Afecta para bien y para mal
Con economías más endebles y una población más vulnerable a los estragos del calentamiento global, América Latina podría ser de los más afectados tras el acuerdo que se firmó el fin de semana en París, durante la COP21.
Y es que antes de la cumbre de París, “las discusiones fueron solo sobre el aumento de los dos grados centígrados (...) Pero los científicos habían sido claros que con un límite menor habría menor riesgo de un clima más extremo que generara sequías, inundaciones y olas de calor", señala James Painter de BBC Mundo.
María Alesandra Pámanes
Con economías más endebles y una población más vulnerable a los estragos del calentamiento global, América Latina podría ser de los más afectados tras el acuerdo que se firmó el fin de semana en París, durante la COP21.
Y es que antes de la cumbre de París, “las discusiones fueron solo sobre el aumento de los dos grados centígrados (…) Pero los científicos habían sido claros que con un límite menor habría menor riesgo de un clima más extremo que generara sequías, inundaciones y olas de calor”, señala James Painter de BBC Mundo.
América Latina emite solamente el 10 por ciento de los gases de efecto invernadero, pero su territorio es principalmente vulnerable al calentamiento global.
De hecho, el Banco Mundial calcula que si las temperaturas siguen su aumento más de los 2 grados centígrados, más del 90 por ciento de los glaciares se descongelaría, lo que afectaría a zonas –y comunidades– de países como Venezuela, Colombia y Perú.
El acuerdo en París estipula que las ciudades y la población en los campos deberán adaptarse a los recursos y señala que para el año 2025, “los países deberán acordar una meta de al menos 100 mil millones de dólares anuales que los países ricos proveerán a los más pobres en su lucha contra el cambio climático”, de acuerdo a James Painter.
Aunque suena a una gran suma y a pesar de que el acuerdo incluye cláusulas para ayudar a países vulnerables, el presupuesto no es suficiente y algunos países de América Latina “probablemente no estarán en la lista de países prioritarios para recibir este dinero (por parte del Fondo del Clima) que estará encaminado a ayudar a los más pobres ubicados en la región de África Subsahariana”, agrega Painter.
Una América Latina limpia y renovable
El acuerdo de la COP21 podría provocar grandes cambios en las economías latinas a largo plazo, sobre todo porque se invertiría en energías renovables. Según un informe de Climascopio 2015, países como México, Brasil, Chile y Uruguay son de los más atractivos para invertir en energía limpia, ya sea solar, eólica y la proveniente de diversas fuentes renovables.
México es inclusive un diamante en bruto de sustentabilidad. En toda la República Mexicana abunda la luz solar y la situación geográfica del país permite que ese recurso natural proporcione energía todo el año.
Y con una radiación solar de 5 kilowatts por hora por metro cuadrado (kwh/m2), México ocupa el tercer lugar mundial en cuanto a potencial de uso de esta energía.
Aunque están desaprovechados, en México abundan elementos naturales y renovables como la luz, el agua y el viento. Otro factor es la falta de inversión y mientras se siga con la dependencia de los hidrocarburos como fuente de energía –no renovable– primaria, será difícil revertir la inercia que ha provocado que se destine una inversión insuficiente para el desarrollo de recursos energéticos sustentables, afectando al medio ambiente y a la economía de los consumidores mexicanos.
En México convivimos todos los días con elementos naturales –como la luz solar, el agua y el viento– que nos proveen de recursos de energía renovables, pero son desaprovechados.
México bajo la contaminación
La contaminación en México, específicamente en la capital del país, causa más de 4 mil muertes al año, según reveló la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y de acuerdo al Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés), el exponerse a contaminantes y la degradación ambiental provocan el 23 por ciento de las muertes a nivel global.
Ni barcos ni aviones
La contaminación que emiten los barcos y los aviones quedó excluida del acuerdo, a pesar de que el combustible que utilizan los barcos se convierte en emisiones de CO2 que llegan a la atmósfera.
En 2014, un reporte de la Organización Internacional Marítima (IMO) reveló que entre el 2007 y el 2012 la industria de transporte marítimo, a nivel internacional, produjo lo que equivale a casi 866 millones de toneladas anuales de CO2, es decir el 2.4 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en dicho periodo.
De hecho, si la mencionada industria fuera un país, sería la sexta nación más contaminante del planeta.
No solo eso, se estima que esas emisiones aumentarán entre el 50 y el 250 por ciento para el 2050, año en el que el transporte marítimo comercial podría ser el responsable del 17 por ciento de las emisiones de CO2 del mundo.
¿Con qué ‘ojos’, México?
El calentamiento global, los gases de efecto invernadero y el cambio climático no son las únicas amenazas que tiene México en cuanto a medio ambiente se refiere, ya que el recorte de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) no resuelve el déficit presupuestal “y sí afecta la conservación de la biodiversidad y los servicios ambientales, y por lo tanto, atenta contra el bienestar social y la seguridad de todos los mexicanos”, según expresan en una misiva más de 40 organizaciones civiles –entre ellas la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar (ANCJ)– y científicos de todo el país.
Por ello, las ONG piden a las autoridades nacionales duplicar el presupuesto de la Conanp el siguiente año y triplicarlo para el 2018.
Como parte de los “planes” para este 2016, se redujo 27 por ciento el presupuesto para la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
La ANCJ indica que ello podría afectar la preservación del jaguar, al que considera “una especie emblemática, prioritaria y de enorme relevancia ecológica, con la que nuestro grupo trabaja desde hace muchos años”, según la misiva.
Y es que dicha Comisión administra y protege al 13 por ciento del territorio nacional, el cual consta de 179 áreas que están protegidas. De hecho, la Conanp administra 26 millones de hectáreas del país, con el –insuficiente– presupuesto de mil millones de pesos.
“Entendemos la realidad económica que atraviesa el país, pero recortar el ya raquítico presupuesto de la Conanp no resuelve el déficit presupuestal, y sí afecta la conservación de la biodiversidad y los servicios ambientales, y por lo tanto, atenta contra el bienestar social y la seguridad de todos los mexicanos”, agrega la carta.
Por su parte Gerardo Ceballos, presidente de la ANCJ, indica que “salvar al jaguar tiene implicaciones éticas, filosóficas, morales y económicas, pero a final de cuentas la conservación del jaguar en México depende de que le podamos demostrar a la naturaleza un poco de amor”.
Los países ricos y sus gases de efecto invernadero