El calentamiento global está acabando con el planeta”, frases como esta ya suenan como un disco rayado. En palabras de Christiana Figueres, secretaria de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (ONU), “los argumentos de los escépticos en torno a la actividad humana y el calentamiento global han llegado a un punto que entra ya en el terreno humorístico”.
Pero lo cierto es que la situación es grave y podría ser peor. Esta semana, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó los resultados de su boletín anual de gas de efecto invernadero, en el que se afirma que los volúmenes de gases de efecto invernadero alcanzaron un nuevo récord en el 2012.
Los expertos enfatizaron que ese registro es el nivel más alto en los últimos 3 millones de años.
Y es que según el informe del Panel Intergubernamental de la ONU que se publicó en octubre de este año, “no podemos perder tiempo dando vueltas al problema; ha llegado el momento de buscar soluciones”.
El reporte de la OMM también destacó que la tasa de crecimiento de los gases del 2011 al 2012 superó la media de los últimos diez años. En ese lapso la cantidad de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera se incrementó en 2.2 partes por millón (ppm).
En la década anterior, ese crecimiento anual representaba un promedio de 2.02 ppm. El informe sustenta que el volumen de CO2 llegó a 390.9 ppm, es decir 40 por ciento por encima del nivel preindustrial.
Mary Robinson, ex Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, alegó recientemente que el hombre ya rebasó el límite seguro de emisiones, “por lo que el cambio climático ya se ha convertido en un asunto de Derechos Humanos”.
La OMM también informó que los combustibles fósiles son la fuente principal de las 375 millones de toneladas métricas (lo que equivale a 413.37 mil millones de toneladas) que se han liberado desde 1750.
Aunque no declaró las causas, la OMM señaló que también aumentaron los niveles de metano. Estos han incrementado durante los últimos tres años, pese a que se habían estabilizado a lo largo de siete años. Los niveles de metano son 260 por ciento más altos que antes de que se iniciara la práctica de quemar combustibles fósiles.
Y se incrementó el volumen de óxido nitroso, un gas de larga vida e inclusive mayor peligro que el CO2. El nivel de este gas aumentó 120 por ciento.
La liberación de CO2, metano y óxido nitroso en gran parte se debe a la actividad humana. Por prácticas como agricultura, deforestación y el uso de combustibles fósiles.
De hecho, la emisión de estos gases ha afectado directamente al calentamiento del clima. Con un aumento del 30 por ciento entre 1990 y 2011.
Adiós a las grandes ciudades
En este espacio se aludió recientemente a una investigación de la Institución Scripps de Oceanografía de la Universidad de California, la Universidad Estatal de Florida y el Centro Nacional de Investigación Atmosférica, en el que se indicó que el calor residual producido por las actividades y emisiones de industrias, edificios y el tráfico urbano influye en las condiciones meteorológicas en regiones ubicadas a miles de kilómetros de distancia.
Incluso la ONU confirmó que el cambio climático es obra del ser humano.
A la par han surgido alternativas para “enfriar” al planeta, las cuales tendrían que acelerar su paso, ya que un mapa que publicó National Geographic esta semana muestra que algunas ciudades del mundo podrían desaparecer en los próximos 5 mil años.
Aunque suene lejano, ese fenómeno podría acelerar su llegada si no se actúa a tiempo.
Entre los lugares que quedarían bajo el agua proveniente del deshielo en el planeta están Londres, Venecia, Barcelona, Lima, Ámsterdam, Buenos Aires y Nueva York.
Los expertos que forman parte del proyecto de National Geographic aseguraron que si se sigue añadiendo carbono a la atmósfera “contribuiremos a crear un planeta sin hielo y con temperaturas promedio de 27 grados en lugar de 14”.