Una cosa es castigar a un culpable y otra muy diferente es señalar y acusar a una persona, solo para aprovechar el timing y la ola de escándalos sexuales en Hollywood, para la propia conveniencia.
Porque irónica y lamentablemente hacer eso victimiza al acosador o abusador sexual y desvía el objetivo de iniciativas, campañas y estrategias (entre ellas Time’s Up y #MeToo, que están en boca de todos por haberse originado en el mundo del entretenimiento) para terminar con el acoso sexual, la violencia de género y la inequidad de género.
Un ejemplo es el caso del comediante Aziz Ansari, quien fue acusado por una fotógrafa –de manera anónima en la web feminista Babe–, quien dijo que el creador de la serie “Master of None” y ganador del Globo de Oro a Mejor Actor en una Serie de Televisión este año por dicha emisión, tuvo un comportamiento sexual inapropiado cuando ambos salieron a una cita, tras intercambiar mensajes de texto y coqueteo en días anteriores. El actor y la mujer cuya identidad sigue en el anonimato y firmó como Grace se conocieron en septiembre de 2017, en una fiesta del Emmy.
La mujer lo acusó hasta este fin de semana, cuando el intérprete y comediante tiene los reflectores encima por su triunfo en el Globo de Oro.
En el encuentro acudieron al departamento de Ansari y él quiso llegar más lejos de lo que ella deseaba. Aunque no mantuvieron relaciones sexuales, intercambiaron sexo oral.
“Hey, fue divertida nuestra cita de anoche”, le expresó Aziz en un mensaje a Grace, ella respondió: “Sería divertido para ti, no lo fue para mí. Cuando fuimos a tu casa ignoraste mis señales no verbales y seguiste adelante. Deberías haberte dado cuenta de que no estaba cómoda”.
Para muchos usuarios –y medios de información– eso solamente fue una mala cita y no un caso de acoso o violencia sexual como los que se denuncian con causas como Time’s Up.
Dos caras de la moneda
“Lo que hace especialmente difícil este caso es que obligará a los hombres a examinar su propio comportamiento de un modo en el que no lo han hecho hasta ahora”, dice la periodista Emily Reynolds en el diario británico The Guardian, “alguien que ha cometido varios abusos sexuales y violaciones es fácilmente caracterizable como un depredador, un monstruo que se sitúa a miles de kilómetros de la vida y comportamiento de los hombres bienintencionados que están intentando conectar con este momento cultural. Pero el supuesto comportamiento de Ansari, por el contrario, golpea mucho más cerca”.
Mientras que Bari Weiss, de The New York Times, indica que “Aziz Ansari es culpable… de no saber leer las mentes (…) la solución no es perseguir con antorchas a los hombres, sino ser más directas. Decir ‘esto es lo que me pone’ o ‘no quiero hacer eso’”.
En su artículo titulado “La humillación de Aziz Ansari”, Caitlin Flanagan escribe en The Atlantic que “aparentemente hay un país lleno de mujeres jóvenes que no saben cómo llamar a un taxi, y que han pasado mucho tiempo escogiendo trajes bonitos para fechas que esperaban que serían noches para recordar. Están enfadadas y son temporalmente poderosas, y anoche destruyeron a un hombre que no se lo merecía”.
Pero mientras algunos aplauden la decisión de Grace de alzar la voz, otros la recriminan porque habló hasta ahora, justo cuando Ansari está bajo el ojo público, la culpan de desprestigiar su carrera y consideran que su acusación es exagerada y que no se trata de un caso de acoso o abuso.
Sobre todo porque el mismo Ansari se ha pronunciado a favor de la mujer y es feminista, tanto personal como profesionalmente, con su obra.
El actor aseguró que todo fue bajo consentimiento de Grace y dijo que es cierto “que todo pareció bien para mi (en la cita), entonces cuando escuché que no fue el caso para ella, me sentí sorprendido y consternado”.