Adrián Vázquez: Las obras nunca están terminadas
Los días de Carlitos, pieza del dramaturgo Adrián Vázquez, regresa a los escenarios. En entrevista, el también director de la puesta unipersonal explica sobre la importancia de que su discurso, enfocado en el amor y la fraternidad, llegue a las nuevas generaciones
Karina CoronaHace 18 años la vida del dramaturgo Adrián Vázquez cambió completamente al crear el colectivo Los Tristes Tigres. La función de estreno, un 27 de marzo, sería con la obra Los días de Carlitos, pieza con la cual, el también director, quiere festejar estos años transcurridos.
“Esta obra nos dio la dimensión, hablo en plural, porque siempre me siento como parte del colectivo, pero de manera muy personal me dio la posibilidad de mostrar mi propia voz ante el mundo, de saber que tenía la capacidad y el ánimo de elaborar dramaturgias y dirigirlas”, sostiene Vázquez a Reporte Índigo.
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El montaje, que se realiza del 31 de marzo al 14 de mayo, en el Foro Lucerna, representó al inicio un reto el cual fue aceptado por el propio Adrián “de manera traviesa”, pues además de ser su primera obra, hablaría de él como persona.
“Sería una dimensión, a partir de mi humanidad, mi persona y como ser humano podría coadyuvar al fenómeno escénico. Creo que la potencia discursiva de esta pieza es sobre el amor, la amistad y la fraternidad, pero, al mismo tiempo, las cosas que denunciamos como los excesos y los abusos de poder han impregnado al resto de mi dramaturgia en los últimos 18 años”, sostiene.
De vuelta al origen
Compuesta de tres pequeños unipersonales, este espectáculo para toda la familia relata la historia de Carlitos, quien a sus 11 años debe hacer frente a una madre iracunda que se convierte en un monstruo de lengua bífida, a compañeros abusivos y a su propia inseguridad para expresar sus sentimientos.
Para Adrián Vázquez, actor y dramaturgo de obras como Wenses y Lala, era importante que Los días de Carlitos regresara a escena, porque mucha gente que ha seguido el trabajo de la compañía desde sus inicios constantemente le había pedido en redes sociales que este montaje llegara nuevamente a los teatros, pues durante la pandemia, tuvo la oportunidad de presentarla vía streaming.
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“Con esta obra, y ya en otras dramaturgias, hay una evolución, pero en esencia, ha marcado la poética teatral con la que de manera personal y también en el colectivo Los Tristes Tigres abordamos el fenómeno escénico.
“Me siento muy agradecido, contento, privilegiado y honrado de presentarla en pandemia, porque nos dimos cuenta de la vigencia, no solamente del texto, sino de la puesta en escena y del discurso. Agradecemos ese ánimo de la gente por volver a verla. Y que tuvimos la fortuna de concursar para obtener el estímulo fiscal de apoyo a las artes escénicas, FIAT”, expresa.
Darle vida a un niño
Los días de Carlitos es una obra unipersonal que muestra el talento y la vivacidad de Adrián Vázquez, pues además de tener el reto de interpretar a un niño de 11 años, da vida a once personajes totalmente distintos.
Para él, el reto está siempre; el objetivo como creador, actor y dramaturgo ha sido ensayar y ser constantes, revisitar los discursos, saber si existe una permanencia en ellos y en caso de que no, cambiarlos. Ser muy sensibles y honestos con su manera de concebir el mundo, recibir, con diversas perspectivas y miradas la vida, todos los días.
“Los actores recurrimos a la memoria emotiva y sensorial, a las imágenes que nos hacen recordar o habitar nuestro ser en ese periodo. Por otro lado, también el gran privilegio que tenemos los seres humanos, sobre el reto de la perspectiva, que es crear ficción y acudir a ella”, opina.
Con esta pieza en particular habita y encarna emociones, desde el gozo y el placer, pero también hacen un retrato de las diversas violencias que se pueden vivir desde la niñez.
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“Como creador y artista, lo más importante es hablar de las cosas que nos duelen, de hablar de las cosas que nos conmueven, motivan y dan un ánimo de esperanza, desde la posibilidad y la fe, la ferviente fe de que la vida vale la pena, aún a pesar de las derrotas, de las pérdidas, de los tropiezos.
“También saber que nuestras obras nunca están terminadas, de que siempre hay que trabajar algo y de que siempre hay que ensayarlas y perfeccionarlas para ofrecerles a los espectadores la mejor versión posible de nuestra puesta en escena. Y eso estamos haciendo con Los días de Carlitos, regresar a esto que nos apasiona, al teatro que nos gusta hacer”, comparte Vázquez.
Para este año, la pieza se acerca a las 550 funciones, algo que motiva al director a seguir trabajando y perfeccionando cada montaje. Asimismo, expresa que le alegra que las nuevas generaciones las sigan recibiendo.
“Ese discurso, con el que hace 18 años, un día como hoy, que me estás entrevistando, se estrenó el montaje y la compañía, ha permanecido vigente. Me sorprende darme cuenta que ahora los chavos de 18 años son jóvenes adultos y que podrán disfrutar la obra, ellos iban naciendo. Tenemos generaciones que, quizá, no han visto esta obra, con la cual ahora podemos regresar y compartirla, ver su potencia y vigencia”, expone.
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La pieza recurre a la mirada de un niño de 11 años para observar y analizar el mundo que lo rodea, edad en la que surgen los sueños y quizá, uno que otro miedo, incluso, puede ser una edad decisiva, y para Adrián Vázquez fue el darse cuenta de su vocación.
“A mi yo de 11 años le diría ¡Vas bien! ¡Síguele por ahí, ese el camino! No abandones tu sueño. Recordar esto me emociona, en verdad. Creo que difícilmente uno se pone a pensar en eso con la cantidad de trabajo que tiene en el día a día. También me diría que todo va a estar bien.
“Sigue jugando y divirtiéndote. Sigue haciendo reír a la gente, a tus compañeros. Sigue disfrutando el ver que otra gente disfruta que los haga reír”, reflexiona el dramaturgo.
El camino del teatro
Para Adrián Vázquez el teatro es una esencia muy potente, por ello la importancia de que se siga transmitiendo, a través de las nuevas tecnologías y poéticas teatrales.
“El teatro es el lugar en donde lo humano va a celebrar a lo humano, donde el humano se identifica, donde se ve de manera transparente y visceral. Creo que eso en esencia nunca va a cambiar, quizá cambian las formas de hacerlo, pero mientras haya gente que potencie la teatralidad, siempre los agradeceremos y siempre serán bienvenidas”, opina.