlin Hoeflich, la agroecología le trae demasiados beneficios al país, sin embargo, hace falta hacer de esta ciencia un proyecto rentable que sea apoyado en su totalidad para hacer una nación más independiente, ecológica y mejor alimentada.
Gobierno, el principal obstáculo
Nada de lo que producen los campesinos mexicanos se queda en el país, hace falta difusión sobre esta ciencia, leyes que blinden y promuevan el desarrollo óptimo del campo, que protejan a los campesinos y un mayor número de oportunidades para los mismos.
“Si se reconociera a la milpa, el gobierno mexicano tendría que reconocer las tecnologías del campo y entonces sería como hacerse un harakiri”, explica Damián Huato.
“La asociación de cultivos es una técnica meramente campesina, pero los gobiernos mexicanos han utilizado al campesino para echarle la culpa de los fracasos de sus programas, entonces si reconocen a la agroecología, tendrían que reconocer las grandes aportaciones científicas y tecnológicas que los campesinos han hecho”.
Para el doctor Jorge Camacho, la agroecología es la mejor solución alimentaria que se tiene en el mundo, sin embargo, como mexicanos nos hace falta despertar.
“Cuando el señor de Estados Unidos comenzó a amenazar que iba a quitar el TLC, la primera reacción de Sagarpa fue: como ya no vamos a poder importar maíz, vamos a traerlo de Argentina y Brasil, en lugar de decir, se lo compramos a los campesinos mexicanos y de pasada invertimos en el campo”, propone el fitopatólogo.
De acuerdo con los especialistas, hasta la fecha no hay ningún candidato presidencial que defienda la agroecología en México, así como nadie habla de proyectos para recuperar los mares, la minería o se obliga a los ciudadanos a captar agua de lluvia en sus casas.
“Yo creo mientras siga gobernando el PRI, PAN o PRD, la agroecología no tiene futuro, digo, seguiremos avanzando por el estudio de las personas interesadas en la agroecología, pero evidentemente no hay posibilidad de que se transporte a una política de estado”, opina.
Y agrega: “Hace falta mucha difusión y educación porque justo es la ignorancia la que nos lleva a creer que este tipo de ciencias no hacen la diferencia”.
‘Los jóvenes ya no quieren ser campesinos’
Trabajar en el campo resulta una actividad extenuante y poco remunerada que expone a la mano de obra, en la mayoría de los casos, a la violencia, abusos de poder y acosos por parte de la delincuencia y el narcotráfico.
“Los campesinos ya no tiene ganas de trabajar por la edad o porque son acechados por el crimen organizado”, explica el doctor Jorge Camacho.
Los salarios de un campesino oscilan entre los 150 y los 200 pesos el día con largas jornadas que en muchos casos superan las 8 horas. A las mujeres casi siempre se les pagan menos y si se es de una comunidad indígena, les pagan lo que les da la gana, expone el especialista que critica las condiciones del tema.
“Pero también se paga por kilos recolectados, en eso lugares generalmente se mantiene a las personas en lugares que parecen colonias, donde el diezmo parece operar”.
Camacho dice que se prefiere a las mujeres como recolectoras porque ellas suelen ser más delicadas con el trabajo realizado y se utiliza a los hombres como cargadores.
Huertos familiares
Además de ser una ciencia, la agroecología también forma parte de un movimiento social en el que al consumidor se convierte en un elemento activo responsable de lo que consume y el impacto de ciertas técnicas que dañan el medio ambiente.
“La agroecología implica educación medio ambiental, sin embargo, hace falta mucho apoyo por parte del gobierno en programas y difusión educativa”, explica Jorge Hernández Tinajero, ecologista, politólogo y activista por la regulación de la cannabis.
Hernández Tinajero explica que los niños necesitan saber que los alimentos que consumen no crecen en los supermercados, sino que nacen en el campo, son cultivados, cuidados y cosechados por campesinos mexicanos que forman parte desigual de una economía injusta, que hace que los alimentos lleguen a nuestros platos.
Para Hernández Tinajero es importante dar reconocimientos y apoyos a los campesinos mexicanos que hacen que alimentos sin transgenes como los que se importan de otros países, aporten no sólo a dietas saludables, sino también a la economía del país.
“En las ciudades existe una forma de sumarse al movimiento y es a través de los llamados huertos familiares. Los cultivos con fines de cultivo propio forman parte de un componente político importante que rechaza cierto tipo de procedimientos agresivos con el medio ambiente, y que tiene una vertiente que está en contra de no consumir alimentos procesados que causan daños a la salud”, explica.
El también politólogo agrega que se trata de aportar de forma individual, comprando en mercados a productores locales y creando conciencia social.